# España fabrica y posee bombas de racimo, según el informe de Greenpeace «Bombas de racimo: la lluvia de acero. Razones para la prohibición».
# Está confirmado que el ejercito español posee tres tipos de armas de racimo.
# Este tipo de armas son muy difíciles de desactivar.
Greenpeace exigió el miércoles al Gobierno español que prohíba la fabricación de las bombas de racimo y el desmantelamiento del arsenal existente de estas armas, cuyas víctimas en un 98% son civiles, especialmente niños.
«Razones para prohibirlas»
Un Gobierno que apuesta por la paz no puede permitir estas armas
El
apoyo a la adopción de un tratado internacional que prohíba bombas de
racimo y la mediación para la eliminación de este tipo de armas del
arsenal de las tropas de la Unión Europea, son otras de las peticiones de Greenpeace al Gobierno que se pusieron hoy de manifiesto durante la presentación del informe «Bombas de racimo: la lluvia de acero. Razones para la prohibición».
"Un
Gobierno que apuesta por la paz no puede permitir que en España se
fabriquen estas armas y que el propio Ejército español las posea", dijo
el director ejecutivo de Greenpeace España, Juan López de Uralde.
España, fabricante y poseedora
España
es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo, señala el
informe, pero el secretismo que rodea la industria y el comercio
armamentístico hace complejo acceder a la información actualizada sobre
las empresas que fabrican estas armas y, especialmente, sobre los
destinatarios de sus productos.
Sin embargo, se conocen los nombres de algunas empresas que están asociadas a la producción de bombas de racimo en España.
Así, según el análisis de Greenpeace, estas son Expal Explosivos, Instalaza SA, Santa Bárbara e Internacional Technology, SA.
Presentes en 23 conflictos
Además, está confirmado que el ejercito español posee tres tipos de armas de racimo de las cuales dos son de fabricación nacional y una es importada de Estados Unidos, señala.
Las bombas de racimo pueden haber producido 100.000 víctimas
Según
la responsable de la campaña de Desarme de Greenpeace España, Mabel
González, las bombas de racimo se han usado en 23 conflictos y pueden
haber producido 100.000 víctimas.
"El último caso donde fueron
usados fue en Líbano el verano pasado donde el ejercito Israelí
bombardeo masivamente con bombas de racimo todo el territorio sur del
Líbano", afirmó González.
Submuniciones sin explotar
La
experta señaló que allí pueden quedar un millón de submuniciones sin
explotar que están en las casas, en las escuelas, en las tierras de
cultivo y en las ramas de los árboles.
La desactivación de
estas municiones sin explotar en el sur de Líbano es una de las
principales tareas que han tenido que asumir los soldados españoles
allí desplegados.
"Creemos que es paradójico que desde España
se estén vendiendo bombas de racimo y que luego los soldados españoles
tengan que asumir en muchos casos los riesgos que supone desactivar
estas armas", subrayó González.
Tratamiento distinto a las minas
El 5 y el 30% de las municiones no estallan y quedan dispersas sobre el territorio, sostiene el informe de Greenpeace.
El proceso de desactivación de estas armas exige un tratamiento distinto al de las minas: