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Conferencia internacional contra la militarización de la juventud, Darmstadt (Alemania)

Antirreclutamiento en EEUU (Oskar Castro)

Antirreclutamiento en EEUU (Oskar Castro)

Con una «guerra contra el terrorismo» aparentemente sin fin, que socava la posibilidad de una paz duradera, muchos activistas en los Estados Unidos están siendo llevados a una forma de activismo que se ocupa de la relación que tiene la gente joven con el militarismo. Se llama contrarreclutamiento militar o antirreclutamiento, en forma resumida, y su objetivo primario es desmilitarizar una nación intentando primero desmilitarizar las mentes de su juventud.

A menudo calumniado y malentendido por quienes están fuera del movimiento por la paz y la justica, el antireclutamiento tiene una historia de alrededor de treinta años, que comenzó poco después del final de la intervención de los EE.UU. en Vietnam, hecho que llevó a la suspensión del reclutamiento militar. El término del reclutamiento significó que los militares tuvieron que adaptarse para poder reclutar gente en este modelo de servicio en que «todos se ofrecen voluntariamente», lo que se reflejó en la gran variedad de incentivos y de tácticas de reclutamiento utilizados para tentar a la gente para enlistarse.

Muchos de éstos todavía siguen funcionando hasta hoy, y la principal preocupación respecto al reclutamiento militar es que la gente joven no está obteniendo toda la información que necesita de parte de los reclutadores militares, para poder tomar una decisión informada sobre el reclutamiento. Aunque puede ser difícil comprender que los jóvenes de los E.E.U.U. puedan ser engañados por los reclutadores militares, la realidad es que es el militarismo lo que nubla la mente de las masas. A este respecto, muchos jóvenes nunca cuestionan el rollo publicitario que los hombres y las mujeres de uniforme utilizan para reclutarlos.

Sabiendo que el militarismo es la palanca utilizada para vender al ejército, el anti-reclutamiento es una respuesta directa contra las opiniones que ponen a los militares como vaca sagrada, o como un pilar de nuestra sociedad, como aquello que nos mantiene libres. Los activistas contra el reclutamiento más que nada trabajan tras bambalinas, para cambiar los políticas escolares en cuanto al acceso de los reclutadores militares a los jóvnes, antes que haciendo manifestaciones y campañas de alto impacto. El mensaje básico asociado al anti-reclutamiento es que uno debe poder tomar una decisión informada, especialmente si es una decisión que altera tu vida, que te amarra por ocho años de tu vida. Ahora existen millares de personas y centenares de grupos en este trabajo, pero una mirada rápida hacia el pasado revela que éste no era el caso hace treinta años.

Primeros comienzos

La mayor parte de los grupos e individuos que trabajaban directamente con jóvenes durante la era de la guerra de Vietnam lo hacían como consejeros de reclutamiento y asistían a los hombres jovenes que eran llamados a filas. Su principal labor era ayudar a estos reclutas a pensar qué opciones tenían disponibles si sentían que el servicio militar o el participar en una guerra estaba en contradicción con sus principios. Cuando el reclutamiento terminó, muchos de estos activistas pacifistas se volcaron nuevamente a sus vidas normales o tomaron otras formas de activismo, pero prestaron muy poca atención a la militarización de la gente joven. Los que lo hicieron trabajaron con TFORM (Grupo de Trabajo sobre el Reclutamiento y el Militarismo, por sus siglas en inglés) que era un primer cuerpo de trabajo anti servicio militar/contra el reclutamiento, que comenzó en 1976 y estaba compuesto por el Comité Central para los Objetores de Conciencia, el Comité Americano de Servicio (AFSC - Cuáqueros), por la Liga de Resistentes a la Guerra (WRL) y el Comité Nacional Inter-religioso para los Objetores de Conciencia. A principios de los años 80, el gobierno federal de los E.E.U.U. desempolvó el Sistema de Registro de Servicio Selectivo, que recogía los datos de millones de hombres para implementar una lotería de reclutamiento. Aunque no había niguna guerra «importante» llevándose a cabo, los Estados Unidos reinstalaron el Sistema de Servicio Selectivo para servir como amenaza en la guerra fría contra la Unión Soviética. Naturalmente, los activistas pacifistas recomenzaron rápidamente el servicio de consejeros para el reclutamiento, pero en última instancia se observó que la forma en que fueron engañados los jóvenes para enlistarse en el ejército voluntario, era un problema mucho más grande que la posibilidad de un servicio militar obligatorio.

A mediados de los años ochenta, el trabajo local de contra-reclutamiento surgía a través del país con activistas que estudiaban la manera en que ocurre el reclutamiento militar, y cómo el militarismo era enseñado a los jóvenes. El contexto actual en el cual entendemos el anti-reclutamiento también fue formulado en este tiempo.

Una de las notas más importantes de esta línea de activismo vino cuando al Committee Against Registration and the Draft, un grupo con base en San Diego, California, le impidieron comprar publicidad en el periódico de la secundaria local. CARD quiso simplemente hacer lo mismo que se le permitió hacer al Ejército para llegar a los jóvenes, e interpuso una demanda. Perdieron su caso en los tribunales inferiores, pero apelaron a la corte federal, la cual dictaminó en su favor, fijando el precedente de que el reclutamiento militar es una actividad controvertida en las escuelas, y si una escuela permite a reclutadores militares estar dentro de ella, está fijando un «foro público limitado» y no puede censurar a una de las partes de esa controversia. Esta decisión Federal permitió a los grupos pacifistas un acceso relativamente a la par con el dado a los reclutadores militares, para compartir información en las escuelas Secundarias, el tipo de cosas que los reclutadores militares detestan compartir por miedo de perder a potenciales reclutas.Aunque esta decisión fue más relevante para los que trabajaban en la jurisdicción de la corte federal donde la decisión fue tomada, a menudo es citada por activistas de todo el país al negociar cambios políticos los en distritos escolares públicos.

Los años 90: la primera guerra del Golfo

A mediados de los años 90, el foco (del activismo) se dirigió hacia la primera guerra del Golfo, la cual a su vez generó mucho trabajo en contra del Programa de Entrenamiento Juvenil de Oficiales de Reserva (JROTC) en las escuelas Secundarias. Muchos activistas antireclutamiento, temiendo que se instituyera un llamado obligatorio, también comenzaron a trabajar en los planes de contingencia para ver cómo aconsejar a los jóvenes en caso de que volviera el servicio militar obligatorio. Aunque este reclutamiento forzoso nunca fue ejecutado, hubo muchos miembros (activos) del servicio militar que, por razones de conciencia, sintieron que su participación en el ejército ya no estaba estaba de acuerdo con sus valores internos, y los activistas lucharon para ayudar a este nuevo grupo de objetores de conciencia y de resistentes de la guerra. Este periodo de tiempo dio a luz a dos cuerpos de organización: la Línea Directa de los Derechos del Soldado y la Coalición Nacional para Desmilitarizar Nuestras Escuelas.

Desde el final de la guerra del Golfo al mismo principio de la invasión de Iraq, en 2003, el anti-reclutamiento había disminuido perceptiblemente. El movimiento antiguerra/de la paz no había discutido suficientemente sobre el concepto de que la construcción de la paz y la prevención de la guerra podrían ser alcanzadas por la vía del trabajo contra el reclutamiento, y por ello tan sólo había algunos grupos nacionales y organizaciones populares que hacían incansablemente ese trabajo. Entonces ocurrió la invasión de Iraq.

Una nueva ola de activismo

Los millones de personas que marcharon para oponerse a la invasión no pudieron evitar que sucediera, pero la invasión como tal sirvió como un desafortunado catalizador para atraer la atención hacia lo que se ha dado en llamar «el reclutamiento de la pobreza», que es un término usado para describir cómo en los EE.UU., los menos privilegiados de la sociedad se ven obligados a servir en el Ejército, porque tienen escasas otras opciones para ganarse un sueldo, acceder a subsidios de salud, u obtener otros beneficios complementarios, tales como dinero para mejorar su educación.

Ahora hay millares de personas que trabajando por la paz a través del antireclutamiento.

Algunos están trabajando para conseguir cambios en las políticas escolares que permitan a los estudiantes la oportunidad de oír que todo lo que necesitan saber para tomar decisiones educadas. Otros están intentando demostrar a los jóvenes cuáles son sus reales alternativas. Otras organizan campañas para sacar a los programas patrocinados por los militares fuera de sus salas de clase. Esta diversidad de iniciativas es vista por muchos como una de las formas más importantes de alterar la trayectoria de la nación cuando se refiere a la guerra. ¿Será este activismo el catalizador para terminar con las guerras actuales? Quizá... quizá no, pero muchos creen que tiene el potencial para transformar una nación, y esperamos seguir en esto hasta que ya no exista la necesidad.

Oskar Castro
Oskar Castro trabaja en el programa Juventud y Militarismo de la AFSC’. Visite http://www.youth4peace.org


Contra la militarización de la juventud - Dossier de conferencia internacional contra el reclutamiento, Darmstadt (Alemania), 8-9-10 de junio de 2012

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