La «bomba gay» del Pentágono
NUEVA YORK. POR JOSÉ LUIS DE HARO, SERVICIO ESPECIAL
abc.es
Mientras la cuestión del matrimonio homosexual sigue encendiendo una dura batalla política y social, el Departamento de Defensa de Estados Unidos tiene completamente claro el origen de uno de los tradicionales
enigmas que han acompañado al ser humano a lo largo de la historia.
Tan evidente es dicho conocimiento que documentos hechos públicos por el Pentágono afirman que el alto organismo militar norteamericano podría, incluso, haber estudiado la posibilidad de crear una bomba a base de hormonas que cambiara las tendencias sexuales del enemigo.
Siete millones de dólares
No, no es el día de los inocentes, y lo que podría sonar a broma costó a los estadounidenses cerca de 7.5 millones de dólares.
Esta elocuente iniciativa comenzó a cuajarse en los Laboratorios Wright
que el Ejército del Aire tiene en Ohio allá por 1994. El maquiavélico
plan tenía como oscuro fin crear un dispositivo que rociase con un
potente afrodisíaco a los combatientes enemigos, algo que desencadenaría
una bacanal derivada del presumible comportamiento homosexual que
experimentarían los afectados. Una triste y ridícula percepción del
colectivo gay que, según sus inventores, se supone que inevitablemente
«minaría la moral del ejército a combatir».
Por supuesto, con esta abanderada propuesta de «haz el amor y no la
guerra» inundando en forma de mofa la mayor parte de los medios de
comunicación norteamericanos, a los responsables del Departamento de
Defensa no le ha quedado otro remedio que salvaguardar su orgullo y
desmentir por activa y por pasiva dicha investigación.
El teniente coronel, Brian Maka, portavoz del Pentágono, no titubeaba al
dejar claro que nunca se ha profundizado en lo que reconoció «como una
propuesta que fue rechazada como otras muchas». Sin embargo, esa no es
la opinión que tiene Sunshine Project, la organización con sede en
Alemania y en el Estado norteamericano de Texas que propuso la
rocambolesca arma no letal.
«No fue desechada»
La página web de la compañía recoge las afirmaciones de Edward Hammond,
uno de sus miembros, que no duda en asegurar que «las declaraciones del
Pentágono no son ciertas ya que la propuesta no fue desechada de
inmediato» y recibió más atenciones de lo que el Departamento de Defensa
quiere hacer creer.
Desde luego, una cosa esta clara los documentos del Pentágono existen y
han sido desclasificados gracias al Acto de Libertad de Información
estadounidense.
Aunque no se estima el alcance que realmente obtuvo esta bomba «gay», sí
es cierto que existe un CD ROM con distintas opciones de armas no
letales que fue distribuido entre varias Academias de Ciencia Nacionales.
Junto a la idea de «cambiar de acera» al enemigo también se barajaban
otra genialidades como el uso de un componente químico que dificulta la
visibilidad ante la luz solar o el empleo de una sustancia que aumenta
la agresividad de las abejas.
Por supuesto frente a la cómica reacción de muchos ciudadanos, que
llegaron a afirmar que el creador de dicha idea «debería ser abofeteado
y forzado a ver sin descanso la filmografía de Judy Garland por el resto
de sus días», muchos no dudaban en poner de manifiesto que este probado
e insistente rumor demuestra la intolerancia existente dentro de la
Fuerzas Armadas estadounidenses