La Audiencia Nacional reafirma su carácter de tribunal de excepción
La Red por las Libertades y el Dialogo considera inadmisibles las brutales
condenas recaídas sobre ciudadanas y ciudadanos vascos, por su presunta
pertenencia o colaboración con organización terrorista, que no está basada
en hechos concretos, sino en supuestas conexiones por el hecho de ejercer
la libertad de opinión y asociación.
La tramitación del macro-sumario 18/98 ha estado llena de irregularidades
desde su fase de instrucción, cambiando la garantista presunción de
inocencia por la presunción de culpabilidad. La vista oral, que ha durado
casi 18 meses, y que ha significado un castigo añadido para los
procesados, no ha estado exenta tampoco de numerosos defectos que han
provocado indefensión, como a lo largo de la misma ha sido denunciado.
La conclusión del proceso tenía que estar en consonancia con todo lo visto
anteriormente; y así, en lugar de citar a los procesados para darles a
conocer la sentencia, se ha producido una redada injustificada, con la
detención de todos y cada uno de los condenados, sin que previamente hayan
podido conocer su condena, que todavía no se ha hecho pública.
Lo que hemos conocido a través de los medios de comunicación es que el
tribunal, incluso, ha aumentado las penas solicitadas por el fiscal, al
calor del clima político-social creado tras la rechazable ruptura del alto
el fuego de ETA, lo que constituye un hecho insólito. Estas condenas, no
por hechos considerados delictivos (como podría ser un atentado), sino por
supuestas coincidencias estratégicas, sientan un precedente sobre la
figura delictiva del «entorno de organización terrorista». A partir de
este proceso, cualquier persona u organización que tenga coincidencias con
planteamientos de alguna organización considerada delictiva,
automáticamente podrá ser procesada y condenada.
La conclusión del proceso 18/98 es la muestra del alarmante recorte de las
libertades que se está produciendo en nuestro país, al haber sido
condenados, a largos años de cárcel, a personas por el simple hecho de
haber ejercido su derecho de expresión y asociación, (y no por la comisión
de posibles actos delictivos, que no figuran en ninguno de los miles de
folios del sumario). Si a esto sumamos la legislación excepcional, y su
aplicación no menos excepcional (como la terrorista, y la ley de
Partidos), podemos afirmar que se está poniendo en juego el sistema de
libertades y derechos que tímida e incompletamente se restauró tras la
muerte del dictador.
No es sólo la actividad violenta de ETA la que se trata de perseguir y
castigar. Se está persiguiendo el derecho de opinión, expresión y
organización, de todas aquellas personas y grupos que no interesan al
poder económico y político. Y esto no sólo sucede en Euskadi, sino que se
está extendiendo a toda la geografía española. Si ETA mata a una persona,
se trata de un acto terrorista. Si un nazi mata a un antifascista en
Madrid, se trata de una pelea entre tribus urbanas, convirtiendo al
entorno de la víctima en más peligroso que el de su verdugo. Esta es la
situación en la que tratan de meter a todos los que actúan para acabar con
las injusticias y desigualdades de esta sociedad. Serán acusados de
violentos y terroristas, aunque estén comprometidos en acciones de
no-violencia, como ha ocurrido con algunos de los condenados del 18/98.
Seguimos convencidos de que el llamado conflicto vasco sólo se podrá
superar con diálogo y negociación. Ni la vulneración de derechos y
libertades, ni las condenas injustas, ni la violencia sin sentido de ETA
(que, según las noticias, ha vuelto a causar dos víctimas, una de ellas
mortal), acercarán la necesaria paz que exige la sociedad de Euskal Herría
y del resto del Estado.
Ante esta situación los movimientos sociales y políticos estamos llamados
a actuar. Se está cuestionando el ejercicio de la libertad y la
posibilidad de luchar. Y hoy más que nunca hay que recordar aquellos
versos de Brecht, que podríamos actualizar de esta manera: "Fueron a por
un abertzale, y no me afectaba; fueron a por un anti-fascista, y no me
afectaba.."
Por la Paz y el Dialogo, en nuestro nombre sí.
Madrid, 1 de diciembre de 2007