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Teatro en València para entender un genocidio

La caricia de Dios: Ruanda, 1994

La caricia de Dios: Ruanda, 1994

«El mejor recuerdo que podemos dedicar a las víctimas es comprender por qué murieron» (G. Prunier)

Estos días se representa gratuitamente en la Sala Moratín de València «La caricia de Dios: Ruanda 1994», obra que recorre, a través de los recuerdos del general Romeo Dallaire, los hechos, las causas, las complicidades y el desarrollo de una de las páginas más trágicas de la historia de la humanidad, vista a través de los ojos de un occidental. Dallaire era el comandante de la misión de la ONU en Ruanda. Actualmente tras interrumpir 30 años de carrera militar, vive como civil con serios problemas psicológicos (el llamado sindrome de «peacekeeping»). Dallaire fue un importante testigo ante el Tribunal Internacional de Arusha, creado por la ONU para procesar y castigar a los que planificaron y a los que fueron responsables del genocidio. Al inicio de 1994 vivían en Ruanda cerca de 8 millones de habitantes. Del 6 de abril al 19 de julio, poco menos de 100 días, fueron asesinadas cerca de un millón de personas.

Genocidio de Ruanda 1994.

La Caricia de Dios muestra la realidad, simple y rotunda del genocidio sucedido en el pequeño país africano en el 1994 en el que la población mayoritaria de aquel país (étnia Hutu) masacró a sus hermanos y vecinos de la minoría (étnia Tutti) a golpe de machete.
Se calcula que murieron como mínimo un millón de personas.

Los ciudadanos occidentales les dimos la espalda, pues no había ningún interés económico en aquellas tieras que nos movieron a instaurar la paz y la democracia como hacemos otras veces en otras latitudes del globo de modo tan: ¿Altruista y humanitario?

Sobre la figura real del General Romeo Dallaire, canadiense, hombre blanco, y entonces comandante de la misión humanitaria de la ONU emplazada en Kigali, capital de Rwanda, se construye un monólogo en el que cuenta «a los blancos» una historia de «negros». El señor Romeo terminó alcoholizado y enloquecido como un indigente por las calles de Toronto, ante lo que no pudio evitar pues sus superiores se lo impidieron.

Otros datos

El encuentro con el genocidio de Ruanda no podía ser de otra manera más que brutal.

¿Qué sabíamos entonces al respecto? Poco, casi nada.

El libro “Instruzioni per un genocidio” (“Instrucciones para un genocidio”) de Daniele Scaglione, en el cual nos inspiramos para escribir el texto, nos abrió una ventana a una realidad difícil de aceptar, de entender.

El hecho de profundizar en esta historia, a través de otros libros, artículos, material de estudio y entrevistas con expertos en la materia, no consiguió suscitar en nosotros un sentimiento de “comprensión” hacia esos seres humanos que proceden de modo inhumano, aplicando científicamente una “matanza” fratricida, llevada a cabo con machetes y mazas con clavos.

Se decía, entonces, que se trataba de una guerra africana, y que los africanos debían salir de ella por si solos. En cambio, ha representando un fracaso para toda la humanidad.

En este sentido la figura del General Romeo Dallaire, canadiense, hombre blanco, el entonces comandante de la misión ONU emplazada en Kigali, nos pareció la mejor clave a utilizar para contar “a los blancos”, una historia de “negros”. Porque también el general Dallaire, blanco, occidental, al fin y al cabo, fue una víctima de esta guerra “africana”.

Hemos construido una narración que, ateniéndose a los hechos, denunciando las omisiones y el desinterés de occidente, desenmascarase las falsas certezas, la ignorancia al respecto de esta historia. Queríamos hacer conscientes al público, queríamos suscitar preguntas que llegasen al fondo de la consciencia del público, queríamos abrir pasadizos en esa horrible coraza que es la indiferencia.

Los horrores nos parecen estar siempre muy lejos.

La brutalidad nos llega a través de la pantalla del televisor.
Las noticias parecen estar hechas de papel de periódico.
Nosotros, en cambio, queríamos que estuviesen ahí, a pocos metros de las personas sentadas en platea, que se pudieran tocar, presentes, vivas y vibrantes.

Queríamos que las manos de los asesinos y los ojos de las víctimas tocasen y mirasen a nuestro público, lo transportasen, a través de un viaje en el tiempo, a un pequeño país de África, donde en el Abril de 1994 el infierno se reveló.

Como un agujero, profundo y sangrante, que abre sus puertas de par en par bajo los pies de los hombres. Como una boca hambrienta que pide incesantemente su tributo de carne humana.

Paolo De Vita y Francesca Zanni


“La santidad de la vida humana o la caricia de dios”

La vida humana es sagrada. Incluso para los no-religiosos. La caricia de dios también, incluso para el general Romeo Dallaire, cuya profesión es la guerra, matar.

En junio del 2004 un heraldo del teatro Alcestes (amigo de Roma en el 2002, mientras representábamos otra guerra, la de Troya), me envió a Paolo de Vita con su mensaje cifrado “La caricia de Dios”. Paolo me contó que el texto era un monólogo sobre el general Romeo Dallaire al mando de los cascos azules en Ruanda durante el genocidio de 1994. Había sido enviado en octubre de 1993 para asegurar el respeto a la vida. Allí comprendió que su misión era no-hacer nada. El que había sido entrenado para la acción vio como en cuatro meses se masacraron un millón de vidas a machetazos sin posibilidad de intervenir. Hombre de acción quiso hacer algo y declaró en los tribunales internacionales en el 1998. En el 2000 apareció enloquecido en un parque de Canada, su país de residencia.

Paolo cuenta en este monologo la odisea particular de este Ulises que, como el otro, hace 3000 años, va a una guerra sin sentido y regresa hecho un despojo humano después de bajar al infierno de ver las vidas profanadas.

El genocidio de Ruanda 1994 era para mi una noticia confusa de África en un año en que para mi lo más importante había sido la vida, con el nacimiento de mi hijo. Conocer en profundidad la profanación de tantas vidas, en contraste con la grandeza de una sola, todavía me resultaba más repugnante.

Lo más parecido era el genocidio nazi. Mirando atrás empecé a revisar la 1ª guerra mundial, la guerra civil española, la revolución rusa, la 2ª guerra mundial... y todas las guerras que USA ha mantenido en marcha desde entonces hasta la de Iraq. el siglo XX desmiente el primer derecho de los Drechos Humanos: la vida.

Romeo Dallaire, el cargo más alto en la fábrica de muertes, el general, trabaja ahora en defensa de la vida: da conferencias, escribe libros, colabora con organizaciones internacionales, da aportaciones...

Algo sagrado debe tener la vida cuando hace que los hombres dejen de trabajar para la industria de la muerte.

Nos parece un magnífico texto teatral y una difícil empresa. Por eso acudimos a otros espíritus bien hechores para iniciar esta navegación: Javier Quintanilla, Pep Ricart, Edu Marín y contagiados por la pasión de Paolo nos pusimos a la tarea...

Ahora preparamos las velas, elegimos el rumbo y esperemos que los vientos nos sean propicios y podamos dejar que nos llegue... la caricia de Dios.

Lola López


La caricia de Dios: Ruanda, 1994
Compañía: Companyia Hongaresa de Teatre
Duración: 1 h. 25’
Año de exhibición: 2005

Ficha técnica

Ayudante de dirección: Cediel, Anna
Ayudante de producción: García, Lydia
Carteleria: Quintanilla, Javier
Direcció: López, Lola - Paolo de Vita
Direcció tècnica: Olcina, Ximo
Espai escènic i il·luminació: Quintanilla, Javier
Espai sonor: Marín, Edu
Fotografia: Pla, Jordi
Intérprete: Ricart, Pep
Premsa: Gimeno, Ana
Producción: Iglesias, Patxi - Companyia Hongaresa de Teatre
Tècnic: Cejudo, Sonia - Soriano, Juan Ramón
Texto: Paolo de Vita - Zanni, Francesca
Traducció: Alonso, Lucía
Voz en off: López, Lola

  • 15 de octubre de 2005 12:10

    Yo he visto esa obra y aparte de ser gratis (siempre es una alegría) está muy bonita. Tiene, como es natural, el intento de zarandear las conciencias de los espectadores con argumentos morales, y cierta legitimación difusa de la intervención armada que deja un poco indiferente.

    Pero a la vez es una idea genial lo de detallar la planificación del genocidio (por parte del ejército regular y de la familia del presidente hutu), sus raíces històricas, su extensión, al complicidad de la «comunidad internacional» por pasividad o por acción, etc, a través del estado de locura del militar de la ONU en Rwanda.

    Informaciones como el papel de la radio «mil colinas» en la instigación del genocidio, el millón de machetes vendidos por China al gobierno hutu, las armas vendidas por el gobierno egipcio en una operación que se aprobó cuando Butros Galli era ministro de exteriores, o la venta de armas de las empresas del hijo de Miterrand enmedio del conflicto, o las presiones de su padre para los cascos azules fueran inoperativos... no se me van a olvidar fácilmente.

    La obra está en cartel hasta el 23 de octubre.

  • 20 de agosto de 2011 13:14, por SATÁN

    LA CARICIA DE DIOS ES LA MUERTE QUE TRAE CONSIGO LA RELIGIÓN. NO HAY NADA SAGRADO...SÓLO EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS (INCLUIDOS,¿ POR QUE NO?, LOS DE LAS MUJERES).
    LA IGLESIA CATÓLICA TIENE MUCHO QUE VER EN LOS VARIADOS CRÍMENES GENOCIDAS QUE SUFRE EL SER HUMANO DESDE QUE TUVO LA DESGRACIA DE APARECER.

Alternativa Antimilitarista - Moc
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