casco insumissia fusil roto
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casco insumissia fusil roto

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Colectivo Abra

Desobediencia y sexo*

Desobediencia y sexo*

(*) Pues no, no va de sexo, pero... ¿a que hemos conseguido engancharos?

Colectivo Abra
colectivo.abra wanadoo.es

Para “subir nota” podéis echar un vistazo a los artículos que hemos publicado sobre Desobediencia en los números 62 y 63 de la “Lletra A”.
Lo que a continuación exponemos es fruto de nuestra pertenencia al Colectivo de Educación “Abra” y al movimiento antimilitarista de Insumisión desde hace más de 20 años.
No pretendemos “venderos la moto” de nada. Sólo queremos abrir debate sobre la Desobediencia pues pensamos que aporta claves importantes de transformación social (y no sólo de resistencia) ante el nuevo y creciente control social que se está imponiendo.

NO ACEPTES CARAMELOS DE DESCONOCIDOS (LLEVAN DROGA)
Cada vez se fabrican o exageran más “enemigos”. Es control social basado en el miedo y la desconfianza: miedo al demonio, a Ben Laden, al vecino demacrado por si es yonki, a los perros por si muerden, a las vacas locas de remate, a los catalanes por romper naciones, al “entorno” que se extiende cual agujero negro hasta tragarnos... El miedo bloquea, dificulta la reflexión serena, simplifica la realidad en “buenos y malos”, y nos hace sumisas y tendentes a delegar en aquellas personas o instituciones que creemos que nos puedan sacar del peligro.
En los países enriquecidos el sistema busca “domesticar” dóciles ciudadanos conformistas para evitar tener que reprimirlos más tarde. Domesticar es más sutil, más eficaz, más europeo. Con miedo, desilusión, sensación de soledad e inutilidad de toda acción social y política pretenden disuadirnos de intentar cualquier transformación.


DE REUNIÓN EN REUNIÓN HASTA LA VICTORIA FINAL

A veces renunciamos a llevar la iniciativa cuando nos limitamos a responder a las medidas planteadas desde el poder adaptando nuestro calendario y acción a sus temas/cebo. Somos el vagón de su máquina. Respondemos siempre posteriormente, en inferioridad de fuerzas, sin tiempo suficiente. Este ritmo desenfrenado nos obliga a funcionar como no queremos funcionar, a funcionar como ellos: buscamos la mayor “eficacia” rentabilizando al máximo nuestro tiempo y medios, inflamos nuestra realidad exagerando los datos que nos benefician, utilizamos jerga especializada que sólo entendemos nosotras... ¿No os suena a funcionamiento de empresa? Como ellos, nos creemos el “eje del bien” frente a su “mal”, contribuimos al miedo imperante aireando sobre todo una realidad apocalíptica, interiorizamos su pesimismo pasivo al limitar nuestra acción a reuniones, publicaciones y manis “tranquilizaconciencias”.

Y mientras tanto ¿Qué estamos creando? ¿Investigamos en formas más creativas de acción o tiramos de las rentas? ¿Sirve nuestro colectivo para estrechar unas relaciones humanas más sinceras, sin discriminaciones, donde poder expresar libremente nuestra ternura, donde capacitarnos para participar libremente y afrontar los conflictos de forma constructiva? ¿Vivenciamos en nuestro colectivo los valores que promovemos o sólo los proclamamos? ¿Somos colectivos transformadores o grupos de terapia interna? Lo urgente nos impide afrontar lo importante. Mostramos rabia como lo hace el perro que ladra a las ruedas de los coches hasta que se queda atrás. De derrota en derrota y tiro porque me toca.

VALE ENTONCES ¿QUÉ PODEMOS HACER?
Pues no, no tenemos la receta. Sólo tenemos dudas que ya es mucho. Las certezas, aparte de que siempre son falsas, bloquean cualquier posibilidad de crecimiento.
Lo primerito sería hacer lo que estamos haciendo: pararnos a reflexionar.
Creemos que tenemos dos asignaturas pendientes en general en los movimientos sociales.
No son planteamientos especialmente novedosos, simplemente consideramos que, aunque se habla de ellos, no se les concede la dedicación suficiente.

1)Una sería el desarrollo de mecanismos de autoformación y aprendizaje colectivo de forma estable y continuada. Está bien optar por el asamblearismo, el apoyo mutuo, la acción directa, la superación de actitudes sexistas y racistas... pero ¿Creemos que por haberlo decidido ya lo tenemos asumido? ¿Qué hacemos para autoformarnos en estas prácticas y valores? Porque debatir está bien para aclarar ideas pero no sirve para interiorizar valores ni modificar actitudes. Sería necesario introducir en nuestro funcionamiento cotidiano metodologías participativas, dinámicas vivenciales que nos permitan ir interiorizando los valores y propuestas que planteamos, espacios de reflexión y evaluación, procesos horizontales de toma de decisiones y regulación de conflictos que además de ser eficaces para el buen funcionamiento del colectivo, faciliten la formación individual de cada persona implicada.

2) La otra vía iría encaminada a “cotidianizar” y concretar lo más posible las campañas y trabajo externo que realicemos.
Trabajar un tema muy global (Precariedad, Exclusión, Militarización, Sexismo, Calentamiento global...) no tiene por qué implicar lanzar campañas así de generales, pues podrían percibirse como abstractas, sin relación con la vida del día a día.
Sería conveniente lanzar campañas más concretas, abarcables, con objetivos conseguibles, que repercutan claramente en el día a día, que faciliten la implicación ciudadana...
Serían campañas/excusa, altavoces. No se trata de engañar a nadie, sino de tener en cuenta nuestras fuerzas y la realidad social a la que pretendemos llegar.

¿Y DÓNDE QUEDA LA DESOBEDIENCIA EN TODO ESTO?
La Educación para la Desobediencia (entendida como proceso cotidiano, constante, colectivo y participativo) y su concreción en Campañas y Acciones Directas son herramientas válidas:
Para fomentar el sentido crítico y la Autogestión personal y colectiva.
Como vivencia concreta de las alternativas que planteamos.
Como acción política transformadora al alcance de cualquier colectivo humano
Como resistencia política ante cualquier intento de dominación o “domesticación.
Como respuesta eficaz ante la posible represión que pudiéramos sufrir.

¿OBEDECEMOS A LA INSUMISIÓN?
Pues no, claro, pero sí pensamos que la Insumisión nos aporta pistas, ideas, experiencias... que podemos adaptar a cualquier reivindicación social:

Campaña / cebo: la negativa a realizar la Mili (realidad cercana, comprensible, compartida mayoritariamente...) era la excusa por la que colar el debate social que interesaba: la Militarización Social, sin renunciar a su contenido claramente antimilitarista y radical.

Formación Interna: La campaña era muy coherente pero implicaba un grado de compromiso muy serio, así que desde el primer momento se realizaron talleres y entrenamientos: de acción directa noviolenta, de estancia en prisión, grupos de apoyo, relación con la prensa...

Colchón Social: Antes de la primera presentación de insumisos ya se contaba con el apoyo de múltiples y muy heterogéneos colectivos con los que se había contactado previamente.

Acción Directa: no se basaba en pedir, reivindicar, exigir... sino que desde la Acción Directa desobediente se ejercía el derecho (aquí y ahora, sin intermediarios) que la ley negaba. La novedad, coherencia, contundencia de la Desobediencia ha sido su mejor difusión.

Coordinación descentralizada: Colectivos antimilitaristas autónomos coordinados en el MOC consensuaron (sin votaciones, sin delegar en jerarquías, sin liberados...) las líneas a seguir.
Con los años, afortunadamente, la insumisión fue siendo asumida y adaptada por otros colectivos y personas a título individual, lo que la convirtió en un auténtico Movimiento Social transformador. Aunque no cuajó una coordinación de todos los colectivos implicados, las acciones descentralizadas (y adaptadas a cada realidad local) pero coordinadas en el mismo día en todo el estado aportaron un grado de unidad, eficacia y cohesión importante.

Participación: Se pensaron variadas posibilidades de implicación personal y colectiva según el compromiso que se desease asumir: puntual o continuado, sin o con riesgo, sin o con proyección pública... De esta forma se sumaba el apoyo de todos (por pequeño que fuera) y facilitaba procesos a nua mayor implicación.

Pública: Más allá de la mera coherencia personal, se buscaba difundirla para darla a conocer y generar respaldo social. No se buscaba la clandestinidad sino poner el debate sobre la mesa.

Apoyo Mutuo: Autoinculpaciones que implicaban incurrir en el mismo delito que el insumiso; acciones directas con riesgo de cárcel; renuncias de los insumisos antiguos a la amnistía concedida por no incluir a los nuevos... Todo ello permitió implicar a mujeres, personas mayores, personas de otros países... superando la imagen de problema de “chicos jóvenes”.

Credibilidad: El comprometido rechazo a los beneficios penitenciarios personales hasta que no se diera una solución política y colectiva aportó coherencia y credibilidad entre gente no afín.

Rentabilizar la Represión: Nadie busca la represión pero puesto que implicaba legalmente cárcel, se buscó rentabilizarla al máximo forzando detenciones en la forma, día y lugar que mejor convenía, con prensa, apoyos, escenificándola... La acción desobediente utiliza a su favor la posible represión del poder: si no se ejerce la represión significa un espacio ganado, si se ejerce trata de rentabilizarse al máximo como altavoz de denuncia y generador de solidaridad. Los presos generaron un amplísimo y variado apoyo social, por eso el gobierno sustituyó las penas de prisión por multas e inhabilitaciones, más difíciles de rentabilizar socialmente

Política: Pese a los cientos de insumisos encarcelados, siempre se trató de evitar el discurso meramente antirrepresivo ya que, aunque genera “apoyos”, desvía de los verdaderos objetivos marcados. No se pretendía dar pena ni ir de víctimas, sino tomar la iniciativa difundiendo los motivos por los que los reprimieron para utilizarlo como medida de presión.

Acción Noviolenta: Además de la cuestión ética y de coherencia entre los fines y los medios, demasiado largo de desarrollar, la acción noviolenta facilita la implicación de más personas, y a su vez permitió que el discurso radical insumiso pudiese ser escuchado sin “asustar” e incluso con cierta simpatía por amplios sectores sociales. Policías y militares en numerosas ocasiones mostraban su descoloque a la hora de enfrentarse a una forma de lucha para la que no han sido adiestrados. A palos ganan ellos, había que llevarles a nuestro terreno.

Creatividad y Sentido del Humor: Detención de insumisos vestidos de monos y con tutús de bailarina con la leyenda “aunque el ejército se vista de seda...”; Okupaciones de Gobiernos Militares por enjambres de insumisos vestidos de Abeja Maya; Insumisos entrando al juzgado arrastrando cadenas como quien entra a galeras; Asistencia a juicios vestidos de payasos... Se trataba de reivindicar otro tipo de activismo, divertido, ilusionante, comprometido, provocador...

SUPERAR MIEDOS ¿QUEDAMOS Y DESOBEDECEMOS?
La Desobediencia es sólo una herramienta pero portadora en sí misma de mucho contenido (Acción Directa, Autogestión, Coherencia, Participación...) por lo que tiene múltiples aplicaciones a cualquier lucha social o a cualquier coordinación de acción entre colectivos sociales afines. Pero lo que consideramos más prioritario es el ir formándonos y “normalizando” nuestra capacidad personal y colectiva de Desobediencia.
Debates, talleres... todo vale para ir analizando y vivenciando las causas, miedos, bloqueos... que nos llevan a comportarnos en ocasiones de forma tan sumisa y conformista. La Desobediencia puede remover muchos miedos: a no ser comprendidas, a ser pocas/os, a qué nos podrá pasar, a no “dar la talla”, a que se entere la familia o el “jefe”... Todo puede trabajarse.
Los colectivos mas implicados de lleno en la Insumisión podrán montar talleres de formación (al menos los de AA-MOC, pero no sólo). En últimas darnos un toque.
La Desobediencia ha demostrado muchas veces su eficacia (Insumisión, Okupación, boicots...). Se trata de familiarizarnos con ella para poder utilizarla cuando la necesitemos.
Se trata de recuperarla ya que cualquier niña/o desobedece instintivamente ante lo que no le gusta, hasta que los castigos, amenazas o chantajes afectivos nos domestican.
La Desobediencia posibilita el ir creando a corto plazo espacios de resistencia, de rebeldía, en los que desde el primer momento nos convertimos en protagonistas del proceso transformador. Esa desobediencia podrá extenderse o no, pero su ejercicio aporta desde el primer momento el disfrute de la negativa desarrollada y una recuperación de dignidad humana.
Las normas sociales a veces son referentes que en mayor o menor medida nos ayudan a crecer, pero sólo seremos personas y colectivos autónomos cuando nos sintamos capacitados para saltarnos esas normas. A veces lo que consideramos imposible es sólo que no ha estado suficientemente preparado. ¿Nos ponemos a ello?

  • 27 de marzo de 2006 15:53, por (o)

    Excelente texto.

  • 28 de marzo de 2006 18:42, por Constantina Pérez Páramo

    .-¿Dónde están las papeletas que quiero votar a esta gente del Colectivo Abra?

    .-¡Ah!, que no va de eso.

    .-Pues... ¿Qué más hay?

    Constantina Pérez Páramo

  • 4 de abril de 2006 20:46, por Felipe

    Joer que empanada tenéis. Que tendrá que ver el sexo con la insumisión. La próxima vez, más breve y mas claro porque aburrís a los cocodrilos.

  • 8 de junio de 2007 21:14, por La pelauca

    ¡cómo me gusta vuestro método de trabajar!
    cómo me gusta vuestro modo de pensar...
    ¡viva el COMPROMISO por el cambio social!
    el mensaje llegó a mí un año+tarde... pero de igual forma me despertó ilusión y esparanza: otro mundo es posible!
    así que aquí estoy, tan sólo para decir:
    ÁNIMO Y GRACIAS.

  • 29 de febrero de 2008 00:30, por nieves

    me encanta la filosofia que exponeis. os he seguido tambien en otros temas y destaco, este conforme o no, la sólida coherencia que teneis. me encantaria conoceros más

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