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Godzilla en Madrid 1: de las emergencias a la guerra asimétricas

Godzilla en Madrid 1: de las emergencias a la guerra asimétricas

GODZILLA EN MADRID

PROGRAMA 1

DE LAS EMERGENCIAS A LA GUERRA ASIMÉTRICA

AUDIO DEL PROGRAMA

Las palabras esconden en su interior un gran poder, de manera disimulada, casi silenciosa mientras son pronunciadas, van de la mano de ese cachito de realidad que construyen, de ese al que nombran y señalan. Y así en esos señalamientos van conformando un espacio al que dirigir la mirada, una mirada que es presa de lo dicho y que piensa lo mirado a través de lo que el lenguaje ha construido previamente. De ahí la importancia de las palabras, la importancia del proceso en el que se dotan de un significado y la importancia del quién y para qué se van moldeando.

Cada día es el último día de una era o el primero de otra, cada acontecimiento es subrayado de histórico, en mayúsculas, y merece quedar grabado para siempre en el imaginario colectivo, pero lo único que se graba y de manera indeleble es la continua presencia de lo extraordinario, la insistencia en la ruptura cotidiana de la normalidad. Esto genera un clima de sobresalto perenne en el que lo normal no es más que un pequeño periodo, casi amorfo, entre dos sucesos extraordinarios. Así surge una palabra que señala esta ruptura de lo convencional: emergencia, la cual está acompañada de peligros insondables ante los que hay que responder. La respuesta que maneja el poder siempre es la misma, dominación, y los encargados de ponerla en práctica son viejos conocidos: cuerpos represivos uniformados.

6 de abril de 2009 un terremoto asola la región de Abruzzo (Italia). Si nos centramos en la ciudad de L`Aquila vemos como para una población de 30000 habitantes se despliegan, sin contar a los bomberos, más de 70000 hombres y mujeres de uniforme, desde los Carabinieri hasta los GOM (un cuerpo especial de la policía penitenciaria), desde la guardia de Finanza vestida de antidisturbios hasta la guardia Forestal y agentes de la DIGOS (policía política italiana), además de agentes de policía de paisano2. Se acordona una zona roja, a la que no se puede pasar. Esta desmesurada presencia de agentes y el celo con el que se protege el centro de la ciudad encuentra su justificación en las medidas contra el pillaje, aunque la mayor parte de la gente no está preocupada por este, sino por cómo sobrevivir. Se dispersa a la población y se la aloja en albergues, ciudades y pueblos distantes, así como en campos de refugiados.

Mención aparte merecen estos últimos en los que el control es asfixiante: control a la salida y a la entrada, así como obligación de decir el lugar al que se va, llevar en todo momento un distintivo de identificación bien visible, visitas controladas, rigurosamente prohibidas las reuniones espontáneas, no se tiene acceso a los medios de comunicación, no se pueden hacer fotos ni grabar, cualquier forma de autoorganización está prohibida, solo se recibe la comida si una persona de la Cruz Roja verifica que se han lavado las manos... Todo esto con la continua intrusión de las fuerzas del orden que controlaban que nadie se hubiera fugado o colado dentro de las tiendas.

No es el único ejemplo en el que ante una “emergencia” se ha actuado de semejante manera. La crisis de la basura en Nápoles o el terremoto de Chile de 2010 son experiencias análogas. La crisis de los controladores aéreos, durante el puente de diciembre de 2010, es también un buen ejemplo: las funciones del control aéreo son asumidas por el Ejército del Aire, y para dominar la terrible emergencia entra en acción la UME (Unidad Militar de Emergencias). Esta se funda con la excusa de actuar en los incendios, pero su campo de acción se extiende a desastres naturales, riesgos tecnológicos (nucleares, químicos, biológicos), contaminación del medio natural, actos de terrorismo y siempre que el presidente estime oportuno. Además, para defendernos de las emergencias se equipan con material y armamento de última generación.

No solo a través de los ejércitos se produce la militarización de los territorios, sino también a través de los cuerpos policiales. La ciudad de Madrid cuenta con una desorbitada y constante presencia policial. El número de antidisturbios desplegado de manera continua es muy alto y se ha realizado una desmesurada inversión en material antidisturbios. Madrid es una ciudad en emergencia continua porque la gente quiere alzar su voz.

El modus operandi en todos estos casos presenta una serie de constantes. Se crea un clima de paranoia continuo por parte de los medios de comunicación, lo que justifica medidas de carácter excepcional para nuestra seguridad como es la militarización de un territorio. Junto con los cuerpos de seguridad aparecen las organizaciones humanitarias, las cuales con su mera presencia al lado de los agentes de dominación generan una coartada ética. Así estas organizaciones, en muchos casos, son también agentes de dominación de la población. No podemos pasar por alto una de las cosas que se repite con más insistencia y que tiene una enorme importancia: el espacio a dominar es espacio urbano. El despliegue de los militares, amparado en la excusa de la emergencia, se da en nuestras ciudades y a base de repetirse normaliza una situación que en inicio es mera excepción. Pero, ¿por qué ese interés por las urbes?

El Banco Mundial en un documento de enero de 2000 del grupo de Investigación, Finanza y Desarrollo escribía lo siguiente: “La pobreza urbana llegará a ser el problema más importante y políticamente más explosivo del siglo que viene”. No resulta difícil constatar esta afirmación. Más de 1000 millones de personas viven en barrios de chabolas, lo que supone un sexto de la población mundial y más de un tercio de la población urbana del planeta. Se calcula que hacia el año 2030 este número podría duplicarse. Pero, ¿por qué este organismo se preocupa por ello? Los conflictos bélicos se han desplazado en los últimos tiempos a las ciudades, y la existencia de dificultades para controlar militar o policialmente un entorno urbano chabolista hace de las zonas urbanas en las que se amontona la pobreza caldo de cultivo de posibles rebeliones.

Los ejércitos adolecían de la preparación estratégica necesaria para intervenir con éxito en las zonas urbanas y la situación se encarnizaba en los barrios de chabolas, lo cual generaba una gran preocupación en los entornos militares, por lo que comienzaron los estudios sobre el tema. Este proceso culminó con la publicación en el año 2003 del informe “Urban Operations in the year 2020”, elaborado por la comisión SAS (Studies, Analyses and Simulation) que pertenece a la OTAN.

Cuatro son los ejes en los que se sustenta este informe:

1) Amenaza asimétrica: no existe un ejército regular, sino una masa heterogénea en la que es difícil identificar al enemigo.

2) Las operaciones urbanas dotan a la insurgencia de mayor libertad y eficacia, al encontrarse en áreas llenas de gente, lo que permite atacar repetidamente con una gran reducción de riesgos.

3) Uso de avanzadas tecnologías por parte de los insurgentes: en el 2006 en la guerra del Líbano Hezbollah destruyó unidades acorazadas israelíes mediante el uso de sofisticados misiles antitanque, también interceptó las comunicaciones del ejército hebreo, así como, fue capaz de golpear a uno de sus barcos con un misil cruiser.

4) Una de las cosas más sorprendentes de este informe se encuentra en su Anexo E, el cual simula una intervención de la OTAN, y el escenario lejos de ser Bagdad o Kabul se sitúa en Rouen, Le Havre, Evreux y Dieppe; ciudades del centro de Francia. La guerra en casa.

La estrategia de intervención se divide en cinco fases que forman un ciclo. La primera de ellas es Understand que pretende conocer de manera detallada el territorio y a su población, con lo que la aparición de las herramientas de las ciencias sociales y la colaboración con expertos de estas se hace necesaria. La segunda es Shape, consiste en remodelar el espacio urbano sobre la base de exigencias tácticas. La tercera es Engage o choque efectivo con el enemigo, va desde el conflicto a gran escala hasta la asistencia humanitaria. Su finalidad no es tener el territorio urbano bajo control permanente, sino aplicar la fuerza sobre los puntos neurálgicos del enemigo para neutralizarlo. La siguiente Consolidate supone la protección de las posiciones conquistadas y la desorganización del adversario a través del establecimiento de formas de colaboración con las autoridades locales, depuración de adversarios derrotados y trato de prisioneros. La última de ellas es Transition y pretende garantizar el regreso de los refugiados, así como restablecer la ley mediante la reconstitución de las autoridades y de las fuerzas de seguridad locales.

De los puntos del informe Urban Operrations 2020 se desprende una nueva concepción de la guerra, la llamada guerra asimétrica o de cuarta generación que presenta una serie de características particulares:

1) Fin definitivo en la distinción entre combatiente y civil, pues en la era del terrorismo en la que cualquier tipo de insurgencia es desacreditada mediante su adscripción a lo terrorista, los enemigos no tienen porqué llevar uniforme.

2) Nuevas figuras militares que van desde las ONGs a las empresas que se lucran, pasando por los y las expertas en las ciencias sociales, piezas fundamentales en la comprensión de un territorio y su población y en la remodelación de lo urbano en favor de los requerimientos bélicos.

3) Menor importancia del aspecto propiamente militar en las operaciones o absorción dentro de la estrategia de la guerra de diferentes herramientas que superan el concepto clásico de lo militar.

4) Rotura del campo de batalla y ausencia de frente, ya que la preeminencia del espacio urbano como espacio de guerra desdibuja la posibilidad de establecer líneas de frente nítidas y fragmenta el campo de batalla en multitud de escenarios.

5) Redimensionamiento de los armamentos de alta tecnología para el control del suelo por parte de la infantería, la cual toma una gran relevancia ante la necesidad de controlar y reducir las amenazas en un espacio urbano lleno de recovecos.

6) Indistinción guerra interna-guerra externa, lo que está provocando un rearme de los cuerpos policiales.

7) No existe victoria definitiva, la amenaza es constante aunque se manifieste de forma intermitente, por lo que nos enfrentamos a una guerra permanente que solo modula su intensidad.

  • 21 de mayo de 2014 22:23, por Truman Show

    Me llena de orgullo y satisfacción informar que el Príncipe de Asturias presidió hoy, en Cartagena, ejercicios militares de la Policía Naval para reprimir futuras manifestaciones (¿de trabajadores de astilleros?).
    ¡Por otros cuarenta años de paz!
    ¡Arriba el Régimen!

    http://www.laverdad.es/murcia/v/201...

Alternativa Antimilitarista - Moc
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