El viernes 2 de marzo de 2007, el grupo organizador de Pittsburgh (POG) y simpatizantes llevaron a cabo el bloqueo del Centro Nacional de Ingeniería Robótica (NREC), una empresa de la universidad Carnegie Mellon (CMU) generosamente financiada por el Pentágono, que se ha convertido en líder mundial en robótica militar. La acción tuvo éxito por encima de las previsiones de los grupos organizadores.
Dos acciones se organizaron para crear una barricada. La primera fue un esfuerzo no hecho público de cuatro grupos de afinidad para impedir el uso de las entradas principales usando tubos de bloqueo (tubos largos dentro de los que dos personas puedene encadenar sus brazos), candados en U y un trípode. Estos grupos empezaron su acción a las 5 de la mañana, antes de que la policía llegara al lugar. Esta acción bloqueó todo el acceso de vehículos al NREC y obstaculizó fuertemente la posibilidad de entrada de peatones. La segunda pieza de la acción fue una marcha públicamente anunciada a las 7:30 de la mañana desde parque Friendship al NREC, que también intentó bloquear las instalaciones. Como era de esperar, un gran número de agentes de policía fueron desplegados en varios lugares para asegurar que la marcha no podía impedir el acceso al Centro.
No es ninguna sorpresa que cuando se anuncian públicamente los planes para el bloqueo de una instalación multimillonaria, especialmente una fuertemente financiada por el Ejército, el estado haga planes también para detenerte. El sentido de la acción no anunciada fue ocupar y mantener el espacio que queríamos antes de la llegada de la policía. La marcha quería llevar más gente a un bloqueo ya en marcha y dejar abierta la posibilidad de un segundo intento si el primero era rápidemente disuelto. En lugar de estar obligados a empujar el cordón policial, con una fuerte confrontación y el riesgo que esto hubiera supuesto, mucha gente ya estaba donde quería estar.
Ha sido una desobediencia a gran escala que ha cerrado la instalación. Treinta y cinco personas bloquearon las entradas principales en la mayor acción de desobediencia en Pittsburgh desde que empezó la guerra. Esta acción marcó el primer uso a gran escala de tubos de bloqueo, candados en U y trípodes en Pittsburgh, y fue precisamente el uso de estas técnicas lo que nos permitió mantener el espacio durante todo ese tiempo. Habiendo traido a miembros de Seguridad Interior una semana antes para entrenar a la policía en cómo desalojarnos, los agentes todavía tardaron más de 5 horas en sacar a 15 activistas fuera de la calle, 3 horas después de que la policía comenzara a intentar soltar a la gente. Al final, la policía desplegó a más de 50 agentes de varios departamentos, la mayoría concentrados en la puerta trasera. Se pudo ver como agentes del FBI tomaron imágenes desde una ventana al otro lado de la calle.
La acción recibió lo que puede ser la más extensa cobertura de medios entre todas las acciones locales contra la guerra desde que ésta comenzó en 2003. La mayoría de los medios corporativos e independientes entrevistaron a los participantes, a veces incluso informando en directo desde el lugar y durante todo el día.
Naturalmente, los medios de la Universidad Carnegie Mellon respondieron que el bloqueo no afectó completamente a su trabajo. A través de conexiones telemáticas, y la reestructuración del plan de trabajo, «casi todo el mundo» pudo continuar haciendo su trabajo.
Pero parece que no han entendido en absoluto el sentido de la acción. Lo que dijimos que haríamos e hicimos fue bloquear el NREC como un acto tangible de resistencia a la guerra. Nuestro objetivo no era mantener a los empleados de la instalación en sus casas como rehenes asegurándonos de que no pudieran trabajar en un proyecto militar. Como nuestros repetidos bloqueos del centro de reclutamiento, esta acción tenía la intención de lanzar un mensaje contra la guerra en una instalación relacionada con la guerra que no había recibido hasta ahora el escrutinio público.
Forzando a los reclutadores a alterar sus calendarios o impidiéndoles acceder a sus oficinas, retrasando la producción de equipos militares, ocupando las oficinas de los legisladores o bloqueando las instalaciones del líder mundial en robótica militar. Ninguna de estas acciones son la mágica bala de plata para parar la guerra o forzar un cambio estructural en nuestra sociedad. Todo el trabajo que hacemos está en conjunción con una miriada de otras tácticas educativas y de acción de millones de personas en el país. Peticiones, llamadas telefónicas, cartas al director, talleres, arte antiguerra, acciones de desobediencia civil, todo hace su parte. Todo este movimiento está creando un clima de resistencia sistemática a través de grandes sectores sociales. Todas estas acciones contribuyen a visibilizar una resistencia a la guerra, el imperio, y la ocupación que está creciendo. El POG ve su papel en intentar empujar al movimiento hacia la acción directa usando métodos bien probados y la experimentación en nuevas direcciones tácticas.
Queremos agradecer a toda la gente que tomó parte en la acción, especialmente a las personas que viajaron desde Illinois, Ohio, Maryland y otros lugares, arriegándose a ser detenidas. También a quienes participaron en la concentración de solidaridad en el exterior de la cárcel, asistieron a las declaraciones (esto cambió las cosas con el juez!), toda la gente que dio dinero y envió mensajes de apoyo, la banda andante, los simpatizantes que alojaron a gente y todos los que nos concedieron el beneficio de la duda, de que no seríamos inmediatamente aplastados por el estado!
Pronto tendrán lugar declaraciones judiciales. Está también la certeza de que continuaremos las acciones contra el aparato de reclutamiento y nos enfrentaremos a la contribución directa a la guerra de la Universidad Carnegie Mellon.
Amor, solidaridad y resistencia
Pittsburgh Organizing Group
www.organizepittsburgh.org
pog (at) mutualaid (dot) org
Video de la acción:
Parte 1
Parte 2
El Centro Nacional de Ingeniería Robótica (NREC) fue el blanco de la protesta debido a su intensa implicación en la «robótica militar». Al darse cuenta de que uno de los mayores obstáculos para mantener el apoyo público a la guerra son las cifras de soldados estadounidenses muertos, el Ejército ha empezado a invertir miles de millones de dólares en el desarrollo de robots y vehículos no tripulados. Instituciones conectadas con el sistema de universidades (como el NREC) y entidades privadas han recibido grandes contratos del Pentágono para desarrollar nuevas tecnologías de combate. La Universidad Carnergie Mellon ha recibido tanto dinero y apoyo del Pentágono que es casi imposible para los estudiantes hacer investigación sin contribuir al complejo militar-industrial.
Según un artículo publicado en The New People, «la CMU es a la robótica militar lo que la Universidad de California es a las armas nucleares». Mientras que los partidarios de la robótica militar argumentan que salva vidas, los críticos responden que más bien «hace aséptico y deshumaniza el combate», lo que provoca que la decisión de hacer la guerra sea potencialmente más fácil debido a que se elimina parcialmente el costo en vidas de soldados propios. Además, y ese ha sido el caso con otras tecnologías inicialmente desarolladas para el Ejército, es bastante posible que estas nuevas tecnologías sean usadas contra la población de EEUU como una herramienta para hacer la represión de amplios sectores sociales más «eficiente», y por tanto como una herramienta para neutralizar el disenso.