(Imagen de Abdul Rahman, liberado in extremis de ser condenado a pena de muerte -tras ser denunciado por su propia familia a raiz de una disputa por la custodia de sus hijos- al ser declarado «mentalmente incapacitado» para comprender su «delito» de conversión al cristianismo, en marzo de 2006)
Afganistán.-
NUEVA YORK, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
El jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), Tom Koenigs, expresó hoy su preocupación por la reciente ejecución de 15 presos en Kabul, la primera vez que se aplica la pena de muerte en este país desde hacía tres años, según informó el servicio de noticias de la ONU.
«La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán ha sido un acérrimo partidario de la moratoria en las ejecuciones observada en Afganistán en los últimos años», declaró Tom Koenigs. «Desde mi punto de vista personal, la pena de muerte debe ser abolida en todo el mundo», añadió.
En su comunicado, Koenigs reconoció el derecho a la soberanía del pueblo y el Gobierno afganos para decidir cómo se deben aplicar las leyes, pero instó a Kabul a «seguir esforzándose para alcanzar los más altos niveles de Derechos Humanos y garantizar que se respetan el debido proceso judicial y los derechos de todos los ciudadanos».
Un total de 15 presos afganos —entre ellos el autor del asesinato del periodista español Julio Fuentes y otros tres colegas de distintas nacionalidades— fueron ejecutados ayer en la principal prisión del país, a las afueras de Kabul, según informó el director de prisiones afgano, Abdul Salam Ismat.
La ejecución se produjo de acuerdo con la legislación afgana, que estipula que los condenados a muerte deben ser fusilados, según el responsable. Se trata de las primeras ejecuciones de presos que se producen en Afganistán en más de tres años y, además de generar las críticas de Naciones Unidas, también podría complicar las misiones de algunos países de la OTAN que no aplican la pena capital.
Los crímenes cometidos por estos presos van desde el asesinato y robo con armas hasta el secuestro y, según fuentes oficiales, no había talibán ni miembros de Al Qaeda entre ellos. Las tropas internacionales a menudo capturan a milicianos y se los entregan al Gobierno afgano, pero algunos países —tales como Países Bajos o Canadá— podrían no hacerlo si Afganistán aplica la pena de muerte.