Chechenia: Jihad contra Gasavat

Chechenia ocupa un lugar de privilegio en el capítulo de guerras olvidadas, de sufrimientos de miles de personas sin nombre, de injusticias infinitas que llegan a nuestros ojos como simples actos de ese enemigo que vale para todo que es el terrorismo. A continuación reproducimos un artículo tomado de un periódico chechenio, promovido por la sociedad civil que demuestra que no todo es tan simple como nos lo pintan. Putin y los amigos de Putin, los que se lo consienten y callan ante tanta atrocidad, también tienen su parte importante de culpa, responsabilidad y causa de la guerra.

Hasta hace realmente poco no ha habido una estrategia, concreta ni considerada, para dirigir la República de Chechenia. Chechenia es como un guión que la Admón del Presidente de la Federación rusa utiliza para practicar. Ni siquiera los lideres políticos definen el curso que deberían de seguir ellos mismos en la República. Los actuales líderes, el Presidente Alu Alkhanov y el Viceprimer Ministro con responsabilidad de seguridad, Ramzan Kadyrov, acaban de romper la baraja en este juego.

Desde la muerte de Akhmat Kadyrov en el estadium de Grozny, el Kremlin no ha tomado todavía su decisión final, sobre a quién colocar en Chechenia y cómo hacerlo. Esto queda demostrado por la forma de reparto de poder en la República, ningún líder o persona que ha trabajado por el liderazgo están fuera de juego. Excepto, como es de esperar, aquellos que están por la separación de Chechenia de Rusia. Mientras tanto, la opción temporal que dirige la República, la combinación de cuento de hadas Kadyrov con el joven Alkhanov, es actualmente la líder.

Alkhanov es sin ninguna duda un hombre decente, hecho que según parece el Kremlin valoró para ponerlo como candidato. La opinión pública ve la debilidad de su Presidente, pero todavía tiene algo de confianza en él. Este apoyo no ha sido dado, en el último año, a su presidencia sino que se puede considerar como un crédito personal al líder de la República, lo cual todavía no está funcionando del todo.

Ramzan Kadyrov es patriótico a su manera, algunas de sus actuaciones continúan siendo ejemplos de su deseo para servir a su República y su gente. Entre los ejemplos se puede citar, su reciente decisión de cerrar los centros de juego y aquellos en construcción en Chechenia. Aunque reconociendo sus logros del pasado año, Ramzan Kadyrov no puede competir con su padre, para dirigir los asuntos de la política exterior. Diciendo esto, Kadyrov es todavía de utilidad para el Kremlin y Moscú que no pueden ver a nadie más en la República en este momento.

A pesar de que un número elevado de personas cree en la teoría de que Moscú decide todo y que Moscú apoya a alguien en Chechenia, El kremlin solo decide las líneas generales, el resto lo deciden personas concretas. Esto se refleja en el interés del Kremlin porque sobrevivan las nuevas figuras políticas en la República; gente que sea tan capaz de influenciar en la situación actual como de no salirse de las normas. El Kremlin necesita opositores pero que estos no vayan en contra de las autoridades sino contra determinadas figuras de las autoridades, llámese Kadyrov. De cualquier manera, la oposición no debería convertirse en militar para no provocar un conflicto; poniendo en entredicho la actual “estabilidad” en la República; como lo hizo el conflicto reciente entre Kadyrov y el anterior Vice-Primer Ministro de Chechenia, Bislan Gantamirov.

Respecto a los separatistas; después de la destrucción del lider separatista Aslan Maskhadov, estaba claro que no se iba a tener ningún tipo de contacto con ellos. Su eliminación provocó la división política de Chechenia únicamente en dos bandos, el pro-Moscú y el pro-Ichkeria. En el fondo de este conflicto está por un lado, el Kremlin y el líder de Chechenia Pro-Moscú y por el otro el terrorista y líder radical de los separatistas chechenos, Shamil’ Basaev junto a los que lo apoyan. No queda ningún Centro, la parte moderada que prefiere una solución política del conflicto y que era liderada por Maskhadov. Esto se ha convertido en una posición del tipo: buenos y malos. El Kremlin va de bueno y proclama un futuro de Paz para Chechenia, mientras Basaev es el malo pues llama a la Jihad total. Basaev es el tipo de enemigo que el Kremlin quiere ver en el Caucaso. Éste toma como rehenes hospitales y colegios. Continuamente realiza actos terroristas y llama a los musulmanes a la Jihad. Basaev es malo. Es el clásico enemigo que necesita ser destruido por el Kremlin y ésta será su objetivo en el Caucaso.

En estas circunstancias se ha declarado la Jihad, otra vez. Esta vez contra el wahabismo y el terrorismo.

En la República Chechena, Agosto se caracteriza no sólo por el duro crecimiento de la tensión, la rutina del “reforzamiento de las medidas de seguridad”, en línea con el aniversario del ataque a Grozny por guerrilleros, el 6 de Agosto de 1996, sino también por las repetitivas declaraciones de jihad. El 4 de Agosto, el nuevo mulá de Chechenia, Sultán Mirzaev anunció aceptar la fatua decisión de los clérigos de las escuelas islámicas sobre una cuestión actual que declaraba la guerra santa contra el Wahabismo y los terroristas.

El primer vicepresidente del Gobierno, Ruslan Kadyrov, el Ministro del MVD, Ruslan Alkhanov, el Jefe de todos los poderes de Chechenia y los imanes de 14 regiones del llamado wahabismo tomaron parte en la ceremonia proclamando la nueva jihad. El mulá llamó al wahabismo “el azote de los siglos XX y XXI” y declaró que no debe haber duda en la corrección de las acciones de aquellos que luchen con esta declaración. También expresó su disposición personal a tomar las armas y luchar con los militantes Wahhabi. Está lejos del primer intento de empezar la “guerra santa” sobre el territorio de la República Chechena. Ha habido varios en los pasados catorce años.

En el otoño de 1991, después de Djokhar Dudaev tomara el poder en la república y de los intentos del poder ruso para forzar el estado de emergencia sobre el territorio de la República Chechena, varios líderes espirituales llamaron a declarar la jihad contra Rusia(en un integrado Gazavat Caucasiano). Lo más probable es que su anuncio impidiera el rápido fracaso de la acción estatal.

Sólo tres años más tarde, en el invierno de 1994, cuando el Kremlin anunció el comienzo de operaciones armadas para restaurar el orden constitucional sobre el territorio de la República Chechena de Ickheria, la jihad se declaró contra Rusia. Esta vez fue declarada por el mula Makhmad-Khusein-Khadji-Aslabekov. Sin embargo Aslabekov se retractó de su declaración después de unos pocos meses.

En 1995, el nuevo mulá de la República Chechena de Ichkeria, Akhmat-Khadji Kadyrov una vez más declaró la jihad contra Rusia. Después de la finalización de la “primera Guerra Chechena” la necesidad de declarar la jihad no desapareció. Su declaración fue ahora contra los secuestradores e incluso unos contra otros. En 1998, después del enfretamiento en la ciudad petrolífera de Gudermes entre las fuerzas de seguridad del C.R.I. y los “jamaat-ites”(militantes islámicos), estos y los otros declararon la jihad. Pero todo se quedó en palabras.

Durante este tiempo, los “rostros de la nacionalidad árabe” empezaron a aparecer en Chechenia(muchos de ellos por alguna razón hablaban excelente ruso). Éstos difundieron la idea de la jihad entre la juventud islámica. “Valientes y bravos chechenos” fueron llamados a “hacer la jihad” no en ningún antiguo lugar, sino en el cercano Este, más específicamente, en Jerusalén, para liberar la “ciudad santa” y en la importante mezquita de Al-Aqsa.

En 1999, tras la penetración de tropas rusas en el territorio de la República, Aslan Maskhadov convocó al clero para que llamara a la gente a gasavat. Hoy el nuevo mulá de Chechenia llamaba a una jihad sostenida, a una guerra santa contra los Wahhabis y el terrorismo. (Por cierto, el llamamiento a la “guerra santa” tiene lugar no sólo en Chechenia. Desde el comienzo de las acciones militares en Irak por Estados Unidos, el líder de la autoridad espiritual de los musulmanes en la parte Europea de Rusia, también declaró la jihad contra los Estados Unidos).

El Primer Vicepresidente del Gobierno Ramzan Kadyrov, calificó el documento del mulá como importante y oportuno, proclamando la jihad contra el wahhabismo y el terrorismo sobre el territorio de la República Chechena. “Doy la bienvenida a esta decisión. También en nombre de los responsables políticos de la República Chechena y fuerzas de seguridad que, de hecho, están situados en primera línea en la guerra contra el terrorismo y el wahhabismo. Éstos son los primeros que deben estar seguros que sus acciones no crean conflicto con el Corán y el Islam”, anunció.

El representante de la Duma de Rusia, Ruslan Yamadaev se unió con el Primer Vicepresidente. “Considero que es una muy importante, oportuna y bien pensada decisión para dar respuesta a esta complicada cuestión que preocupa a la sociedad chechena por completo y a los luchadores del M.V.D. y otras fuerzas de seguridad en particular”, afirmó a la agencia Interfax.

“En la lucha contra los Wahhabis y el terrorismo cientos y miles de miembros de las fuerzas de seguridad han sido asesinados. Entre ellos, decenas de los más queridos y cercanos, como el Presidente de Chechenia Akhmat Kadyrov y sus sobrinos. Mi hermano fue asesinado, el héroe de Rusia Dzhabrail que dirigía la subdivisión especial “Este”, añadió. Volaron y dispararon a muchos policías, imanes y servidores del estado, todo en nombre de la jihad. Pero ahora, nosotros planteamos una ruptura clara y el singular significado para esta cuestión, quién de hecho esté en el verdadero camino de la jihad.”

Sin embargo, la proclamación de la jihad contra el Wahhabismo y el terrorismo en Chechenia no encontró el apoyo de los actores religiosos y sociales de Rusia. En una entrevista con la Gaceta Rusa el Supremo Mulá de la parte asiática de Rusia, Sheik Hafigulla Ashirov declaró que hay una ausencia de definición legal de wahabbismo en la moderna legislación rusa, tales denominaciones en el nombre de un mulá(que es como decir en nombre de una organización social) no puede tener fuerza legal. “Rompen la unidad legal de la Federación Rusa, dijo Ashirov, el wahhabismo no tiene nada que ver con llamamientos al terror. Es un impulso en el pensamiento islámico y no una táctica en las formas de lucha. La moderna legislación no prohíbe el pensamiento”.

Aleksei Malashenko, miembro de Consejo Científico del Carnegie Center de Mosú y analista político está de acuerdo con Ashirov. La Gazeta difundió su opinión. “El segmento proruso de la sociedad chechena está vinculado al Islam y esto no puede ser un factor de movilización. Los guerrilleros sólo se lanzarán contra aquellos antiguos soviéticos a los que se declara la jihad”. Lo más probable es que la información sea una réplica a la entrevista de Basayev en los Estados Unidos. “Jihad” se convierte en una palabra de provocación. Tú me declaras la jihad a mí, bueno, yo te la declaro a ti. Como jugadores de damas”, dijo.

La Jihad o Guerra Santa que el profeta Mahoma propuso tiene un objetivo. Pero este objetivo es algo diferente de las interpretaciones que varios líderes espirituales difunden actualmente. La palabra jihad viene de la raíz de una palabra árabe que significa “esfuerzo, usar la fuerza”. En el Islam, jihad significa cualquier esfuerzo dirigido hacia la expansión de la verdad. Gazavat o pequeña jihad, es la guerra santa. De acuerdo con la ley islámica, en los países donde la Saria no se aplica, declarar la guerra, incluso la guerra santa es un derecho que sólo el líder del estado puede tener.

Sin duda, una de las formas de jihad es la guerra, pero sólo en aquellas circunstancias donde evitarla es imposible. El profeta Mahoma, en referencia a la jihad dijo que “la Suprema Jihad, en la que una persona lucha consigo mismo”. Esto significa que los verdaderos creyentes deben luchar por encima de todos con ellos mismos, con sus propios fracasos y errores, intentando corregirlos y no tolerarlos en el futuro.

En los textos de Mahoma se afirma que mientras el profeta Mahoma volvía de uno de sus compromisos dijo, “...nosotros volvíamos de una pequeña jihad, para llegar a la Gran Jihad”. Hacemos notar el hecho de que después de esto él nunca tomó parte en ninguna batalla.

Según uno de los imanes de la mezquita en Grozny, ni una línea del Corán en su pureza textual e histórica permite luchar en tierras diferentes por cuestiones étnicas, religiosas o raciales. “La jihad armada no sólo está estrictamente restringida por palabras que pueden o no otorgar fuerza legal, sino que está severamente regulada. “El Profeta Mahoma dijo como hay portarse en un campo de batalla” afirmó el imán. “El recurso a la guerra nunca debe darse, si una solución pacífica es posible. Las medidas deben ser puras y no egoístas o personales, no para intereses o planes nacionales no debe estar presente la fuerza. Debe haber una proclamación de guerra, anunciada por los poderes oficiales y después de consultas apropiadas. La población civil no debe sufrir. Nunca permitir el destierro, el saqueo o la destrucción por costumbre”.

La declaración de la jihad contra el Wahhabismo y el terrorismo después de seis años de “operaciones antiterroristas” sobre el territorio de la República Chechena que han costado la vida de decenas de miles de nuestros compatriotas, definitivamente parece un poco extraña y fuera de lugar. El incendiario llamamiento a “luchar con la jihad contra los Wahhabis y terroristas” difícilmente resultará en el establecimiento de la paz y la estabilidad en nuestra república o en el acuerdo y mutuo entendimiento que en nuestra todavía rota sociedad chechena está faltando.

La Jihad es definitivamente necesaria para nosotros hoy, pero no una jihad en la que unos chechenos exterminen a otros. Necesitamos una jihad contra los asesinos y los secuestradores de personas, jihad contra los asesinatos extra-judiciales y las torturas, jihad contra los aparatos burocráticos, contra el soborno y la arbitrariedad administrativa, contra el desempleo, contra la adición a las drogas y el alcoholismo, Jihad para la renovación de una nación, la restauración de nuestra república y el futuro de nuestros descendientes.