El sábado 19 de marzo, como ya viene siendo habitual desde 2008, con motivo de la celebración de la Junta de Accionistas del BBVA que tuvo lugar el viernes 18 de marzo, en el Palacio Euskalduna de Bilbao, un grupo de activistas pertenecientes al Grupo Antimilitarista de Bilbao KEM-MOC llevaron a cabo una acción para denunciar que los grandes beneficios de este banco provienen, en gran parte, de financiar la industria de la guerra.
Por ello, y simbolizando que “los beneficios del BBVA están manchados de sangre”, varias activistas se arrojaron pintura roja sobre sus cabezas a la entrada de la sucursal situada en la Gran Vía de Bilbao, pintura que representa las dramáticas consecuencias que para un gran número de personas tienen las actividades en las que este banco está involucrado. Mientras tanto, otras activistas sostenían una pancarta que decía “BBVAaren irabaziak odolez blai y #LaGuerraEmpiezaAqui”.
Con esta acción llamativa y simbólica las activistas denunciaban que el BBVA ha destinado al menos 5.421 millones de euros en los últimos años a la financiación de la industria armamentística. Entre las principales empresas financiadas destacan General Dymamics, Leonardo, Indra, Airbus, Aecom, Honeywel, Navantia o Maxam, empresas que producen aviones militares, tanques, submarinos, misiles, municiones y armas nucleares.
Las activistas declararon que “la guerra es un crimen contra la humanidad”. Además de provocar el sufrimiento de personas que poco o nada tienen que ver con las causas e intereses que generan las guerras, suponen una violación flagrante de los derechos humanos y fuerzan el desplazamiento de millones de ellas. De hecho, los conflictos bélicos, como el de Ucrania, que estamos viendo ahora a través de los medios de comunicación, y otros muchos conflictos a lo largo del mundo que no tienen tanto eco mediático, son la principal causa de las migraciones forzadas en el mundo.
También afirmaron que cada euro que se despilfarra en las guerras se detrae de necesidades sociales inmediatas como la sanidad, la educación o los servicios sociales, destinos imprescindibles en la situación de crisis y dificultad en la que nos encontramos desde hace años.
Así mismo, nos recuerdaron que, aunque si bien es cierto, son muchos los bancos que participan en el negocio de la guerra, existen alternativas, hoy en día muy extendidas, como la banca ética.