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Diagonal

Defensa, mentiras y actas del Congreso (José Toribio)

Defensa, mentiras y actas del Congreso (José Toribio)

Miércoles 28 de octubre de 2009. Diagonal, número 112

Debería escamarnos el bombardeo de los medios acerca del supuesto esfuerzo presupuestario del Ministerio de Defensa. Nos dicen que en 2009 su capacidad de gasto se ha reducido el 2,9% y que en 2010 seguirá la misma suerte, con un recorte del 6,2%. Que esto lo digan los medios del sistema es lógico: la gente terminará creyendo que los militares –qué majos– se aprietan el cinturón en esta época de vacas flacas y que se solidarizan con la gente que está sufriendo las consecuencias de la llamada crisis. Pero si estas noticias tienen como voceros a los medios alternativos, grupos e investigadores que dedican su tiempo a desvelar las mentiras del establecimiento, la cosa tiene menos gracia. Es falso, rotundamente falso, que el presupuesto del Ministerio de Defensa (MD) haya disminuido o que vaya a disminuir –no digamos ya el gasto militar–. Nunca dispusimos de tanta información de los temas de la guerra y, sin embargo, parece que ahora es cuando nos volvemos menos minuciosos y críticos. Estas soflamas acerca del buen hacer de la casta militar y de sus políticos cómplices son pura propaganda. En primer lugar, examinemos cómo va el gasto en el ejercicio de 2009. El gasto liquidado se diferencia del gasto inicialmente previsto en que el segundo es una planificación ideal y el primero obedece a lo que realmente sucede. Según los boletines de ejecución presupuestaria, a 31 de julio de 2009 el Ministerio ha dispuesto de unas modificaciones positivas de crédito de 945 millones de euros. Esto convierte los 8.255 millones iniciales en 9.201 millones en solo siete meses. De momento, Defensa gana por goleada: nos ha hecho creer que su presupuesto ha bajado un 2,9% cuando en realidad ha subido un 11,45%. Los dos programas presupuestarios mediante los que se lleva a cabo la ‘modernización’ de las Fuerzas Armadas –eufemismo para ‘programas para la compra de armamento’– son el 122B (programas especiales de modernización) y el 122A (programas menores). Los programas especiales, entre los que se encuentran los aviones de combate, fragatas, submarinos, misiles y otros nos van a costar 26.713 millones de euros, de los que hasta ahora el Ministerio de Defensa ‘sólo’ ha pagado 3.393. El programa 122B nos costará 425 millones de euros. Lo que se ha hecho con la tan cacareada bajada de 2009 (de 150 millones de euros) es aplazar estas partidas acomodando el calendario de pago de estos programas a una nueva situación determinada por ciertos retrasos en la producción. Se han hecho una serie de ajustes presupuestarios –diseñando ‘curvas de pagos’ más laxas– que no afectan en absoluto a las diferentes partidas relativas a gastos de personal o a inversiones prioritarias de Defensa ni al ‘equilibrio financiero’ de las empresas beneficiarias. El supuesto recorte no es más que el retraso del pago, lo que bien podría ser traducido, para el común de los mortales, como “engaño para hoy y pago diferido para mañana”. Si el Ministerio hubiese querido ahorrar 150 millones lo tenía muy fácil: podría no haber comprado, digamos, una partida de misiles, y listo. Pero no: lo que hace es generar una deuda y así no sólo debilita la economía a medio-largo plazo sino que beneficia a la banca, que ve en este aumento de plazos un aumento de los intereses.

Asistimos, en plena crisis, a una nueva ingeniería financiera que produce más pobreza: ¿cómo que el sistema financiero es improductivo?
No caigamos en las trampas que nos van colocando. Podría ocurrir que hagamos como en el siglo pasado: nos creímos que se reducían los gastos militares cuando se habían inventado una estrategia contable que los difería a través de diferentes Ministerios. Así nos luce el pelo.

JOSÉ TORIBIO. Investigador antimilitarista

Alternativa Antimilitarista - Moc
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