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Estudio de Médicos sin Fronteras y el IECAH

Un informe afirma que el Ministerio de Defensa español gastó un 2.500% más en ayuda humanitaria ineficaz

Un informe afirma que el Ministerio de Defensa español gastó un 2.500% más en ayuda humanitaria ineficaz

De la interesada instrumentalización de los métodos y el discurso de «lo humanitario» y «lo solidario» para someterlos a los intereses políticos de los estados «benefactores» y a burdas campañas de lavado de imagen de sus Fuerzas Armadas (el caso español es especialmente paradigmático) hemos hablado muchas veces en estas páginas. Os ofrecemos a continuación el último capítulo, puesto al descubierto por Médicos sin Fronteras, una de las ONGs que más beligerancia ha mostrado en los últimos años contra estos repugnantes tejemanejes. El momento de la verdad será en marzo de 2007, cuando, en una vuelta de tuerca definitiva a estas políticas manipuladoras, se discuta en la OCDE la inclusión de los gasto de las operaciones militares como Ayuda Oficial al Desarrollo.


IECAH y MSF presentan el informe «La acción humanitaria 2005: un año de desastres naturales y... mucho más»

20 | 12 | 2006

- En España, Defensa incrementó en un 2.500% el gasto computado como humanitario y se registraron pocos avances en materia de gestión de la ayuda y evaluación de resultados
- La escalada en Darfur, Chad y República Centroafricana demuestra la inoperancia de un sistema internacional que dejó de nuevo desatendidas algunas de las peores crisis crónicas.

Madrid, 20 de diciembre de 2006.- El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) presentaron hoy el informe “La Acción Humanitaria en 2005: un año de desastres naturales y... mucho más”, en el que se repasa cuantitativa y cualitativamente los resultados de la Ayuda Humanitaria internacional y española. Fue un año marcado por el tsunami, en el que de nuevo crisis crónicas tan graves como las de Darfur o Níger quedaron desatendidas, como resultado de estrategias poco equitativas e ineficaces a menudo más orientadas a satisfacer intereses políticos y mediáticos que a hacer llegar la ayuda donde y cuando más se necesita.

En el caso concreto de España, el Informe precisa que en 2005 la Administración (central, autonómica y local) destinó a Ayuda Humanitaria 108 millones de euros, el doble que en 2004, alcanzando un 4,45% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (frente al 2,73% del año anterior), lo que la acerca al 7% establecido como objetivo en el Plan Director 2005-2008. El Ministerio de Asuntos Exteriores aportó 34 millones de euros, gestionados en su totalidad por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), consolidándose así la posición de la AECI en las operaciones humanitarias. Geográficamente, África fue el continente al que se dedicó más Ayuda Humanitaria oficial, lo cual es congruente con las necesidades en el terreno. Sin embargo, algunos puntos contribuyen a ensombrecer estos avances: en realidad sólo 25 millones de euros del gasto de la AECI corresponden a Ayuda Humanitaria, siendo el resto ayudas para prevención y rehabilitación. En materia de gestión, apenas se ha avanzado en la reforma de la AECI, en la definición de mecanismos de financiación específicos de la Acción Humanitaria, y en el fortalecimiento de las capacidades logísticas o en la evaluación de resultados.

Este último punto es especialmente importante a la hora de evaluar las partidas computadas como Ayuda Humanitaria por parte del Ministerio de Defensa: en 2005, la cifra alcanzó los 24,2 millones de euros, un incremento del 2.484% respecto a los 0,93 millones de 2004. Esta suma se gastó esencialmente en intervenciones de eficacia discutible —en el tsunami (8 millones de euros sólo en el envío del buque ‘Galicia’, que llegó 44 días después de la catástrofe) o el terremoto de Pakistán (2 millones de euros, comenzando las tareas de ayuda más de 15 días después)— o en despliegues en el marco de operaciones militares que cuestionan el carácter humanitario de esta ayuda, como Haití y Afganistán. En definitiva, la Ayuda Humanitaria española necesita aclarar conceptos, identificar buenas prácticas y avanzar en la evaluación de resultados y la rendición de cuentas.

Escenario internacional

Con 157 millones de personas afectadas y 87.000 muertos, 2005 alcanzó cifras récord de damnificados por desastres naturales, el más grave de los cuales, el tsunami, disparó el gasto internacional en Ayuda Humanitaria hasta los 13.000 millones de dólares (casi el triple que en 2004), de los cuales un elevado porcentaje se destinó a la crisis del sureste asiático. Frente al tsunami, la sequía en Somalia apenas rebasó los 90 millones de dólares, y contextos de conflicto como Darfur o República Democrática del Congo, escenarios de dos de las peores crisis humanas del mundo, tampoco atrajeron, ni de lejos, la misma atención que el tsunami. La crisis nutricional de Níger fue otro ejemplo de crisis crónica en la que la comunidad internacional mostró las deficiencias de su sistema de ayuda de emergencia.

Aunque conceptos como la prevención de riesgos parecen abrirse paso poco a poco, “el sistema internacional de respuesta a desastres y crisis no asigna sus recursos de forma equitativa y eficaz”, explica Francisco Rey, Codirector del IECAH, “y la ayuda a veces parece más orientada por criterios de política exterior, de popularidad mediática o de coordinación a cualquier precio que por las necesidades reales de las poblaciones

Esta instrumentalización, a la que contribuye la confusión creada por determinadas intervenciones militares, tira por tierra los principios de neutralidad, independencia e imparcialidad que son la base misma de la Ayuda Humanitaria. Asimismo, se hace cada vez más urgente una evaluación de resultados que vaya más allá de la auditoría financiera y sea una verdadera rendición de cuentas de lo alcanzado.

En opinión de Aitor Zabalgogeazkoa, Director General de MSF España, “el sistema internacional demuestra continuamente su inoperancia, y la ayuda de emergencia no llega donde y cuando más se necesita”. “Darfur, una crisis en constante escalada cuyos efectos conocemos de sobra -desplazamiento masivo, violencia sistemática contra la población civil y las organizaciones de ayuda, contagio del conflicto a los vecinos Chad y República Centroafricana- es sólo uno de los ejemplos más dramáticos de este fracaso”.

El segundo informe del Observatorio de la Acción Humanitaria ha sido elaborado por IECAH y cuenta con la colaboración de Médicos Sin Fronteras, el Ayuntamiento de Córdoba y la Universidad Complutense de Madrid.


El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) es una iniciativa independiente que surge en el año 2000 con el objetivo de contribuir a la mejora de la acción humanitaria española. Centra su actividad en los ámbitos de la investigación, la docencia, la sensibilización y la consultoría sobre estas materias. Colabora con las organizaciones humanitarias, tanto ONG como las diversas Administraciones públicas o instituciones privadas.


Médicos Sin Fronteras es una organización médica internacional de acción humanitaria que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados. Cada año, MSF envía al terreno a más de 3.000 profesionales, que colaboran con 15.000 trabajadores locales, ellos también contratados por MSF. Cuenta actualmente con unos 500 proyectos de acción médica y humanitaria en más de 75 países, y 3 millones de socios y colaboradores en todo el mundo, de los cuales más de 330.000 en España

Noticia original:
http://www.msf.es/noticias/noticias...

  • 25 de diciembre de 2006 00:51, por gengis

    ¿quién determina la «ineficacia» de la ayuda?...¿MSF?...

    • 25 de diciembre de 2006 01:57, por V

      Ayuda Humanitaria por parte del Ministerio de Defensa: en 2005, la cifra alcanzó los 24,2 millones de euros, un incremento del 2.484% respecto a los 0,93 millones de 2004. Esta suma se gastó esencialmente en intervenciones de eficacia discutible -en el tsunami (8 millones de euros sólo en el envío del buque ‘Galicia’, que llegó 44 días después de la catástrofe) o el terremoto de Pakistán (2 millones de euros, comenzando las tareas de ayuda más de 15 días después)- o en despliegues en el marco de operaciones militares que cuestionan el carácter humanitario de esta ayuda, como Haití y Afganistán...

      Normal, el objetivo de esas actuaciones es otro: salir en las fotos...

    • 4 de enero de 2007 21:35

      Otro ejemplo del carácter propagandístico del humanitarismo militar:

      En abril de 1999 la Brigada «Aragón» participó en la Operación Allied Harbour en Albania. Al contingente se le asignó una zona de terreno en Hamallaj, situada en las cercanías de Tirana, donde se levantó, organizó y gestionó un Campo de Refugiados con capacidad para 5.000 personas de etnia albano-kosovar huidas de la provincia serbia de Kosovo a pesar de la poco recomendable naturaleza del suelo (hubo que drenarlo antes de empezar la instalación). La misión se prolongó hasta finales de Julio de 1999.

      El Gobierno español asignó 8.600 millones de pesetas para ayuda humanitaria para Albania y Kosovo. El grueso de esa cifra, 7.500 sobre 8.600 fue una suma asignada al Ministerio de Defensa con el propósito de fletar dos barcos con nombres tan ilustrativos como «Pizarro» y «Aragón», y enviarlos a Durres, en Albania, para instalar el campo de refugiados. De esos 7.500 millones de pesetas, 1.668 se fueron en gastos de desplazamiento de los barcos, 434 en transporte aéreo complementario y nada menos que 3.500 millones en los salarios de los militares profesionales correspondientes. El efecto final de esta acumulación de datos es sencillo de calibrar. Cáritas, construyó con 200 millones de pesetas un campo de refugiados para 2.000 personas, mientras que el ejército español construyó con 8.100 millones de pesetas un campo de refugiados para 5.000 personas. El coste por persona refugiada de la operación de Cáritas fue de 100.000 pesetas, el coste por persona refugiada en los campos instalados por el ejército español fue de 1.620.000 pesetas. Las cifras hablan por sí solas de una operación de propaganda.

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