Miembros del Movimiento de Objeción de Conciencia ( MOC ) han realizado hoy, en el marco de la Campaña Estatal contra la Militarización de los Presupuestos Generales del Estado [1], un simulacro de bombardeo frente a la Diputación Foral de Vizcaya, para denunciar que la «prioridad» en las Cuentas de 2007 «sean los gastos militares».
EUROPA PRESS / BILBAO
El MOC ha recordado que estos días se debate en el Congreso de los Diputados el borrador de los Presupuestos de 2007, que, «disfrazados de propuesta progresista, nos muestran el rostro de la muerte en forma de gasto militar». El colectivo antimilitarista ha criticado que «lejos de constituir objeto de debate público, una vez más, los próceres del estado usurpan a la sociedad civil la potestad de decidir qué se hace con su dinero, lo cual no es sino una consecuencia de la imposición de un determinado modelo de defensa que, según ellos, no se puede cuestionar».
El MOC denuncia que en los Presupuestos Generales del Estado de 2007 «se destina a gasto militar 22.425 millones de euros, lo cual equivale a más de 3,7 billones de pesetas, con B de bomba».
Asimismo, ha indicado que, «como viene siendo costumbre, la partida para el Ministerio de Defensa es poco más que la tercera parte de esa cantidad y también hay que tener en cuenta las clases pasivas, los Organismos autónomos del Ministerio de Defensa, las partidas militarizadas de Interior, el Centro Nacional de Inteligencia y los programas de Investigación Militar, que van incluidos en la partida del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio».
El MOC aseguró que «los ejércitos no son necesarios» y que, «pese a lo que nos dicen, sabemos que la guerra no es inevitable». «Lejos de constituir una fatalidad del destino o de surgir de forma imprevista como fresas silvestres, las guerras son decisiones políticas, cuyo origen hay que buscarlo en los intereses económicos de los países enriquecidos, a los cuales hemos visto mandar hipócritamente cascos azules, cuales auténticos bomberos pirómanos». añadió, para abogar por la «resolución dialogada de los conflictos y la abolición de los ejércitos».
Por todo ello, hizo un llamamiento a la desobediencia «para acabar con la locura militar desde su mismo origen: evitando la preparación de la guerra» y exigió que «los 22.425 millones de gasto militar se conviertan en 22.425 millones de gasto social»