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Patrick Jackson

Injusticias que echan más leña al fuego en Chechenia

Injusticias que echan más leña al fuego en Chechenia

Patrick Jackson BBC News. Martes, 1 septiembre 2005

Rusia no ha vuelto a hacer cómputos anuales de los ataques que terminan con pérdidas masivas de civiles desde el secuestro de la escuela de Beslan , a manos de militantes pro-Chechenia.

Pero en Chechenia, los civiles continúan sufriendo la eterna guerra separatista, invisibilizada a propósito por las restricciones de los Media rusos.

Es rara la noche que pasa sin una emboscada de los rebeldes o una redada de las “Fuerzas de seguridad”, las últimas veces solamente han sido hechas públicas por grupos que trabajan por los Derechos Humanos.

Puede que los refugiados chechenos nunca más tengan que pasar los fríos inviernos en tiendas de campaña. Pero muchos permanecen dispersados fuera de su tierra, desposeídos y amenudo viviendo en condiciones infrahumanas en granjas, fábricas o vagones de tren.

“No hay guerra en Chechenia desde hace tres años, la guerra acabó” dijo el Presidente ruso, Vladimir Putin, a los periodistas a finales del año pasado.

Pero la violencia que ha devorado y se ha extendido por Chechenia, no ha parado todavia; además el señor de la guerra Shamil Basayev, quien se adjudicó la autoria del ataque a Beslan, no excluye de su estrategia las tomas de rehenes en masa.

Así como Beslan continúa recordando a los niños que murieron, la amargura en ambos bandos hace que siga en marcha un conflicto particularmente brutal.

Lucha solitaria

Mientras la guerra ha acabado para Putin, ésta entra en su sexto año para el nuevo lider de los rebeldes chechenos, Abdul-Khalim Saydullayev. En un comentario on-line realizado el mes pasado, éste dijo que los pasos, no políticos, seguidos en Chechenia son comparables a un simple ataque a los soldados rusos por combatientes chechenos. “Si alguien piensa que el destino de la población chechena se decide en Estrasburgo, Washintong o Moscú está tremendamente equipocado”, añadió.
El discurso de Mr Saydullayev sugiere que los rebeldes no confían en ninguna intervención extranjera en Chechenia. Ellos argumentan que hechos como el de Beslan deben ser vistos como una gran pérdida de civiles, por su parte, acusando a Rusia del Genocidio.

Este hecho trae a la memoria asociaciones, particularmente dolorosas, tras las deportaciones en masa de chechenos y de sus vecinos Ingush por Stalin, en 1944 con la excusa de mantener relación con los nazis. Decenas de miles de chechenos pensaban que iban a morir, antes de que a los supervivientes se les permitiera volver desde Asia central en 1957. Este evento fue el argumento clave para la declaracion de la Independecia de Chechenia en 1991. Mientras otras regiones como Ingushetia y el norte de Ossetia, donde está Beslan, fueron elegidas para permanecer como repúblicas autónomas.

El bombardeo indiscriminado de ciudades y pueblos chechenos por parte de Rusia, particularmente durante la guerra de 1994-96, junto a las tácticas de “guerra sucia” como secuestros, hacen pensar en las causas de la radicalización de las tácticas chechenas.

“Es innegable que las desapariciones, asesinatos, torturas y los malos tratos continuan siendo frecuentes, con abusos de la mano de la federación y de varias fuerzas de seguridad chechena, al mismo tiempo que de los grupos armados de la oposición”, dijo Victoria Webb de Amnistía Internacional a BBC news website.
Para añadir más leña al fuego, muchos rebeldes ven el conflicto como una lucha religiosa, viéndose como musulmanes combatiendo contra un Estado sin Dios.

Búsqueda de un líder

La muerte de Aslan Maskhadov en un ataque en Rusia, en el mes de marzo, supuso la pérdida de un lider checheno veterano en negociaciones de Paz, antes de que Putin llegase al poder. Él denunció a los asaltantes de Beslan como locos, mientras argumentaba que la brutalidad de las tropas rusas les había hecho perder la razón.

Diederik Lohman de Human Rights Watch dice que los rebeldes aparecieron con falta de fuerza y de unión. “Creo que se trata de pequeños grupos de afiliación libre, que tienen más o menos la misma idea sobre lo que quieren conseguir, y usan los mismos métodos, lo cual no implica que estén coordinados entre sí” dijo a la BBC News website.

En su libro “Dentro de la Rusia de Putin”, Andrew Jack compara la suerte de los chechenos con la de sus vecinos de Ingushetia cuyo éxito, una falsificación pacifica de república con Rusia, él atribuye mayoritariamente al buen hacer del líder político en el momento preciso.
Aunque nunca fue crítico con el uso de la fuerza por parte de Moscú, Ruslan Aushev , consiguió un gran respeto como presidente de Ingushetia. En Beslan, ayudó en las negociaciones para la liberación de 26 personas, incluidos niños, cuando entró a la escuela durante el secuestro. Minutos antes de la explosión del último día, el estuvo hablando con los secuestradores por teléfono.

Impunidad

Las buenas intenciones del Kremlin para el norte del Caucaso “libertad y justicia” suenan completamente huecas para muchos.

Chechenia se ha convertido en sinónimo de impunidad: así las madres de Beslan exigen responsabilidades a la autoridades que manejaron el secuestro de la escuela, los chechenos señalan el número tan reducido de soldados rusos que han sido perseguidos por abusos contra los Derechos Humanos, y por su parte los rusos quieren justicia por las víctimas civiles a manos de los rebeldes chechenos.

Por lo menos 400 residentes de Beslan firmaron una carta que mostraron al mundo en la que decían: “Nosotras no queremos vivir por más tiempo en un país donde la vida no valga nada”.
Victoria Webb de Amnistía dice que la situación en Chechenia puede ser “ uno de los efectos de la política de un gobierno que hace caso omiso a los principios de los Derechos Humanos”.

Las “Fuerzas de seguridad” enviadas a Chechenia están marcadas por dos estereotipos: los chechenos son criminales y/o terroristas. Los chechenos fueron identificados como integrantes del crimen organizado en las ciudades rusas, de ataques a aerolíneas y otros objetivos civiles en el que fue llamado “el verano de miedo de Moscú” que tuvo lugar antes de Beslan.

Los rusos que hablan de genocidio en Chechenia normalmente hablan de otra cosa: el destino de los 270.000 rusos y otros residentes no autóctonos que supusieron un cuarto de la población Chechenia cuando la URSS despareció. Abandonados por el Estado ruso, se convieron en civo expiatorio, cuando los rebeldes declararon la independencia.
El intento para documentar adecuadamente la extensión de la violencia que sufrieron, ha dado contra el muro de silencio de Moscú.

En Chechenia, pocos años después de que comenzara la segunda guerra, no habia apenas residentes no autóctonos, según el grupo de Derechos Humanos Memorial. Ahora esparcidos por Rusia, los amargados refugiados rusos van dando un mensaje de venganza erróneo.

Costo incalculable

“A la mañana siguiente nevó/después de tanta lucha/la nieve me mató/puso fin a una corta vida”. Ciudad muerta, la cantante de rock rusa Yuri Shevchuk en su requiem por Grozny, capta los horrores de la guerra en la que la inocencia se pierde.

De acuerdo con los datos de campo tomados por Human Right Watch, entre los refugiados chechenos en ausencia de representantes de Moscú, un total de 50,000 civiles han muerto en las dos guerras, una décima parte de ellos niños.

Según Diederik Lohman, Beslan horrorizó también a los chechenos, pero las preguntas que se hacen son: ¿Dónde estaba el mundo cuando nuestros niños fueron asesinadas por las bombas rusas?. ¿Cómo puede Rusia evitar otro Beslan?

Alternativa Antimilitarista - Moc
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