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El ejército argentino intenta lavarse la cara

El ejército argentino intenta lavarse la cara

Avance en la reforma militar

A poco de cumplirse un año del anuncio presidencial de reformas en las fuerzas armadas, el Consejo de Defensa Nacional (CODENA) -convocado por el propio presidente Néstor Kirchner- se prepara para entregar un “diagnóstico comprensivo de la situación estratégica nacional” que, en caso de ser aprobado, servirá de base para la planificación militar que deberá desarrollar el Estado Mayor Conjunto (EMCO).

Así informó en su última edición el semanario “Brecha”, de Montevideo. Recién entonces “se van a definir, organizar y aplicar doctrinas específicas o subdoctrinas específicas”, explicó a ese medio uruguayo, Jorge Luis Bernetti, jefe de prensa del Ministerio de Defensa argentino.

Es posible que Kirchner aproveche el Día del Ejército (29 de mayo) para presentar las conclusiones del CODENA, un contexto altamente significativo si se tienen en cuenta los hechos que marcaron el aniversario anterior.

Según la revista “Brecha”, el proceso de revisión y modernización del sistema de defensa argentino es, sin duda, un avance sustancial para replantear la política castrense en su conjunto y definir el rol y las limitaciones de las fuerzas armadas.

El eje orientador de los cambios ejecutados a partir de la reglamentación de la ley de defensa de 1988, que ocurrió a mediados de 2006, fue el afianzamiento de la conducción civil sobre las tres armas, integradas bajo la dirección del EMCO. Una alta fuente del Ministerio de Defensa lo sintetizó de esta forma: “Acá, el que se pone en contra del poder político está frito”.

La frase refleja de modo coloquial lo que se proponía el presidente Kirchner cuando emprendió las reformas: asegurarse un principio constitucional de autoridad que parecía no estar del todo claro en la práctica.

Según el semanario uruguayo, dos episodios fueron determinantes para acelerar el proceso. En primer lugar, la denuncia que realizó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) acerca de actividades de espionaje sobre civiles en la Base Naval Almirante Zar de Trelew, Chubut.

Allí se comprobó que la Armada investigaba a funcionarios, periodistas y dirigentes locales, así como a partidos políticos y organizaciones sociales. Entre la documentación secuestrada por la Justicia también se encontraron informes sobre la ministra Garré y el ex viceministro Jaime Garreta.

El segundo hecho estuvo vinculado al malestar de un grupo de militares retirados y en actividad por los juicios contra represores de la última dictadura. Ese malestar se expresó en un acto reivindicatorio del terrorismo de Estado que se realizó el 24 de mayo de 2006 en la plaza San Martín del barrio porteño de Retiro. Cinco días después, en su discurso por el Día del Ejército, Kirchner fue contundente: “Como presidente de la Nación Argentina no tengo miedo ni les tengo miedo. Queremos al Ejército de San Martín, Belgrano, Savio y Mosconi, y no de aquellos que asesinaron a sus propios hermanos, que fue el Ejército de Videla, Galtieri, Viola y Bignone".

Sin embargo, las preocupaciones del caso quedaron instaladas en la Casa Rosada. “Lo que pasó en el acto de la Plaza San Martín es más grave de lo que parece”, advirtió el presidente a varios de sus ministros y a representantes de los derechos humanos, según reportó entonces el diario Página/12.

Se trata de un concepto clave de la actual política castrense porque elimina de plano las hipótesis de conflicto con los países vecinos, destacó “Brecha”. Este principio está claro en la reglamentación de la Ley de Defensa, al plantear la necesidad de conformar “un sistema de defensa subregional, que fomente y consolide la interdependencia, la interoperabilidad entre sus integrantes, la confianza mutua y, por ende, las condiciones políticas que aseguren el mantenimiento futuro de la paz”.

Garré explicó la noción de “defensiva estratégica” en diversas oportunidades tras la firma del decreto presidencial que puso en vigencia la norma. “No amenazamos a nuestros vecinos, les brindamos confianza. No somos un peligro para la comunidad internacional, pretendemos contribuir a ser -sin mesianismos-, en el marco de la Carta de Naciones Unidas (ONU), un poder de paz. Defendemos, sí, de manera rotunda, nuestra soberanía, nuestro territorio, nuestros recursos naturales”, dijo la funcionaria.

Por su parte, Bernetti destacó las acciones bilaterales que se desarrollan en el plano militar, sobre todo con Brasil y Chile, dos países que durante mucho tiempo fueron considerados como potenciales enemigos de la Argentina por antiguas disputas limítrofes y territoriales. El vocero indicó que la integración castrense con Brasil pasa por una estrecha cooperación tecnológica. El resultado más reciente es el Gaucho, un vehiculo militar todoterreno que se construyó con autopartes regionales. Mientras tanto, con el país trasandino se creó la fuerza binacional “Cruz del Sur” para “operar en misiones de paz de las Naciones Unidas”.

Otro aspecto relevante del concepto de “defensiva estratégica” es la prohibición a las fuerzas armadas de intervenir en cuestiones de seguridad interior. La falta de definiciones claras dejaba un hueco por el cual podían filtrarse -y de hecho se filtraron, como en el caso de Trelew- doctrinas que le atribuían al cuerpo militar funciones totalmente ajenas a la defensa.

El decreto que firmó Kirchner establece que “deben rechazarse enfáticamente todas aquellas concepciones (...) usualmente conocidas bajo la denominación de nuevas amenazas”. La aclaración no está de más, afirmó “Brecha”.
Sin ir más lejos, el ex ministro de Defensa de Fernando de la Rúa y actual candidato presidencial, Ricardo López Murphy, planteó el 16 de marzo de 2000 que las “nuevas amenazas” que debía enfrentar el instrumento militar eran “el terrorismo internacional, la pobreza extrema, la superpoblación y migraciones masivas, el narcotráfico, la degradación del medio ambiente, el tráfico ilegal de armas, el fundamentalismo religioso y las luchas étnicas y raciales”.

Las doctrinas de Washington no sólo siguen encajando como piezas de un rompecabezas en los espacios partidarios de la derecha vernácula, sino que encuentran un eco favorable en algunos medios de comunicación.

No por casualidad el diario La Nación tergiversó información al presentar un proyecto del Ejército (“Plan Ejército Argentino 2025”) como un programa en ejecución que generaba un “drástico” giro doctrinario en las fuerzas armadas, sembrando todo tipo de preocupaciones desde dos artículos que se publicaron el 25 de febrero y el 5 de marzo pasados (“Preparan al Ejército para defender recursos naturales” y “Absurda hipótesis de conflicto”).

Estas notas repercutieron rápidamente en El Mercurio de Santiago de Chile y El País de Montevideo (ambos medios forman parte, junto a La Nación, del Grupo de Diarios de América).

El propio jefe del Comando Sur de Estados Unidos, James G. Stavridis, eligió las páginas del matutino porteño para publicar un artículo sobre la “conexión vital” entre Washington y América Latina: “Hoy, más que nunca, los intereses comunes van formando el tejido de este hemisferio. Compartimos desafíos y oportunidades, y nuestros futuros están inexorablemente vinculados”, aseguró Stavridis hace un mes.

Parecería no caber duda de que los intereses comunes enunciados por el jefe del Comando Sur son, en realidad, los intereses hegemónicos de una superpotencia que busca el control de los recursos naturales de lo que habitualmente se conoce como su “patio trasero”. Para asegurarse ese dominio, han opinado reiteradamente diversos analistas críticos de la postura hegemónica estadounidense, Estados Unidos necesita de un mayor intervencionismo militar en zonas estratégicas como la Triple Frontera, donde se ubica el Acuífero Guaraní, uno de los más grandes reservorios de agua dulce del planeta.

Sin embargo, todo parece indicar que Argentina se encamina hacia la planificación de su instrumento militar en función de la defensa de ese y otros recursos, a tono con lo que sería un proceso regional de recuperación y control soberano de las riquezas naturales.

En diálogo con Brecha, el titular del Centro de Militares para la Democracia Argentina, Horacio Ballester, consideró que no habrá cambios de fondo hasta que Argentina y el resto de los países del Cono Sur corten sus lazos militares con Estados Unidos y se integren defensivamente.

“Hay que romper con el Sistema Interamericano de Defensa (SIAD), tenemos que dejar de participar en la Junta Interamericana de Defensa, abrogar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), salir de la Organización de Estados Americanos, dar por terminado el programa de ayuda militar de Washington, echar a los norteamericanos de todas las bases que tiene en América Latina, terminar con los ejercicios conjuntos, terminar con las reuniones de comandantes en jefe de los ejércitos americanos encabezadas por Estados Unidos. Hay que abjurar de todo eso y crear un sistema latinoamericano de defensa”, sostuvo Ballester.

Tomado de Rebelión

  • 3 de junio de 2007 18:15, por el ejercito argentino intenta lavarse la cara

    En teoría es perfecto. El dilema surge cuando estas buenas intenciones del gobierno argentino chocan contra una política dócil frente al hegemonismo militar estadounidense. El «partido militar» asume lo que le manden porque hoy, por hoy, no tiene «quorum» para revertir la situación y prefiere replegarse antes que perder el control pleno de los acontecimientos. Si lo que Kirchner quiere es controlar las FF.AA. de su país y encajar en ellas un nuevo concepto estratégico de defensa, lo mejor que podría hacer es reemplazarlas gradualmente por milicias de ciudadanos. Fiarse de unas FF.AA. históricamente entreguistas y asesinas de su propio pueblo es como poner las ovejas al cuidado del lobo.

    Tito

    • 19 de agosto de 2007 01:12

      *EL EJRCITO HOY EN DIA NO TIENE PARTICIPACION.
      *FESTEJAN LOS ACTOS PATRIOS A PUERTAS CERRADAS
      *EL PRESIDENTE NO TIEN NI LA MENOR IDEA DE LOS QUE BIENE: CRISIS DEL AGUA NO INVERTIMOS EN EL E A SE PUDEN HACER TANTAS COSAS SI LE SEGUMOS ECHANDO LA CULPA DE LO QUE PASO NO VAMOS A CAMBIAR MAS. TENEMOS UN EJERCITO CAPASITADO PERO SI NO TENEMOS APOYO DE LAS AUTORIDADES ESTO VA POR MAL CAMINO

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