Tomado del Periódico Diagonal
REFORMA // LA NUEVA LEY DE LA CARRERA MILITAR SE APRUEBA EN BREVE
Laura Corcuera / Redacción
Las academias militares van a convertirse en centros adscritos a las universidades públicas cuando el Congreso de los Diputados apruebe la nueva Ley de la Carrera Militar. Las academias de la guerra impartirán títulos de grado y de postgrado, en virtud del nuevo Espacio Europeo de Educación Superior. La industria militar se cuela hasta el fondo.
La futura Ley de la Carrera Militar tiene un propósito muy claro: integrar el sistema militar dentro del sistema de educación superior. Para ello, el Ministerio de Defensa ha planteado en su proyecto de ley una reforma estructural.
Las academias militares que hoy se mantienen en el Estado español serán “centros universitarios adscritos” en los que se impartirán títulos universitarios. Así, la Academia General Militar de Zaragoza se adscribirá a la Universidad de Zaragoza, la Academia del Aire de San Javier, a la de Murcia o Cartagena, y la Escuela Naval de Marín (Pontevedra), a la de Vigo o Santiago. Cada centro tendrá una plantilla de profesorado propia, y los militares recibirán una doble titulación: la militar, como oficiales de las Fuerzas Armadas, y la civil, a través de títulos de Grado y de Postgrado que se incluirán en un nuevo catálogo oficial, dentro de la nueva ordenación de los estudios universitarios prevista en el Proceso de Bolonia.
El texto sustituirá a la Ley de Régimen de Personal de las Fuerzas Armadas (FAS) vigente desde 1999. Hasta ahora, los militares disponen de un título de formación sin utilidad fuera de las FAS, y Defensa obliga a los soldados que deciden abandonarlas a indemnizar al Ejército por la formación recibida. Junto al secretismo y ocultismo del texto legislativo, abundan las declaraciones eufemísticas del ministro de Defensa, José Antonio Alonso: “El texto legislativo reformará de forma significativa el itinerario profesional de los militares españoles”, o de la subsecretaria de Defensa, Soledad López: “Se pretende fomentar la investigación en el ámbito de la docencia como característica esencial de la enseñanza superior militar”. Se trata de que el Ejército a sueldo tenga una salida laboral civil, la denominada “profesionalización militar”.
La primera fórmula del PSOE
A principios de 2006 el entonces ministro de Defensa, José Bono, anunciaba reformas en el acceso a la condición de soldado y la integración en los estudios universitarios de la condición militar. No cuajó su propuesta de crear una ‘Universidad de la Defensa’, ni siquiera entre los militares. El presupuesto para la creación de la citada Universidad ascendía a 100 millones de euros y su finalización estaba prevista para 2010. La oposición mostrada por el Ministerio de Educación, que rebatió la propuesta de Bono apoyándose en el principio constitucional de autonomía universitaria, excede ahora en su discreción. Queda pendiente ver si, definitivamente, la carrera militar llevará el nombre de ‘Licenciatura en Defensa’ y si el acceso a las academias militares se hará a través de la nota de selectividad. Para la puesta en práctica de la nueva Ley, el Consejo de Coordinación Universitaria tendrá que emitir un informe y las consejerías de Educación deberán aprobar los expedientes de adscripción a las universidades.
Estrechas relaciones
Las relaciones entre el Ministerio de Defensa y el de Educación y Ciencia se han ido estrechando en los últimos años. En 1994, los dos ministerios ya firmaron un convenio-marco cuyos objetivos eran “llevar a efecto la integración de la enseñanza militar en el sistema educativo general, promover la participación en programas de las universidades públicas y otros centros del sistema educativo general, impulsar la colaboración en el ámbito de la investigación y favorecer el conocimiento de las estructuras de la defensa nacional por parte de la comunidad educativa”. Por aquel entonces Defensa estaba encabezado por el socialista Julián García Vargas, al que seguiría Gustavo Suárez Pertierra (ministro de Educación entre 1993 y1995), el último ministro de Defensa del Gobierno de González, y hoy presidente del Real Instituto Elcano, uno de los mayores lobbies militares españoles.
El sistema militar ha desplegado históricamente sus brazos y hoy sigue intentando colar en las aulas la doctrina militar y los valores que motivan el sentido nacionalista y de apego a las armas. Dos casos recientes: en el debate que se abrió el año pasado sobre la inclusión en los planes de estudio de la asignatura Educación para la Ciudadanía, el Estado Mayor de la Defensa pretendía que la asignatura recogiera un temario específico sobre el papel de las FAS en la sociedad española. A primeros de año también pasaban inadvertidas (fueron denunciadas por el colectivo antimilitarista Tortuga) las cartas y mails que Defensa envió al profesorado universitario para promover la investigación militar e “identificar las tecnologías más prometedoras a largo plazo en el área de Seguridad y Defensa”, según la carta remitida desde la Subdirección General de Tecnología y Centros.
En 2002, Defensa también proponía incluir los conceptos de Seguridad y Defensa como parte de la formación integral de los jóvenes, en el marco de un Plan de Colaboración con el Sistema Educativo, que tenía como objetivos promocionar la formación en los conceptos básicos relativos a la paz, la seguridad y la defensa mediante los programas de información a docentes y de contenidos de libros de texto.
Un borrador trascendental
La incursión de lo militar en la universidad es el último paso para su integración en el sistema educativo general. Esto es lo que resume un borrador que ha pasado con discreción por los despachos de Defensa y de Educación y de refilón por los medios de comunicación. En los foros digitales militares y del Partido Popular el debate ‘integración, sí o no’ calienta los uniformes, más preocupados por las inminentes reformas en el régimen jerárquico de escalas militar.