El Pleno del Congreso aprobó el pasado 31 de octubre la Ley de Carrera Militar que, según el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, permitirá «adaptar las Fuerzas Armadas a las necesidades de la sociedad del siglo XXI». Uno de los aspectos más importantes de la ley es que reforma la enseñanza militar, sentando las bases para la creación del Sistema de Centros Universitarios de la Defensa, los cuales otorgarán títulos universitarios de grado y postgrado a los aspirantes a oficial del ejército español al realizar su formación militar. En ellos también se desarrollaran actividades de investigación de interés para las Fuerzas Armadas, colaborando con otras entidades y organismos de enseñanza e investigación. Ya que se entiende que la característica esencial de la enseñanza superior militar debe ser la investigación en el ámbito de la docencia.
Esta ley da pie a la intrusión de las instituciones militares en el sistema universitario, ya que la creación del Sistema de Centros Universitarios de la Defensa se llevará acabo adscribiendo las actuales Academias Militares a distintas universidades. Mediante esta asociación del ejército y la Universidad, se pretende crear unos vínculos institucionales totalmente artificiales e incompatibles, que en muchos casos incluso contradicen los estatutos de las propias universidades (como la de Zaragoza, por poner un ejemplo de un centro al que quedaría adscrito una Academia Militar), que declaran que los esfuerzos de la Universidad deben estar encaminados a fomentar la paz y el desarme y prohíben explícitamente la investigación y formación con fines bélicos. Además, el establecimiento de un vínculo formal entre Universidad y Ejército podría comportar la integración o presencia de representantes militares en los órganos de gobierno universitarios, así como la intervención o influencia, directa o indirecta, del Ministerio de Defensa en la vida universitaria y, en definitiva, la penetración de la cultura militar y de la guerra en la Universidad.
Ante la falta de entusiasmo de la sociedad española por formar parte del ejército profesional, que todavía es mayor entre la población con estudios, se pretende crear una oferta de estudios muy atractiva para competir con los estudios civiles. Ya que se ofrece una educación militar universitaria gratuita, de la que se obtendrá además del título militar un título civil equivalente a los que se consiguen en cualquier universidad, pudiéndose optar tanto por las salidas profesionales militares como civiles del área que se estudie. Esto supone una ventaja injusta respecto a los estudiantes que sí que se ven obligados a pagar por sus estudios y tendrán que competir con quienes han estudiado gratis a cambio de formar parte de una institución militar. Esto no significa que los militares no tengan derecho a estudiar una carrera, cosa que ya pueden hacer libremente en la actualidad, sino que las universidades tienen el deber de formar a los profesionales que pueden contribuir al progreso de la Humanidad y no aquellos que forman parte de la maquinaria de la guerra y la destrucción. Es deplorable e injustificable que las políticas para sustentar el ejército profesional español se basen en dar todo tipo de facilidades y ventajas a la gente que acepte entrar en el juego militar, ya que la estrategia de atraer a jóvenes con ventajas económicas y profesionales sólo puede llevar a situaciones aberrantes del tipo de las que se dan en países como EEUU, donde la gente pobre no tiene más remedio que entrar en el ejército para poder estudiar, arriesgándose a morir en Irak, Afganistán o cualquier otro lugar.
La Universidad debe representar la razón, el debate, el pensamiento crítico y la libre circulación de ideas, lo que es imposible de compatibilizar con la disciplina y falta de libertad personal que implica toda institución castrense, por mucho se trate de hacer un lavado de cara con este tipo de intentos de «civilizar» a los militares para presentar una imagen de modernidad, democracia y servicio a la sociedad. El ejército es una institución de esencia autoritaria, y el único objetivo que persigue la «educación» militar es crear mentes dóciles y moldeables, que sean marionetas capaces de matar y morir para defender lo que no son más que intereses políticos y empresariales. La única educación posible, en el sentido de un crecimiento a nivel humano, es una educación para la paz.
«Si no tenéis sueños, acostumbraos a tener dueños»