Carta abierta de Shora Esamilian desde el Centro de detención del Aeropuerto Ben Gurion

Nada más llegar al Aeropuerto de Tel Aviv, a las 15.00 del Martes 26 de julio, fue separada del resto de pasajeros del avión por la policía israelí. Tras una espera de más de cinco horas, un hombre del Departamento israelí de Defensa comenzó a interrogarme.

Lo hizo en Farsi, mi lengua materna. Su acusación: ser miembro del Movimeinto de Solidaridad Internacional, ISM, y haber estado previamente involucrada en actividades contra la construcción del Muro de Apartheid en Cisjordania. El hombre, que se presentó como “Sami” dijo que sabía -literalmente- “que yo era una de las grandes estrellas del ISM tanto en Palestina como en Suecia”. Aseguró también poseer 168 pruebas contra mí mientras me ensañaba alguna de ellas: comunicados de prensa del ISM y artículos de periódico en los que aparecía mi nombre. “Sami” también aseguró que estaban en contacto permanente con el Servicio secreto sueco, la Säpo, que les informaba regularmente de nuestras actividades en Suecia.

Es cierto que pertenezco al ISM. Durante la primavera y el vernao del año 2004 coordiné sus actividades en los pueblos del noreste de Jerusalén en colaboración constante con la resistencia no-violenta de los palestinos contra la ocupación militar israelí. Organizamos manifestaciones semana tras semana tratando de evitar que los bulldozers destrozasen tierras, arrancasen árboles, destruyesen casas y continuasen convirtiendo cada pueblo palestino en un ghetto.

Cinco palestinos fueron asesinados por francotiradores israelíes en las actividades en las que estuvimos presentes. Como activistas del ISm lo que tratamos es de darles protección y apoyo a los palestinos que resisten contra el Muro -un Muro que según la Corte Internacional de Justicia de la Haya es ilegal y debe ser derribado inmediatamente-.La Corte de La Haya también ha asegurado que todos los miembros de la comunidad internacional están obligados a poner los medios a su alcance para contribuir a que se pare su construcción y se derribe lo ya construido.

Así que ese es mi “crimen”. LO único que hecho, junto a todos mis compañeros del ISM, ha sido colaborar con los palestinos en sus actividades contra el Muro. Y por tal “crimen”, el gobierno de Israel me deniega la entrada a Israel y Palestina, algo que ya le ha sucedido a más de 20 compatriotas suecos y a cientos de activistas de diferentes los países que han tratado de entrar aquí para mostrar su solidaridad con los palestinos. Hace tan sólo una semana, a más de 100 europeos que habían recorrido el trayecto entre Estrasburgo y Jordania en la “Caravana por Palestina” se les prohibió la entrada en Palestina y se les selló el pasaporte para que no pudieran volver a intentarlo.

Para poder expulsarnos y negarnos la entrada en el país, el servicio secreto israelí pone todos los medios a su alcance, que no son pocos, para seguir nuestras actividades y nuestros movimientos allí donde nos encontremos. Recolectan todo tipo de información para poder probar nuestras “actividades ilegales”. Nadie se sorprenderá por saber esto. Lo que si sorprende es la evidencia de que la Säpo, los servicios secretos suecos, colaboren con Israel. De todos modos, ninguna Embajada ha hecho nunca nada por ayudar a ninguno de los activistas del ISM que han sido expulsados de Israel y Palestina. ¿En qué medida el ISM y yo misma amenazamos la seguridad nacional sueca?, ¿Cómo puede ser que los servicios secretos controlen nuestras actividades, totalmente legales, incluso en Suecia, con el objetivo de cooperar con el Estado de Israel?.

“Sami” me interrogó durante cuatro horas. Amenazó con arrojarme a una celda en la que me mantendrían totalmente incomunicada. Llamó a mi madre en Suecia y le gritó en Farsi. Gritaba en todo momento y mostraba una agresividad increíble. Me fotografió en incontables ocasiones e incluso me aseguró que él personalmente había formado a agentes secretos persas del infame SAVAK, “esos agentes de los que tú y tu madre teníais tanto miedo cuando Irán era Irán antes de 1979”.

Pero lo peor todo es que pretndía que le diese datos sobre otros activistas del ISM y especialmente sobre nuestros colaboradores palestinos. Según él, a cambio de esa información, sería puesta libertad y me permitirían entrar al país. Por supuesto, me negué a colaborar. Tras mi negativa a caer en sus trampas de delación, se me anunció que sería deportada. Trataron de montarme en un avión y como negué cualquier colaboración, la policía tuvo que llevarme de vuelta al centro de detención.

Desde entonces continúo bajo arresto. Son ya dos días. Me niego a aceptar que quienes resistimos contra el Muro seamos tratados de este modo. Me niego a aceptar que los servicios secretos suecos colaboren con los israelíes e insisto en defender mi derecho a continuar colaborando, de acuerdo con la ley internacional, en la lucha contra el Muro.

Hago un llamamiento, desde el centro de detención del Aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv, a todos los que lean esto para sumarse a la resistencia no violenta del pueblo palestino contra el Muro de Apartheid y la ocupación militar israelí.

Por una Palestina libre. Shora Esamilian

Ben Gurion 28 de julio 2005