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Tres años de análisis social de la violencia

Tres años de análisis social de la violencia

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En Alicante se investiga y educa para la paz y eso se hace a través del Grupo de Estudios de Paz y Desarrollo (Gepyd), de la Universidad de Alicante, que ahora coordina el sociólogo y profesor Clemente Penalva y en donde se integran docentes como José María Tortosa, que lleva muchos años trabajando en esta dirección. El Gepyd cumple ahora tres años de trabajo en Alicante y está integrado en la Asociación Española para la Paz. Mariano Aguirre, director del Centro de Investigación para la Paz, de Madrid; Vicenç Fisas, profesor titular de la Cátedra Unesco sobre Paz y Derechos Humanos de la Autónoma de Barcelona; o Ignacio Ramonet, periodista y director de la edición española de Le Monde Diplomatique, son algunos nombres conocidos que forman parte del consejo asesor del grupo de estudio alicantino.

Para este grupo de estudiosos de asuntos relacionados con conflictos y paz, el alto el fuego de ETA es muy positivo. «Aunque el proceso no sea irreversible -indica el sociólogo Clemente Penalva-, aunque en algún momento futuro pueda volver la violencia en el País Vasco, cualquier noticia que hable de iniciar un proceso de paz, diálogo o simplemente de comenzar a hablar es una buena noticia».Penalva añade que «para la gente que vive en Euskadi todavía es mejor noticia porque sale de la atmósfera asfixiante de la amenaza cotidiana y puede empezar a pensar en la finalización de un conflicto armado que lleva desarrollándose desde hace cuarenta años».

Para el profesor Penalva, especialista en violencia y medios de comunicación, «dejar de ver en los diarios cómo se desarrolla violentamente un conflicto para empezar a leer noticias sobre cómo es el proceso de resolución de un conflicto por vía pacífica es algo excepcional y muy saludable. Además, con el cese de la violencia, se puede hablar mejor, pues una vez se aparta en gran medida lo emotivo -que en este conflicto, como en casi todos, es central- se pueden ver de forma más racional las diferentes perspectivas y expectativas de las partes, que son muchas».

En cuanto a los ritmos del proceso de paz, Penalva explica que «esto no se resuelve en dos días, necesitará de la participación de muchos implicados y, aunque parezca contradictorio, de cierto sigilo en cuanto al desarrollo de las conversaciones. Necesitará constancia para la superación de las dificultades que puedan aparecer en un proceso, y voluntad clara de todos los agentes en continuar con el diálogo y la negociación. Decisión para mantener la voluntad de acuerdo y paciencia porque, si este conflicto se resolviera sólidamente, pongamos, en diez años -con garantías de no reproducirse-, sería todo un éxito, pues tiene la violencia como forma de expresión y ha sido asumido por varias generaciones».

El diálogo, un instrumento Considera este experto que «es un buen reto ponerse a desmontar todo el entramado político y económico -en violencia y también en seguridad- que ha desarrollado el conflicto, teniendo como instrumento el diálogo que, si nos dejan ser tan utópicos como racionales, habría de sustituir a la jerarquía y el militarismo, tan presentes en la violencia colectiva que la hacen sinónimo del poder».

En cuanto a las similitudes existentes entre el conflicto de Irlanda del Norte y el del País Vasco, el coordinador del Grupo de Estudios de Paz y Desarrollo en Alicante incide en que «podemos encontrar, sociológicamente, muchas similitudes: ambos terrorismos han causado muchas víctimas -extorsionados, amenazados, heridos, muertos-, en ambos hay presencia de violencia de varias generaciones con un apoyo social nada despreciable, ambos surgen en contextos de cultura católica, los dos son fuerzas no gubernamentales nacionalistas que se oponen a un Estado centralista nacionalista, en ambos ha habido presencia de represión, violencia de Estado o guerra sucia en algunos momentos de la historia del conflicto, y ambos terrorismos han sufrido prisión, cansancio y desgaste por la acción legal y política de un Estado de Derecho».

Las diferencias «Pero también encontramos diferencias -dice Penalva-, ya que el País Vasco presenta puntuaciones superiores en los índices de bienestar, dinamismo económico y cultural, su desarrollo de autogobierno es mayor; mientras que en Irlanda del Norte estos desarrollos políticos, sociales y económicos son menores y las comunidades en conflicto están separadas físicamente dentro de las mismas localidades. Además, los sistemas de representación política son diferentes».

Así las cosas, el profesor Clemente Penalva concreta: «Es obvio que cada conflicto tiene sus especificidades y por ello es diferente la manera de resolverlo, pero aquí es fundamental fijarse en el enorme grado de voluntad, perseverancia y generosidad que están mostrando las partes en el conflicto del Ulster, superando rupturas de acuerdos parciales e incluso momentos de violencia. De todas formas, tampoco hay que ir tan lejos, pues en Euskadi está el ejemplo histórico de la disolución de ETA político-militar, alguno de cuyos miembros han acabado en la estructura de un partido que ha gobernado el Estado».

En uno y otro caso, lo que si tiene muy claro el profesor Penalva es que «para superar los conflictos no se pueden cerrar las vías de diálogo, ni con tu peor enemigo».

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