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Tortuga Desertora.

A vueltas con el fracaso del Ejército Profesional

A vueltas con el fracaso del Ejército Profesional

Os adjuntamos dos interesantes textos aparecidos en ABC.

PERSONAL MILITAR

EL problema más serio que deben afrontar hoy día las Fuerzas Armadas es la consolidación de un Ejército profesional a la altura de las exigencias de nuestra defensa nacional. Estamos muy lejos, en efecto, de alcanzar el número de efectivos legalmente previsto, que se sitúa entre 102.000 y 120.000 miembros. Cuesta mucho reclutar militares de complemento, que constituyen más del 90 por ciento del total, a pesar de las campañas publicitarias y de las vagas promesas de formación y experiencia para los jóvenes que podrían estar interesados en alistarse en los Ejércitos y la Marina: la cifra actual, alrededor de 70.000 soldados, no cubre las necesidades mínimas. Es cierto que no corren buenos tiempos para superar los tópicos acumulados sobre el servicio militar y que no es fácil encontrar eco para las invocaciones al patriotismo y al espíritu de sacrificio. Pero también es verdad que una política razonable de incentivos económicos y de expectativas profesionales puede ayudar a paliar un problema que no ofrece perspectivas de solución a medio plazo. Los Ejércitos tienen que estar presentes en el escenario internacional y participar en la OTAN y en los proyectos de defensa común europeos. Pero no basta con la retórica y tampoco es suficiente, aunque resulte satisfactorio, constatar la buena imagen que transmiten nuestros soldados en las misiones que realizan.

De ahí que deban ser examinadas con interés las medidas que anuncia Defensa, todavía en fase de anteproyecto de ley, de las que ayer informaba ABC. Se trata de ampliar el tiempo de permanencia en el Ejército de 12 a 22 años y de aplicar esta medida con efecto retroactivo, con la intención de recuperar a gente valiosa, víctima de la rigidez de la normativa actual.

El objetivo esencial de las novedades que se introduzcan para fomentar la recluta de profesionales debe traducir en la práctica, con eficacia y con realismo, las previsiones esenciales que la Constitución reserva a las Fuerzas Armadas. Pero para ello es preciso que la sociedad se desprenda de los tópicos antimilitaristas y que entienda que una vez dado el trascendental paso de la profesionalización es necesario invertir en Defensa y abandonar las frivolidades. Y es en esa labor didáctica donde se ha de perseverar. Porque a estas alturas quizás no se haya explicado a los ciudadanos el gigantesco salto que supuso dejar atrás un modelo de Ejércitos de leva obligatoria. La modernización de las Fuerzas Armadas -más aún, la persistencia misma del modelo elegido- requieren invertir en ellas. El Gobierno debe allegar esos fondos y toda la clase política hacer entender a la sociedad que se trata de un gasto imprescindible.

Defensa ofrecerá el reingreso a un millar de soldados despedidos tras 12 años de servicio

Defensa ampliará a través de la Ley de Tropa y Marinería el tiempo de permanencia en el Ejército de 12 a 22 años, una medida que tendrá «efectos retroactivos». LAURA L. CARO/

MADRID. El Ejército ofrecerá a los casi mil soldados y marineros «temporales» que desde 2003 han sido «despedidos» al cumplir el máximo de 12 años de servicio o alcanzar los 35 de edad la posibilidad de «reincorporarse» al que fue su puesto de trabajo, respetando las condiciones de empleo, especialidad y destino que tenían cuando les llegó la hora del abandono forzoso.

El derecho a este reingreso se les reconocerá en el momento mismo de la entrada en vigor de la futura Ley de Tropa y Marinería, y como consecuencia de los «efectos retroactivos» de la disposición incluida en este texto que elevará el límite máximo de permanencia en filas de los soldados llamados «temporales» de los actuales 12 años a 22, o al cumplimiento de los 42 de edad.

Llegada esta «fecha de caducidad». el Ministerio de Defensa, ha articulado otra mejora, según la cual los «jubilados» pasarán a percibir una paga -denominada «complemento de reserva»- que estará en el entorno de los 650 euros, y que podrán compatibilizar con cualquier otro ingreso a excepción del subsidio de desempleo hasta cumplir los 65 años, cuando la pensión militar se completará con la producida durante la etapa civil.

Retener a muchos y alistar más

La prolongación de las posibilidades de carrera de los militares de complemento, -que son más del 90 por 100 del total- el «reenganche» de los que se tuvieron que marchar, y sobre todo, los incentivos económicos, constituyen algunas de las principales medidas contenidas en esta nueva normativa impulsada por el Ministerio de Defensa.

Será aprobada en Consejo de Ministros antes de que acabe este mes, y reformará buena parte de la Ley de Régimen de Personal de 1999 en persecución de un objetivo que se antoja imposible: consolidar unas Fuerzas Armadas profesionales de entre 102.000 y 120.000 miembros como prevé la ley.

Y es que, a fecha de hoy, la cifra máxima nunca ha ido mucho más allá de los 72.000, con preocupantes cómputos a la baja como los 68.802 efectivos registrados en 2003. Y en los últimos tiempos, ni los siete millones de euros gastados en 2004 en campañas de publicidad ni las promesas han servido para estimular un alistamiento capaz de cubrir el 30 por ciento de plazas que, según reconoce el ministro, permanecen vacías en los tres Ejércitos.

Mirado desde otra óptica, lo que la Ley tratará será de retener también la «sangría» del actual modelo de profesionalización vigente desde el primero de enero de 2003, que consagra una «rotación excesiva» en tropa y marinería, según la cual, cada año se enrolan en los Ejércitos más de 10.000 jóvenes, pero también se registra un número similar de bajas de soldados que deciden optar pasados los tres años de servicio por otras vías -fundamentalmente el ingreso en la Guardia Civil o, en menor medida, la Policía Nacional- ante la falta de perspectivas en el ámbito militar.

Una prueba física «somera»

En la articulación de la disposición transitoria que permitirá la vuelta de los «despedidos» ha pesado este criterio de cantidad, pero también el de calidad. El reconocimiento, años después de la formulación de las reglas que inspiraron la profesionalización del Ejército, de que han sido y siguen siendo mandados a la calle «en el mejor momento de su carrera». Cuando todavía reúnen juventud, experiencia y apenas ha dado tiempo a amortizar la formación que han podido recibir dentro de las propias Fuerzas Armadas.

Para su reingreso, el Ejército sólo exigirá que atraviesen con éxito unas pruebas físicas «somerísimas» -aseguran- que avalen que no se encuentran en situación de «incapacidad».

  • 20 de agosto de 2006 12:23

    Los militares de complemento no son el 90 por ciento del total, ni mucho menos, son oficiales con carrera universitaria.

    • 31 de julio de 2007 18:59

      MIENTRAS LOS TENIENTES DE LA SUPERIOR SE DEDICAN A HACER CURSOS Y NO PISAN UNA COMPAÑIA HASTA QUE SON CAPITANES (LUEGO SE EXPLICAN MUCHOS COMPORTAMIENTOS), LOS ALFERECES/TENIENTES DE LA ESCALA DE OFICIALES Y COMPLEMENTO SON LOS QUE MANDAN LAS SECCIONES ETC......EN FIN SACAN LAS «CASTAÑAS DEL FUEGO»

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