Tal y como se están encargando en señalar todos los aparatos de propaganda del Estado, hace diez años que el aznarato (el estilo chusco de gobierno de entonces, por otra parte bastante continuista en materia militarista con los anteriores del Franquismo, Adolfato, Felipato y posteriores del zapaterismo) abolió la odiosa mili.
Los propagadores oficiales, con la ministra Chacón al frente y la inestimable colaboración del NODO moderno (léase RNE y RTVE), nos dicen en sus manipulo-programas de estos días, que esto pasó porque era lo moderno y lo guay, descontextualizando el momento y ocultando otras cosas que llevaron al verdadero callejón sin salida de la institución más odiada por la sociedad.
Por ejemplo:
Nosotros hoy queremos dar una versión alternativa a la reforma del servicio militar:
¿para qué valía la mili?
La mili era la obligación legal de que todos los jóvenes mayores de dieciocho años (otras edades antes) tuvieran que servir voluntariamente como soldados en el ejército durante dos años (luego 18 meses, luego 1 años). Durante este año, la mili se convertía en el principal instrumento de “educación cívica” que tenía el poder hacia los ciudadanos. ¿qué enseñaban ahí? Cosas muy útiles para la vida como sumisión, obediencia ciega, machismo, autoritarismo, respeto al poder, jerarquía, violencia, idea de enemigos, …
También valía para mantener un sistema de privilegios para la casta militar, para tener un ejército hipertrofiado y amenazador hacia la sociedad (recordemos que el despliegue del ejército era para defender las salidas de las principales ciudades por si dentro había revueltas y que los militares intentaron en Españ a lo largo de la historia varias decenas de golpes de estado) y para militarizar los conflictos y las conciencias.
¿Para qué valía el ejército?
A juzgar por sus hechos durante los doscientos últimos años, el ejército valía para someter la discrepancia interna y ejercer la represión, para repartirse cargos y prebendas y oligarquizar el poder, para dar golpes de estado y mediatizar el poder político, para imponer dictaduras, para proteger el imperio (cuando existía esto) o intentar constituir otro (magreb), para oprimir pueblos que luchaban por su liberación (pueblos de latinoamérica, Filipinas, GUinea, Sahara, Marruecos, etc), para esclavizar a la juventud (mili), para conseguir dinero para el gasto militar, para proteger a la oligarquía, para adoctrinar militaristamente a la sociedad, para introducir a España en el entramado de la OTAN y en las labores de ijerencia internacional (guerras de Irak y Afganistán incluidas) …
Y en definitiva para militarizar la sociedad y constituirse en el instrumento principal de dominación del estado y del militarismo.
¿Qué fue la insumisión?
La insumisión fue un movimiento de rechazo antimilitarista al ejército y al militarismo, que provocó una estrategia de desobediencia civil y de desafío a la obligación militar y a la prestación “sustitutoria” que el estado estableció para quienes no querían ir a la mili.
En esta estrategia los “obligados” a ir al ejército o a la prestación sustitutoria desobedecían esta obligación legal y eran enjuiciados por su desobediencia. Muchos de ellos sufrieron represión y cárcel. Otros muchos, por la eficacia de la desobediencia, sencillamente lograron que no si ejercieran acciones legales.
En el movimiento de insumisión participaron desde los colectivos y movimientos de objetores y antimilitaristas, hasta grupos barriales, vecinales, de apoyo, intelectuales, etc.
Entre todos se consiguió la eficacia de la insumisión, desenmascarar socialmente y desbordar la política militarista y el servicio militar obligatorio y hacerlo insostenible. Tanto que el ejército y el poder político decidieron reconvertirlo y “profesionalizarlo” para evitar males mayores y mantener los palos del sombrajo.
Por esto se abolió el servicio militar.
¿Para qué vale el ejército ahora?
A juzgar por nuestros hechos actuales, para lo mismo que antes: injerencia polìtica y militar en lo sconflictos internacionales, consolidar el status quo de un orden internacional injusto, adoctrinar sutilmente a la sociedad en los mismos argumentos: idea de enemigo, jerarquñía, sumisión, autoritarismo, etc; para provocar un elevado gasto militar, para privilegiar los intereses del complejo miltiar industrial y para consolidar la mentalidad militarista de nuestra oligarquía dirigente, cada vez más identificada con el militarismo.
Para saber más
Libro “En legítima desobediencia” hecho por el Movimiento de Objeción de Conciencia, el principal impulsor de la insumisión en España.
Libro “Creadores de democracia radical” (capítulos)
Ponencia de Utopía Contagiosa “Contextualización de la reforma del Servicio Militar” presentada en la Comisión Mixta Congreso-Senado con motivo del debate parlamentario sobre la supresión del servicio militar.