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Un libro reflexiona sobre la trayectoria de la okupación en la ciudad-espectáculo

Abriendo Puertas: Okupaciones en  Valencia (1988-2006)

Abriendo Puertas: Okupaciones en Valencia (1988-2006)

Una historia de la Okupación en la ciudad de Valencia, casi 20 años de experiencias con resultados desiguales, que, cuanto menos, dejan muchas preguntas en el aire: ¿ha incidido la ocupación en la transformación de la sociedad? ¿han supuesto las okupaciones una alternativa colectiva o una vía personal? ¿es el momento de inventar nuevas prácticas reinvindicativas? ¿es la ocupación realmente un movimiento social?


OKUP@S

Un libro recoge
el inicio, el
auge y la caída
de dos décadas
de uno de los
movimientos
alternativos
más activos de
la ciudad de
Valencia

José Parrilla,

LEVANTE-EMV (En Domingo), 10 de febrero de 2008

Se acuerdan del kasal popular
de la calle Flora? Sí,
aquel que despertó en los valencianos
el interés por el movimiento
okupa, por sus personajes,
por sus ideas y por sus miserias.
Pues desde aquello ya han
pasado casi 20 años a lo largo de
los cuales se ha escrito una historia
intensa de contar, siempre
impregnada de aires de libertad
y reivindicación y más frecuentemente
de lo necesario cargada
de violencia, la que según sus
protagonistas ejerce el Estado y
la que según el Estado no han sabido
evitar ellos.

De estos veinte años habla el
libro «Abriendo puertas» (La
Burbuja-2007), obra de Francisco
Collado Cerveró, un escritor
que ha vivido desde dentro
la historia del movimiento okupa
de Valencia y que describe kasal
a kasal, manifestación a manifestación,
detención a detención,
el inicio, auge, acoso y caída
de este movimiento alternativo.

El escenario de esta historia es
Valencia, «la ciudad de los grandes
pelotazos urbanísticos» donde
el desarrollismo se ha convertido
en el auténtico «monstruo
que la devora
». Y frente a
esto un «David» llamado movimiento
okupa, un impulso juvenil
nacido en Inglaterra y Holanda
en los postreros años setenta
que diez años después llegó
a España para «reapropiarse
de espacios abandonados que
son considerados fruto de una
usurpación anterior ejercida por
el capital
». «La okupación -
dice el autor- no va ligada a
una ideología determinada, ni
mucho menos a una estética de
tribu urbana
». «Su intención es
dar respuesta a la exclusión residencial,
a la carestía de las viviendas,
a la falta de equipamientos
públicos y a la especulación
inmobiliaria
», sentencia.

La primera ocupación de Valencia
se produjo el 20 de enero
de 1989. Desde varios meses
atrás la Assemble d’Okupes de
la ciudad venían celebrando reuniones
en el Casal Municipal del
Carme y ese día se ocupó el kasal
popular Palma 5, un edificio
abandonado que había sido sede
de una Iglesia Evangélica.
En este local se hicieron multitud
de actividades con el apoyo
de multitud de organizaciones como Radio Klara, el Movimiento
de Objeción de Conciencia
(MOC) o el Kolectivo
de Jóvenes de Mislata (KJM).

Aunque con un discurso confuso
y poco elaborado, hubo
campañas contra los hipermercados,
las elecciones europeas,
la monarquía, el servicio
militar o la heroína. Era el inicio
de una revolución que fue
abortada después de quince
meses de trabajo, pero que renació
con más fuerza y se extendió
por toda la ciudad.

Después de Palma 5 vinieron
el kasal popular de la calle Lliria,
Amanecer y el kasal popular
de la calle Flora, el más emblemático
de todos. Su ocupación
se produjo el 30 de abril
de 1991. «Esa tarde se hizo un
pasacalle pro-okupación por el
Carme que se dirigía hacia el
kasal de la calle Lliria. Se trataba
de una manifestación reivindicativa
y, al mismo tiempo,
maniobra de distracción
para la policía. Entre tanto, algunas
okupas se encargaban
de abrir el nuevo local y la gente
cruzaba el río en pequeños
grupos hasta juntarse más de
cien personas. Esa noche se
hizo una asamblea en el patio
mientras la gente iba descubriendo
el local
», cuenta el libro.

Con esta ocupación se consolidó
el mensaje ideológico y
se llegó a la conclusión de que
los proyectos de larga duración
eran posibles. De hecho, proliferaron
las kasales por toda la
ciudad y su área metropolitana
y se inició el enfrentamiento
con los grupos nazis que
nunca ha dejado de existir.

El asesinato de Davide, un líder
carismático del movimiento
okupa a manos de cuatro
personas extranjeras ebrias fue
un duro golpe del que se sobrepusieron
con una fuerte actividad - conciertos, exposiciones,
comedor vegano, talleres
etc.- y cierta complicidad
con los vecinos del barrio, que
en éste y en otros casales mostraron
un importante grado de
adhesión.

Después de muchos rumores,
este kasal fue desalojado el
20 de noviembre de 1996. Meses
antes había llegado al Poder
el PP y los desalojos se multiplicaron,
iniciando una etapa
de confrontación que dio mayor
visibilidad al movimiento
okupa, pero que también supuso
la criminalización del colectivo,
de sus protestas y de
sus acciones de respuesta, que
llegan a ser equiparadas con el
terrorismo.

Progresivamente fueron
ocupados el kasal popular de
la Malvarrosa, el cine Iberia,
Saudi Park, la Casa del Riu,
el Mercat de Benimaclet, la Fábrica
Maelectric, la Kasa dels
Sonnis, el Palauet de Russafa,
Pepica la Pilona, el Limonero,
Bombas Geyda y el Teatro
Princesa.

Esta última ocupación se llevó
a cabo el 16 de octubre de
1999 en respuesta al desalojo
de la fábrica de Bombas Geyda,
pero esa misma noche se
produjo el desalojo y la tragedia.
Hubo 52 detenidos y el joven
José Luis Enguídanos murió
al caer desde la platea al patio
de butacas y golpearse la cabeza.
El colectivo entendió que
a Engui lo había matado la policía
y se inicio una etapa de radicalización
de mensajes y acciones. El 23 de octubre de
1999 tres mil personas salieron
a calle para protestar por este
desalojo mortal.

La entrada en el nuevo milenio
y los años sucesivos tiene
como nuevo aliciente la subida
espectacular del coste de la
vida y del mercado inmobiliario,
que aún siendo el origen
del movimiento okupa había
quedado diluido en otras batallas
contra el fascismo, la mili
o la persecución policial.
Nombres de esta época son
los CSO (Centro Social Okupado)
La Jerónima, Mateo
Morral, El Montón, Malas
Pulgas, La Sola, Las Vías, El
Búnker, L’Horta o Xaloc, además
del barrio de la Punta, que
se convierte en epicentro de sus
últimas actuaciones contra la
especulación urbanística y la
ampliación del puerto.

De todos ellos merece una
parada especial Malas Pulgas,
un edificio de la calle Doctor
Lluc ocupado el 7 de abril de
2000. Junto con Pepica La Pilona
se convirtió en centro de
la actividad alternativa, centro
de reunión y esparcimiento del
colectivo y santo y seña de sus
reivindicaciones. Por eso su
desalojo el 14 de octubre de
2002 sentó especialmente mal.
Esa misma tarde fueron detenidos
cuatro jóvenes acusados
de destrozar dos inmobiliarias
en el Marítimo y pasaron cinco
meses en prisión.

Más recientemente, el 13 de
agosto de 2006 se incendio Pepica
la Pilona y se volvió a ocupar
Malas Pulgas, que nunca
se convirtió en el museo del
Maestro Padilla que prometía
su dueña. Pero sólo fue un espejismo.
El 17 de enero de
2007 hubo un nuevo desalojo
y con él caían los principales
estandartes del movimiento.
«Pese a esta voluntad transformadora,
la práctica de okupar
es un fenómeno que cada
día se da menos en Valencia.

La vitalidad de otros momentos
se ha diluido y no ha logrado
la repercusión social que
pretendía, resultando cuanto
menos paradójico tan escasa
acción frente al desolador panorama
que ofrece esta ciudad
», resume el autor. «Para
muchas personas implicadas,
practicar continuamente la
desobediencia civil y enfrentarse
a una enorme represión
se convierte en frustración y
agotamiento. No obstante,
hay que reconocer el esfuerzo
de esa gente que se juega el tipo
construyendo y difundiendo
autogestión y luchando por los
derechos de la ciudadanía a liberar
esos espacios
», añade
Francisco Collado, quien se
pregunta, para terminar, si será
el momento de reimpulsar el
movimiento okupa o buscar
otras formas de lucha.

http://media.epi.es/www.levante-emv...


Abriendo Puertas
Okupaciones en Valencia (1988-2006)

Nº. 3. Abril, 2007
Autor: Francisco Collado Cerveró
Rústica, 20 x 13’5 cm, 205 págs.
PVP. 15 €


Presentación

Este libro es un esfuerzo por escribir una historia próxima, la de la okupación en Valencia. Una historia reconstruida desde una mirada que se asume subjetiva, parcial y fragmentaria, que intenta alejarse de la imagen estigmatizada por los media y los intentos de criminalizar cualquier atisbo de resistencia. Una historia que intenta escuchar _y que se escuchen_ los discursos y las prácticas de l@s que viven y protagonizan las okupaciones, a través de sus medios contrainformativos, sus panfletos etc.
La Okupación de espacios abandonados para la creación de Centros Sociales Autogestionados es una respuesta colectiva, directa, pública y asamblearia que busca transformar la sociedad.

La primera okupación en Valencia para crear un Centro Social tuvo lugar en 1989, fue el Kasal Popular de Palma5. Tras él siguió la experiencia rota del Kasal de Líria3 y la consolidación de esa novedosa práctica de acción directa con el Kasal Popular de Flora6, posiblemente un referente fundamental de la movida okupa en la ciudad. A partir de Flora6 se pusieron en marcha nuevas iniciativas de Centros Sociales Okupados por muchos barrios de la ciudad (Cabanyal, Carme, la Punta, Zaidía, Benimaclet, etc.) hasta finales del 2006, con la presencia actual de Samaruc, el CSO l’Horta y el Malas Pulgas (desalojado en enero de 2007 mientras cerrábamos la edición este trabajo).

Han sido 20 años de experiencias con resultados desiguales, que cuanto menos dejan muchas preguntas en el aire: ¿Ha incidido la okupación en la transformación de la sociedad?
¿Y hacia dónde? ¿Tienen las okupaciones fuerza suficiente para enfrentarse a los procesos especulativos? ¿Cómo se resuelven las contradicciones internas? ¿Han supuesto las okupaciones una alternativa colectiva o una vía personal? ¿Es momento de inventar nuevas prácticas reivindicativas? ¿Tiene la okupación capacidad de seguir reinventándose? ¿Es la okupación realmente un movimiento social?


Introducción

Este libro surge de la creencia en que es importante dejar constancia de aquellas pequeñas luchas cotidianas llevadas a cabo por infinidad de personas anónimas. Se trata de contar una práctica y unas formas de vida próximas a la gente de la calle y alejadas del fragor de los grandes titulares. Una historia local, una intrahistoria, opuesta a la divulgación masiva, abusiva y vomitiva de acontecimientos de trascendencia mundial y al concepto clásico de que la historia se basa únicamente en los actos realizados por grandes personajes que rigen los destinos de la sociedad. Aquí se esboza el día a día, los problemas y los anhelos de personas normales y que, además, son okupas.

Este trabajo no es un ensayo sobre las okupaciones sino, más bien, un trabajo descriptivo. Se trata, principalmente, de una recopilación de información acompañada de una serie de pistas para quien quiera rastrear lo que han sido las okupaciones destinadas a Centros Sociales en la ciudad de València. Parte de las teorías expuestas corresponde literalmente a reflexiones de otros autores citados en la bibliografía, asumidas como propias y que, mucho más elaboradas y mejor escritas, merecen leerse para completar con mayor rigor este trabajo.

Algunos datos serán erróneos, generalmente por falta de documentación o porque las mismas fuentes consultadas estaban equivocadas. También hay omisiones puntuales y algunas lagunas más amplias. Mucha gente que pueda leer este libro ha vivido en primera persona momentos que se relatan en él, ha sido protagonista en algún Centro Social o testigo de algunos hechos aquí citados. Seguramente tengan una visión diferente a la mía; tal vez completamente opuesta. ¡Qué menos! Ante esos posibles errores, pido las pertinentes disculpas. Para realizar el trabajo se ha hablado con algunas personas que han vivido parte o partes de lo que aquí se cuenta. Incluso compartiendo con ellas los mismos momentos, no hemos llegado a un acuerdo en algunas cosas. Por ello es importante que tengamos una mirada que vea más allá del detalle y nos quedemos con el fondo de las cosas. En ningún momento se pretende que se tome lo aquí relatado como algo absoluto o indiscutible.
Asimismo, se ha procurado suprimir las referencias de tipo personal salvo aquellas que públicamente han desvelado identidades de personas respecto a sucesos concretos. Si alguien se siente ofendido o reconocido, de nuevo una disculpa.

El texto ha sido escrito a ratos en castellano y a ratos en valenciano, la manera en que hablamos el catalán por València. Publicar esta primera tirada en castellano responde a criterios de amortización económica y de amplia divulgación, dado que se ha considerado que este material pudiera ser de interés no sólo en el ámbito dels Països Catalans sino también para mucha gente que, desgraciadamente, desconoce el catalán. En el cajón tenemos la versión en catalán, si se asegurara una demanda mínima para asumir los costes, esa edición podría estar disponible en un plazo relativamente breve.

Con este libro se pretende contar la breve historia del movimiento okupa (si se le puede llegar a considerar como tal) en la ciudad de València desde 1988 hasta finales del 2006. El recorrido parte un año antes de la okupación del primer Kasal Popular, al considerar que a partir de ese momento se inicia de una manera organizada, novedosa y diferente la voluntad de diversos colectivos e individualidades de la ciudad por okupar espacios abandonados para darles un uso social, cultural y político. Ese objetivo se resume en el intento de crear proyectos libres y autogestionados como herramienta de transformación social, desafiando a la política institucional y partidista que ha convertido a València en una ciudad cada vez más deshumanizada, desarrollista, especulativa, irracional y espectacular.

Estructura del libro

Abre el trabajo un capítulo dedicado al urbanismo y la vivienda en València. Una manera de situar rápidamente los graves problemas de esa índole que sufre la ciudad. A continuación, hay un repaso a los orígenes, la teoría, las ideas y los objetivos de las okupaciones.

El bloque central, es la visión global del proceso vivido en la ciudad, en la que se intercalan experiencias de casas okupadas y CSOA. Se intenta mostrar quién actúa en las okupas, de qué manera se organizan, cómo se toman las decisiones, cómo difunden sus prácticas, cómo son sus relaciones cotidianas y cómo interactúan con otros movimientos y con el conjunto de la sociedad. Además se repasan, una a una, las diferentes okupaciones que han funcionado como Centros Sociales Okupados. Como excepción, también se mencionan las casas okupadas Amanecer, Las Vías, La Baranda y otras de La Punta, por lo público de su acción tanto física como literaria y por la repercusión de sus desalojos. Estos capítulos siguen la siguiente secuencia de información: El local, su okupación y los momentos o hechos más significativos, resumen de las actividades realizadas, el desalojo y la situación actual. El capítulo dedicado a La Punta varía la estructura de la información, ya que se ha tratado como la experiencia de todo un barrio.

Aunque las actividades representan de manera muy gráfica qué se hace, quién lo hace y cuáles son las motivaciones para llevarlas a cabo, sólo se presenta una mínima selección significativa. Por falta de espacio no se menciona la secuencia cronológica y pormenorizada de todas ellas, que quedan pendientes de publicar en un futuro. Por igual motivo no se reproducen íntegros comunicados ni panfletos gestados en esas okupaciones, sólo algunos párrafos como muestra directa de sus pretensiones, sus objetivos, sus versiones de los hechos, sus ilusiones o su rabia.

Finalmente, se presentan unas conclusiones en el Epílogo y una selección bibliográfica de las fuentes utilizadas.

El libro debía completarse con unos breves capítulos que mostraran los binomios okupación-represión y okupación-medios de comunicación. Igualmente, otros apartados como un breve glosario, un índice onomástico, una recopilación de documentos, panfletos e imágenes, entrevistas a okupas y un mapa de las okupaciones en la ciudad, han quedado fuera al publicar sólo una versión reducida de carácter divulgativo.

Notas previas

En el conjunto de la obra, el uso de los términos Centro Social Okupado y/o Autogestionado, Okupa o Kasal Popular (sea con las grafías k o c), son considerados sinónimos y se utilizan indistintamente, así como sus abreviaturas CS, CSO, CSOA. No se ha desdoblado el género para facilitar una lectura más fluida. A este respecto, las y los okupas no dejan de ser personas, independientemente del sexo que sean o practiquen.

Paralelamente a las okupaciones de Centros Sociales, ha habido y hay un montón de okupaciones como vivienda en muchos barrios de València que no han sido hechas públicas ni reivindicadas para evitar, en lo posible, desalojos y control policial, algo que no todas han podido conseguir. De ellas no vamos a hablar aquí.

También existe otra forma de ocupación de viviendas que no se realiza guiada por una conciencia política determinada sino por la pura necesidad básica de supervivencia. Suelen ser familias o personas de espectro social, económico y cultural desfavorecido y en algunos casos de etnia gitana. Son okupas insistentes, que se apañan con lo que pueden y que constantemente han sufrido el racismo y el acoso con resultado de desalojo y derribo de sus provisionales hogares. Las características de este tipo de ocupaciones y de la gente que las lleva a cabo tampoco son objeto de este trabajo. Sirva al menos un dato al respecto: en 2005 en el conjunto del Estado Español había cerca de 22.000 personas sin hogar y tres millones de viviendas vacías. Otra cara de la moneda del galopante urbanismo frío y especulativo.

Ediciones La Burbuja

  • 28 de abril de 2008 21:21, por anarkysta

    muy bueno el libro, me gusta sobre todo la igualdad politica que tiene al principio sobre todo donde critica a unos por hacerlo, y a otros por permitirlo.un desalojo,otra okupación
    anarkya¡¡

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