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La madre de un insumiso escribe la crónica de lo que fueron aquellos años

Insumisión. Una forma de vida: 10ª (y última) parte;  «La Insumisión en los cuarteles. Un paso adelante»

Insumisión. Una forma de vida: 10ª (y última) parte; «La Insumisión en los cuarteles. Un paso adelante»

Publicamos en diez entregas esta crónica de la Insumisión en el estado español escrita desde la clave de Rosario Domínguez, la madre de un insumiso, a quien damos las gracias por poner por escrito sus vivencias y esta hermosa historia. Insumissia.

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LA INSUMISIÓN EN LOS CUARTELES ; UN PASO ADELANTE

Básicamente consiste en acudir al cuartel para una vez adquirida la condición de militar , abandonarlo y realizar una presentación colectiva, explicando los motivos de la desobediencia.

¿Por qué decimos NO al militarismo?

Nuestra actitud antimilitarista está fundamentada en convicciones éticas y políticas . El ejército como institución resume los valores de dominación, jerarquización, y autoritarismo presentes en esta sociedad.
Actualmente el militarismo va ganando terreno en estos aspectos:

a) El plan de profesionalización del ejército supone un aumento importante del gasto militar en detrimento del social. El gasto militar en 1997 asciende a 1,9 billones de pesetas, incluyendo, las partidas de los organismos autónomos, las clases pasivas militares, la guardia civil, la contribución a la O.T.A.N, Etc. Estamos asistiendo a un proceso de militarización de la economía como queda de manifiesto en la financiación del proyecto EFA ( avión de combate europeo) con cargo al presupuesto del Ministerio de Industria. Por otra parte el Estado exporta cada vez más armamento a países que violan los derechos humanos., como Turquía, para masacrar al pueblo kurdo, Marruecos Indonesia Tailandia, Chile, Angola, Argentina.

b) Se pretende legitimar los ejércitos por medio de misiones presuntamente “pacificadoras y humanitarias”, cuando anteriormente se venden armas como en la guerra de los Balcanes o en la región de los Grandes Lagos en África por poner algún ejemplo.

c) La integración del Estado Español en la OTAN supone un paso más en esta escalada de militarismo.

d) El militarismo invade cada vez más la sociedad con la proliferación de cuerpos de seguridad privada, crecimiento del número de presos en las nuevas macrocárceles etc.


3) Alternativas de defensa.

Proponemos un nuevo modelo de defensa asumible por todo el conjunto de la sociedad basado en la no colaboración con la injusticia y la práctica de la desobediencia civil, insumisión al servicio militar, objeción fiscal a los gastos militares, educación para la paz denuncia del comercio de armas y los gastos militares .

Este discurso debe ir dirigido a la sociedad y no a las instituciones o los partidos políticos siempre dispuestos a manipular la situación en su propio beneficio, priorizando el discurso antimilitarista y dejando atrás el antimili y no recurrir a fórmulas antirrepresivas.

Los riesgos que supone esta estrategia pueden ser: el reducido número de desobedientes; la malinterpretación del discurso que se realiza a través de los medios de comunicación que lo interpretan según las necesidades del mercado y la escasa incidencia social, dado que se anuncia el fin de la mili y la incidencia en la sociedad del discurso antimilitarista se hace más complicado.

En cuanto al tratamiento penal de la desobediencia en los cuarteles se aplicaría el Código Militar Artículo 102.3 considerada como “desobediencia permanente” con una pena de 2 años y 4 meses a 6 años y la pérdida de empleo o la “deserción” Artículo 120 del Código Penal Militar con un castigo de 2 años y 4 meses a 6 años de prisión.

El M.O.C. el 8 de marzo de 1997 hace público un comunicado, anunciando el comienzo de la nueva estrategia:

LA INSUMISIÓN ENTRA EN LOS CUARTELES.

El pasado 6 de marzo se hizo pública la primera presentación colectiva de insumisos en los cuarteles mediante una acción en el Gobierno Militar de Madrid. Los cinco jóvenes ( dos valencianos, dos de Pamplona y uno de Bilbao) Plácido Ferrándiz, Carlos Pérez Barranco, Alberto Isaba, Ignacio Ardanaz y Javier Gómez, que habían abandonado el servicio militar se presentaron públicamente y rompieron sus cartillas militares. Con la intención de declararse desertores accedieron al despacho del Juez Militar, que sorprendentemente les dejó en libertad.
Más tarde , fueron perseguidos, juzgados y encarcelados en la prisión militar de Alcalá de Henares, única en funcionamiento en estos momentos .

Así el 17 de diciembre de 1998 Carlos Pérez Barranco fue juzgado en un Consejo de Guerra en Badajoz, haciendo un alegato final ante el Tribunal subrayando: En primer lugar que el juicio se celebró en el interior de una base militar de difícil acceso, que la sala estaba ocupada por soldados de reemplazo para impedir el paso a los grupos de apoyo y a la prensa.

En segundo lugar que el movimiento de insumisión , la desobediencia civil y “La insumisión en los cuarteles” señala a las Fuerzas Armadas y al sistema de defensa militarista como los verdaderos enemigos de la sociedad, al priorizar los gastos militares, para la consecución de la guerra , La exportación de armamento etc.

En tercer lugar haciendo suyas las palabras de Pepe Beunza en su primer Consejo de Guerra ,presente en la sala del juicio, cuyo testimonio fue rechazado :” soy inocente y les repito que no son ustedes los que me juzgan a mi sino yo el que se presenta voluntariamente para denunciar esta injusticia. Mi presencia hoy aquí es totalmente voluntaria y tiene como objetivo comunicarles la solidez de mi oposición radical y no violenta a la institución que Uds representan y sobre todo, transformar este pretendido juicio a un desobediente civil en un verdadero procesamiento social al Ejército”.

Desde la prisión de Alcalá de Henares , en prisión preventiva, el mismo Carlos escribe una carta : INSUMISIÓN EN LOS CUARTELES SOBRE UN FONDO DE AMAPOLAS, donde dice ser ya 15 los desertores, tres en prisión, cumpliendo condenas de más de dos años , tras ser sometidos a Consejos de Guerra.

“Así la primavera de este año ha vuelto a traer amapolas y desobedientes civiles a la prisión militar de Alcalá de Henares . Los cuatro , Elías, Ramiro Plácido y yo hemos “visitado” el interior de esta saturación de instituciones disciplinarias: una cárcel dentro de un cuartel. El colmo del militarismo.

Con este fondo de amapolas desobedientes, en compañía de 100 insumisos que habitan las cárceles civiles del Estado Español".

Se van sucediendo las manifestaciones de protesta y las presentaciones de insumisos en busca y captura . En marzo de 1998 6 insumisos , 5 de ellos desertores: José Ignacio Rollo, Unai Molinero, Alberto Estefanía, Miguel Burón Carlos Pérez y José Antonio Alemán se encadenaron a la reja del Gobierno Militar de Madrid . Tras unas horas de forcejeos para cortar las cadenas , Aparecieron los antidisturbios que se los llevaron de manera brutal a comisaría.

Tras seis horas fueron puestos en libertad excepto Miguel Burón que ingresó en la prisión de Alcalá, al estar en busca y captura

No sería posible relatar en estos escritos todas las acciones llevadas a cabo por el Movimiento de insumisos. Solamente recogemos algunas que he podido encontrar con facilidad entre mis innumerables papeles. Rafael Fernández fue detenido en diciembre de 1998 , en una acción no violenta ante el Cuartel General del Ejército en Madrid , en una acción con otros dos insumisos : Oscar Cervera de Valencia, y Joseph Ghanime de La Coruña.

El 20 de febrero de 1999 , décimo aniversario de la primera presentación de insumisos, Javí Gómez fue detenido ante el Ministerio de Defensa, en una acción junto con otros insumisos, desplegando una pancarta con la leyenda “ MINISTERIO DE LA MUERTE”. Se incorporó a filas en el cuartel de Araka (Vitoria ). Fue juzgado en Consejo de Guerra en La Coruña y condenado a dos años 4 meses y 1 día, que cumplió en la prisión de Alcalá de Henares. En esta prisión se encuentra también Rafael Fernández Ferrete(Fali) en prisión preventiva , insumiso en los cuarteles de Sevilla. Ya son siete los insumisos encarcelados.

Los motivos que llevaron a Javi a desertar fueron, según sus palabras:”Denunciar el cada vez más elevado gasto de militar y así mismo las situaciones de injusticia que los ejércitos mantienen en el mundo al defender los intereses de los más ricos mientras condenan a vivir en la miseria a más del 80% de la población mundial”.

Nosotras las madres con los nuevos encarcelamientos, donde llegaban insumisos de toda España a la prisión de Alcalá de Henares, nos encontramos de nuevo después de más de diez años con nuestra vieja y conocida cárcel, donde fuimos tantas veces. Comenzamos de nuevo a visitar y escribir a los encarcelados y a servir de grupo de apoyo para las familias que tenían que desplazarse hasta Madrid, ofreciendo nuestra casas.

La cárcel seguía rodeada de alambradas y los coches no podían acceder hasta la puerta, como antaño. Teníamos que dejarlo a la entrada del recinto donde habían instalado una garita y una barrera que subían, después de enseñar los carnes de identidad, para comprobar si estabas apuntada a la visita y andar un largo trecho hasta la puerta. Pasamos por el detector de metales que estaba fuera en la parte delantera ajardinada y penetramos en lo que era propiamente la prisión.
La entrada estaba despejada, no como entonces que tenías que atravesar varias puertas con el cerrojazo correspondiente. A la derecha estaban unas salas de visitas, donde estuvimos con los presos en numerosas ocasiones. Ya les permitían vestir su propia ropa y poder tener visitas a diario incluso con amigos o amigas, como era nuestro caso. Algo habían aprendido los militares, aunque en el interior las cosas no habían cambiado demasiado. Los presos seguían aislados y chapados. Aunque ellos siempre se mostraban animosos . Supimos que uno de los carceleros les enviaba a algunos matones para provocarlos, que les llevó a interponer varias denuncias.

Entonces estaba en un ala especial destinada a los presos “importantes” el General Galindo entre otros encarcelado por los Gal. Tenía una especie de chalet para el solo y si alguna vez aparecía por el comedor le recibían con un fuerte aplauso. Así es la prisión y los militares que estaban en ella de guardianes del orden, protegiendo a los delincuentes y maltratando a los inocentes.

Escribimos muchas cartas a la familia de los presos , que se mostraban muy agradecidos, dándoles noticias de sus muchachos , que seguían en la brecha a pesar de los años transcurridos.

En la última visita a la prisión que hicimos las madres: (Entonces estábamos Teresa; Carmen, Eva y yo. Gloria ese día no pudo venir. Tampoco Úrsula.) tuvimos a toda la guarnición de la cárcel en movimiento porque al ir a poner el coche en marcha para irnos no arrancaba de ninguna manera. Empezó a ponerse nervioso el soldado de la garita que estaba haciendo la mili . Al cabo de un buen rato salió e intentó ayudarnos sin conseguir su propósito. Llamó al mecánico de la prisión, el que más sabia de coches según él y como no vio nada raro en el motor trato de arrancarlo por la cuesta, sin éxito, empujando durante un buen rato, junto con otros muchos soldados y militares que iban saliendo, hasta llevarlo a la entrada principal. Después de pasada una hora se dieron por vencidos y nosotras nos disponíamos a marcharnos, cuando al entrar en el coche para recoger nuestras cosas recordé , que la llave de arranque estaba debajo de la alfombrilla y habíamos estado intentando arrancar con la que solo abría la puerta.

Había sacado varias llaves de apertura para la puerta que repartí entre mis hijos, que no tenían el chip de arranque y costaban más baratas , y así siempre teníamos una llave para todos en el coche. Pero yo con mi despiste habitual lo había olvidado.. Les dije a las compañeras:” chicas subid que nos vamos”. Claro con la llave escondida el coche se puso en marcha a la primera. Había que ver la cara de asombro de todos los militares que habían estado más de una hora intentando poner el coche en marcha y sobre todo del que más conocía de mecánica que enseguida se acercó a la ventanilla para preguntar que habíamos hecho: Le respondimos, lo que primero se nos vino a la cabeza, que estaba ya ahogado y esa vez fue de chiripa. Salimos corriendo aguantando la risa y ante el asombro del de la garita que nos abrió la barrera un tanto mosqueado. Nosotras ya tuvimos risa para todo el viaje de vuelta. Esa fue nuestra última visita a la prisión Militar de Alcalá de Henares que nos despidió entre risas después de tantos llantos como nos había causado.

El 8 de noviembre del 2000, se celebró el último sorteo de mozos para el servicio militar. La mili tenía los días contados, pero los jóvenes insumisos seguían desobedeciendo. En el año 2002 se terminaron los soldados de reemplazo y pasamos a tener un ejército profesional.

Los últimos objetores encarcelados salieron de las cárcel, después de cumplir condena en mayo de 2002 , José Ignacio Royo en Bilbao y los tres objetores que quedaban en la prisión militar de Alcalá de Henares.
Los objetores de conciencia siguen organizados en diferentes Comunidades, Aquí en Madrid el M.O.C. de Carabanchel sigue funcionando, puesto que la lucha por conseguir una sociedad más justa e igualitaria no ha terminado, más bien es más necesaria que nunca, pero el fin del servicio militar, aunque se celebró como un triunfo del movimiento de objeción de conciencia, también supuso que la lucha llevada a cabo durante tantos años con el apoyo de gran parte de la sociedad, se debilitara al hacerse más difícil transmitir el mensaje en la sociedad. Hoy por hoy , la prensa, el cuarto poder tiene las llaves y muchas veces las claves de los sucesos y así lo que no se transmite por TV, ni aparece en los periódicos parece como que no existe. Nos preguntamos para qué tanta carrera de periodismo si ya tienen las noticias dadas por las agencias y para correr detrás de los famosos y delincuentes pagados. Sin embargo somos muchas las personas que luchamos y seguiremos luchando por conseguir una sociedad menos violenta, donde no se imponga la paz por la fuerza de las armas sino que seamos nosotras las que construyamos nuestro propio destino.

Esta semilla de paz la sembraron nuestros hijos objetores de conciencia insumisos y algún día dará sus frutos, nosotras ya los hemos recogido.



CONCLUSIÓN

No quisiera terminar estos escritos sin unas palabras de agradecimiento a todos los jóvenes objetores de conciencia insumisos , que con su ejemplo supieron limpiar nuestras mentes de prejuicios, nos llenaron el corazón de paz y alegría y nos dieron la fuerza para luchar junto a ellos. Para todos, reflejados en esto que les cuento les transmitimos este pequeño homenaje a través de nuestra palabra escrita.

Vuestra madre: Charo

Firmado: Rosario Domínguez

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