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España prioriza la investigación militar

España prioriza la investigación militar

LA VANGUARDIA

El ministerio que dirige José Bono defiende que ya no existe frontera entre
la I+D de defensa y la civil.

LUIS IZQUIERDO

Uno de cada cuatro euros que el Estado destina a la investigación en España
lo gastan las empresas del sector de la defensa. Lo afirman los datos de
Eurostat y de la OCDE y lo corrobora la ley de Presupuestos Generales del
Estado. En el año 2006 el dinero que se gastará en estos cometidos alcanza
un total de 1.683,8 millones de euros.

El presupuesto del Ministerio de Defensa sólo prevé un gasto en I+ D de
315,7 millones de euros. Sin embargo, el Ministerio de Industria asigna a
las empresas de este ramo 1.358 millones de euros más. El dinero es en
teoría un anticipo de dinero público para el desarrollo de proyectos
encargados por la propia Administración, pero en la práctica se convierte en
unos fondos imprescindibles para el correcto funcionamiento de las compañías
del sector, algunas de ellas cautivas del Ministerio, pues es prácticamente
su único cliente.

El dato nos indica que el gasto en el sector de la defensa se ha consolidado
como el que tiene más peso dentro del mundo de la investigación. A este
respecto es muy clarificadora la evolución de la distribución porcentual del
presupuesto público de I+ D por objetivos socioeconómicos entre 1995 y 2003,
recogido en el documento Indicadores del Sistema Español de Ciencia y
Tecnología 2004,elaborado por el Ministerio de Educación y Ciencia. En él
puede observarse que en el aludido periodo ningún otro sector creció tanto
como el de Defensa, que pasó de suponer el 10,5% en 1995 al 25,2% en 2003.
El que hace diez años ocupaba el primer puesto, el sector de investigación
financiada por fondos generales de la universidad, ha pasado de gestionar el
32,45% al 22,4%.

Sorprende a quienes ignoran los entresijos de las diferentes áreas que el
Gobierno emplee el 25% de su presupuesto en I+D a proyectos militares,
mientras la protección y mejora de la salud humana recibe tan sólo 7,7%. La
investigación en defensa ha crecido en esos nueve años un 150% mientras la
enfocada a curar enfermedades lo ha hecho en un 50%.

Los números traducidos al presente representan que las empresas dedicadas a
la fabricación de armamento recibirán este año los aludidos 1.683,9
millones, mientras que la investigación sanitaria se tendrá que conformar
con 287 millones.

Jordi Armadans, de la Fundació per la Pau, va más allá en su análisis de las
cifras de investigación orientadas al material de los tres ejércitos y
explica que sólo Estados Unidos destina un mayor porcentaje de su PIB a la
I+D de la defensa que España, según datos elaborados en 2003 por la OCDE.
Esa misma organización internacional expone que el nuestro fue el país que
más incrementó el dinero destinado a investigación en el aludido sector
entre 1995 y 2003.

Fuentes oficiales explicaron que en realidad todos estos datos esconden, en
parte, un engaño contable. Desde el último gabinete de Felipe González, los
sucesivos gobiernos han optado por sumarse a todos los nuevos proyectos
europeos en materia de tecnología militar: el caza Eurofighter, el tanque
Leopard, etcétera. Para conseguir que empresas españolas participasen de
esos programas los distintos presidentes comprometieron importantes pedidos
de sofisticada y costosa tecnología de combate. Pero los presupuestos del
Ministerio de Defensa no han crecido lo suficiente para hacer frente a esos
cuantiosos pagos. En su lugar, los artífices de los presupuestos han
aplazado las compras dejando en una situación complicada a las empresas, por
lo que se han visto obligados a echar un cabo financiero vía presupuestos de
investigación del Ministerio de Industria.

Pero también es cierto que la facturación de las empresas del sector ha
crecido de forma imparable en los últimos años. Según el último anuario de
la Asociación Española de Fabricantes de Armamento y Material de Defensa y
Seguridad (Afarmade), correspondiente a 2004, "desde 1996 el sector ha
triplicado su facturación y supone ya una cifra de negocio superior a los
tres mil millones de euros".

Defensa, por su parte, se limitó a informar de que su presupuesto de I+D se
ciñe a los 315 millones que figuran en los documentos oficiales del
departamento y a enfatizar, eso sí, que ya "no hay frontera entre la
investigación militar y la investigación civil". Un portavoz del Ministerio
se refirió a este aspecto señalando que "lo correcto sería hablar de
aplicaciones de carácter civil y aplicaciones de carácter militar". El
criterio se basa en la circunstancia de que muchos proyectos desarrollados
en la esfera de la defensa terminan por tener una aplicación social, como
son los casos de ciertos sistemas de tráfico aéreo, investigaciones sobre
algunos contaminantes realizados en Bosnia o simuladores para las fuerzas de
seguridad. Afarmade expone en el aludido documento que se está produciendo
una progresiva integración entre los sectores de la seguridad y la defensa,
diluyendo aún más el verdadero destino de sus proyectos de investigación.

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