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objetur... Dias de Cielo Azul...

San Vicente, Antioquia-Colombia, Agosto 6 al 8 de 2005.

San Vicente, Antioquia-Colombia, Agosto 6 al 8 de 2005.

Nos recibieron aquí en san Vicente, un trayecto de aproximadamente una hora desde Medellín. Nos bajamos en un pequeño parque donde en nuestro primer plano estaba una señora robusta tras una mesa llena de empanadas, morcilla, arepitas fritas, patas de gallina y afines, en el centro del parque la escultura de “la negra de la pila” construida en 1913 en conmemoración a los jornaleros de la producción minera que fue la base de la economía del municipio durante décadas. A una cuadra de allí, Nancy una de nuestras anfitrionas, nos condujo a la Casa del general José María Córdoba, una casona vieja donde vivió ocho años este personaje, aquí estaban una recua de niños correteando por todos lados, jugando con bombas de agua y bailando con un equipo a todo taco, al ritmo de no se que canciones de moda, el caso fue que ellos nos mostraron el espacio y Nancy nos contó que en ésta sede se desarrollan actividades lúdicas, culturales y formativas que le dan dinámica a este grupo de jóvenes en San Vicente (Integrado casi en su totalidad por mujeres jóvenes). Con el cambió en la dirección de la administración municipal, este grupo de mujeres ya no reciben apoyos económicos y logísticos con los que contaban anteriomente.

En la casa córdoba se reúnen varios grupos a bailar y a hacer otras actividades culturales; aprovechando la impecable y memorable imagen de la que goza el “generalísimo Córdoba” en el recuerdo y la valoración del patrimonio histórico de los Vicentinos, las jóvenes que habitan este espacio pretenden utilizarlo un poco para reconstruir y mantener la memoria de este personaje, ya que todos hablan de él, pero no se conocen en detalle sus historias, sus andanzas, su paso por Sanvicente, en esta loable tarea, se están vinculando los municipios de Rionegro, Concepción, y Santuario, municipios que también están marcados por los pasos y las huellas dejadas por José María Córdoba.

Después de conocer el lugar, ver el mal creyente de Cleta por ahí rondando y las postales del encuentro con la IRG, con la cara de Víctor incluida, confirmamos el cronograma, que empezaba oficialmente al día siguiente. El resto del día estuvimos observando la dinámica del pueblo, un pueblo tranquilo donde sí hay paramilitares, nadie sabe a ciencia cierta realmente quienes son. Un pueblo con sus calles estrechas más peatonales que cualquier otra cosa, con su música de cantina de fondo, su iglesia color blanco, sus hombres de ruana y sombrero y sus policías de camiseta por fuera, merodeando desprevenidamente en algún momento del día.

El domingo en la mañana, nos dirigimos al parque, un día en el que en San Vicente, como en la mayoría de los pueblos de Antioquia, los campesinos bajan desde sus veredas en mulas, en chivas, en willis y a pié, con café, plátanos, fresas, carne y otros productos para vender en la plaza, buscando al final del día - en la humildad que caracteriza a los campesinos- obtener el beneficio económico de toda una semana de arduas labores, de paso, ruana encima y sombrero en mano, se echan unas frías en la cantina del pueblo, unos guaritos, música de carrilera, y... “Que viva Sanvicente,” mientras más nos acercábamos, más crecía la multitud de personas, típica mañana de domingo con las cantinas y los bares abiertos, con sus feligreses ingresando y saliendo de misa y con el parque lleno de toldos de mercado: tomates, cebollas, zanahorias, pedazos gigantes de carne ensangrentada; una caseta con música que se oía en todo el parque y las chucherías y frigoríficos de costumbre que caracterizan cualquier rincón, cualquier pueblo, cualquier calle de tránsito y comercio en pueblos y urbes en toda Antioquia.

Más tarde en la casa Córdoba, nos encontramos con un grupo de niños y niñas para dirigirnos a la granja de valores, una casa vieja que queda a unos 30 minutos en carro por carretera destapada en una vereda llamada la travesía: se dice que es un punto estratégico porque de allí hay camino para SanVicente, Guarne, el Peñol y la Ceja. Mientras íbamos subiendo, Diana - otra de las chicas que le camella a todas estas apuestas- nos contaba sobre la granja de valores, nos dijo que el terreno lo habían dividido y que a cada parte le habían asignado por nombre un valor, que por ejemplo la trocha que hay que caminar a la entrada se llama perseverancia -por obvias razones- hay otro espacio donde hay un cultivo de un primo de Diana y ese es el respeto, el salón donde hacen las reuniones y tertulias se llama sabiduría, incluso allí hay un cuadro de un búho que es el animal que representa este valor, más arriba de la casa hay dos tanques que antiguamente distribuían el agua a toda la vereda y que ahora toman el nombre de “el centro de poder” porque desde allí se puede divisar el Peñol, Rionegro, Sanvicente; por otro lado nos contó que esta casa había estado abandonada por aproximadamente ocho años, pero que antes estaban los paramilitares allí por ser como ya lo hemos dicho “un punto estratégico”, también por esta razón las muchachas prefieren llevar las cosas con calma. La casa es de la abuela de Diana, que al morir su esposo se fue a vivir a Rionegro, ahora es frecuentada básicamente por dos grupos: “viva la música” que es un grupo que recibe clases de flauta en la granja, y “granja de valores”; un grupo de mujeres adolescentes que hacen cortinas y tejidos en macramé. El espacio lo han habitado por lo menos cuatro grupos, como el que visitamos el domingo: “Triunfadores”, un grupo de niños con una difícil realidad intrafamiliar, señalados en la escuela como niños problemas, pero vistos aquí como niños potenciales. Además la pretensión es también cultivar, pero en vez de hacerlo de una manera lineal y tradicional han empezado a hacerlo con figuras como un sol o una luna. Andrea otra de las coordinadoras de este proceso, nos contó que es un poco difícil la cuestión con el manejo presupuestal, pues ellas por ejemplo le pasan el proyecto a ICBF, directamente le entregan los informes y todo lo demás, pero como no tienen ninguna estructura legal, les toca aceptar a la administración municipal para recibir el apoyo económico y esto crea trabas, además el alcalde nunca se da cuenta del trabajo que ellas realizan; por ejemplo, tenían un proceso muy bueno el año pasado con los personeros de todos los colegios en el municipio, pero por este tipo de inconvenientes se perdió, así que lo que pretenden para el próximo año es sacar su propia personería jurídica y poder trabajar de manera totalmente independiente.

Al día siguiente, lunes a las 7:05 de la mañana, estábamos en “la virgen”, - lugar de referencia para encuentros que tampoco falta en ningún pueblo - , esperando el carro para ir hasta el colegio de la vereda “la magdalena”, ha realizar un taller con los muchachos de décimo y once, y después de pasar por lo menos 40 minutos en carretera destapada, llegamos a un colegio mixto donde recibimos la fatal noticia - que debía ser comunicada desde el día anterior por el personero de la institución -: “es que como ustedes no tiene estructura legal y no vienen en representación ni respaldados por el programa de clubes juveniles de la alcaldía, no pueden trabajar con los muchachos; el personero debía de avisarles pero no las encontró” - increíble hasta donde nos coartan las estructuras-, después de mucha indignación y hasta un poco de rabia, Andrea se dirigió a los muchachos del taller y al presentarnos les contó la situación, incluyendo la propuesta del rector de reducir el taller de tres horas a cuarenta minutos, después ella habló con el rector y lograron llegar al acuerdo de que en otra ocasión, nosotros vendríamos a dar el taller, con el transporte pago desde Medellín por parte de la institución. A pesar de que no pudimos realizar el taller que era una de nuestras más grandes expectativas, fue una muestra más para nosotros de la perseverancia y paciencia que hay que tener con todos estos procesos -conectándolo un poco con la granja de valores- y que son igualmente espacios en que entramos a intervenir y transformar y que esto no se hace tan fácilmente, hay que entender que en una sociedad que se sustenta en relaciones verticales, autoritarismo y desigualdades, estas situaciones se presentan con normalidad, pero aun así, hay que saberlas tomar con dignidad para llegar a donde se pretende, resistirlas, contradecirlas y transformarlas.

POR:

LEONARDO JIMENEZ

KAROLINA SANCHEZ

RED JUVENIL DE MEDELLIN

  • 15 de diciembre de 2005 23:55, por neco

    Esta nancy , es la misma Nancy G. V.?
    Una respuesta para poder enviar mi mensaje (GV. apellidos)

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