Para acceder a la presidencia de la República, Michelle Bachelet no sólo logro movilizar a una concertación anquilosada, además para la segunda vuelta llegó a ciertos compromisos con sectores de izquierda y derecha que le permitieran ampliar su base electoral. Ejemplo de ello son los compromisos con el PC sobre el sistema electoral.
En el ámbito del Servicio Militar y las FFAA, puesto en el horizonte social y medial por las matanzas a lo “hermanos Coen” de Antuco y la Antártica, también alcanzó ciertas componendas con sectores de la izquierda eclesial y oenegística para incorporar en su agenda para los “100 días” la Objeción de Conciencia. Ciertamente una Objeción de Conciencia presentada por instituciones que ya han asumido el lobby como sustento y la negociación como parte de su carácter. Esta Objeción de Conciencia en ese trámite ya hasta había perdido el nombre en negociaciones anteriores con los mismísimos Leal y Burgos, el primero de ellos ahora como presidente de la Cámara de Diputados.
El lobby tan exitoso de esta izquierda chilena eclesial y oenegística no logró más que rechazos parlamentarios a todas las indicaciones presentadas, a pesar de que estas presentaban una OC absolutamente deslavada: una OC que no se podía ejercer en caso de guerra y que dependía de un tribunal para su reconocimiento, además de necesitar del aval de... ¡vaya coincidencia! las iglesias y las ong’s para su reconocimiento legal. Es decir, se buscaban objetores de conciencia cristianos y de izquierda legal.. los que no existen en Chile, pues como sabemos los objetores de acá son insumisos, antimilitaristas, anti-partidos políticos, ateos y fuera de toda institucionalidad. Ese exitoso lobby en su afán de hacer aceptable a los políticos el derecho de Objeción de Conciencia dejó fuera la realidad de la OC en Chile es decir a los insumisos e insumisas antimilitaristas.
Para salvar su pega una fenecida red de instituciones “por la objeción de conciencia”, que se financia con aportes del extranjero (que entregan sus fondos pensando en que aquí si que se lucha por los derechos humanos), se contactó con una Michelle Bachellet abierta a recibir todas las promesas de votos y ella, astuta, con su mente reafirmada por su experiencia militar en el Ministerio de Defensa, adoptó sin problemas la Objeción de Conciencia que conoció por boca de esta izquierda deslavada y de los asesores del Estado mayor de las FFAA: una OC que se podía domesticar y poner al servicio del Ministerio de Defensa, sirviendo como puente entre las FFAA y las empresas de acción social (tales como el “Hogar de Cristo”); a todas luces un gran negocio político, medial y económico, como lo está probando la experiencia de las “fuerzas de Paz” chilenas en Haití. Así la OC se colocó en la lista de tareas a efectuar en los primeros 100 días de gobierno.
Al límite del cumplimiento de la fecha acordada, surgen dos iniciativas legales para el reconocimiento de la OC: una que proviene de una alianza entre parlamentarios de la concertación y cierta derecha y una vuelta a la vida de esa red de instituciones, esta vez ampliada hacia oenegés de la izquierda concertacionista y otra del gobierno. Seis días de diferencia en la presentación de una y otra.
¿Qué las une? : pues que la OC que presentan está restringida al reconocimiento por el sistema de reclutamiento, que no se puede ejercer en caso de guerra (estado de asamblea) y que quien quiera declarar su OC debe presentar pruebas y antecedentes. Sólo se puede apelar a una instancia de la decisión de este tribunal.
¿Qué las diferencia? : que la propuesta gubernamental agrega el servicio ciudadano alternativo (SCA) como una carga obligatoria para quienes (hombres y mujeres) se declaren OC. Esto es claramente discriminatorio (quienes no hagan el servicio y no sean objetores/as no tienen la obligación de prestar servicio alguno, que es la experiencia mayoritaria de los/as jóvenes chilenos/as) y tiene por finalidad entregar más poder y financiamiento a las FFAA en tanto el SCA queda en manos del Ministerio de Defensa. La propuesta parlamentaria también castiga a quienes quieran ser OC: deben pagar a un notario por hacer la escritura en la cual se declaran como tales.
La propuesta gubernamental de SCA implica reafirmar la línea del acuerdo gobierno-ong’s a costa del ejercicio del derecho humano de objeción de conciencia. La ley propuesta obliga a los y las OC’s a realizar un servicio ciudadano de “beneficio comunitario” y que “aporte al objetivo de la defensa Nacional”, esto implica dos caminos, absolutamente complementarios: Objetores y objetoras como parte “civil” de las “fuerzas de paz” chilenas en el marco de la ONU y OEA, (que están y han estado presentes en Haití, Croacia, Bosnia, Timor, Irak, Chipre, etc.), replicando la experiencia del “Hogar de Cristo” en Haití y otro: objetores y objetoras realizando trabajo gratuito en oenegés e instituciones de beneficencia en el país, nivelándolos con aquellos imputados que son penalizados con “penas alternativas de beneficio a la comunidad” en los tribunales de la reforma procesal penal.
Un objetor u objetora no sólo no podrá salir del ámbito de las FFAA e n tanto todo el proceso del SCA, estará bajo el arbitrio del Ministerio de Defensa, sino además se pretende que él o ella se integren alegremente a la “comunidad de defensa”, justificando así, de este modo, incrementos “civiles” en las partidas presupuestarias del Ministerio de Defensa.
Por otra parte las oenegés que impulsan estas propuestas legales se llenarán los bolsillos de recursos provenientes del Ministerio de Defensa y sus proyectos y oficinas de personal gratuito y obligado.
Es decir nuestra izquierda eclesial y oenegística no sólo es capaz de vender, rebajar, quitar de contenido un derecho humano como es el derecho de objeción de conciencia, sino que además no presenta el menor escrúpulo en hacer de ello un buen negocio y aún así presentarse satisfechos de su acción.
Este mal chiste se resolverá en un plazo breve, aunque claro para quienes creemos que los derechos y las libertades se resuelven en lo social y no por las leyes, pues estamos claros que sólo el ejercicio real de la OC asegura su reconocimiento social, que es el que importa.
Seguiremos adelante, insistiendo en la insumisión y la acción directa, por el reconocimiento social de la objeción de conciencia mediante su ejercicio. De paso iremos a dejar una corona de flores a la tumba moral de quienes han propiciado tamaños monstruos de los derechos humanos, como son estas propuestas de ley sobre OC y “Servicio Ciudadano Alternativo”.
Pelao Carvallo
del Ni Casco Ni Uniforme para el MOC Chile y el antimilitarismo mundial
MOC Chile, Antimilitarista e Insumise:
Ni Casco Ni Uniforme Stgo.
Rompiendo Filas Tco.
Gampoc Concepción
Re/evolución Linares
Insumises de Rancagua