Publicado originalmente por Unrepentant
Marxist el 30 de julio de 2012.
Tras leer el artículo de 5000 palabras de
Charlie Skelton publicado en The Guardian el 12 de julio, titulado
“The
Syrian opposition: who’s doing the talking?“
(La oposición siria: ¿quién participa en las conversaciones?), me
acordé de las diferencias entre marxismo y lo que yo llamo
“conspiracionismo”.
El marxismo se basa en un análisis de clase pero el
conspiracionismo subscribe en esencia la teoría del Gran Hombre, en
la cual la Agencia Central de Inteligencia (CIA) e instituciones
paraestatales mueven los hilos en una función de marionetas global.
Piensan que la tarea principal de la izquierda es tirar de la
cortina igual que Toto en “El Mago de Oz”, y poner a la vista a
los titiriteros, como si este conocimiento pusiera fin a la
intervención capitalista en Oriente Medio o en cualquier sitio. Y
más problemáticamente, los conspiracionistas ven el apoyo de la CIA
a los movimientos insurgentes como una evidencia prima facie de
que hay que oponerse a ellos. Para la mayoría de la izquierda
conspiracionista, Libia y Siria son los arquetipos de su peculiar
visión del mundo. Pero al menos para un notable miembro de esta
corriente —Michel Chossudovsky de Globalresearch.org— la
red abarca mucho más. La revolución egipcia también está podrida,
ya que algunos de sus líderes tienen el apoyo de Occidente.
El artículo de Skelton consiste en un esfuerzo por
conectar la líneas de puntos entre el movimiento contra Assad y el
imperialismo occidental mediante numerosas “revelaciones” como
los vínculos con Bilderberg de una líder del Consejo Nacional
Sirio.
Aquí tenemos a Bassma
Kodmani, vista abandonando la conferencia de Bilderberg de este año
en Chantilly, Virginia.
Kodmani es miembro del
comité ejecutivo y jefe de asuntos exteriores del Consejo Nacional
Sirio. Kodmani está cerca del centro de la estructura de poder del
CNS, y es una de las portavoces del CNS que se prodiga más. “No es
posible ningún diálogo con el régimen en el poder. Solamente
podemos hablar de cómo pasar a otro sistema político diferente”,
declaró ella esta semana. Y aquí está, citada por la agencia de
noticias AFP: “El próximo paso tiene que ser una resolución bajo
el Capítulo VII, que permita el uso de todos los medios legítimos,
medios coercitivos, embargo de armamento, así como el uso de la
fuerza para obligar al régimen a cumplir la resolución.”
Este año fue el
segundo Bilderberg de Kodmani. En la conferencia de 2008, Kodmani fue
etiquetada como francesa; en 2012, su nacionalidad francesa había
desaparecido y se la consideraba simplemente como “internacional”.
Su patria se había convertido en el mundo de las relaciones
internacionales.
Skelton es una especie de corresponsal especial
en Bilderberg para The Guardian. Su primer artículo data de 2009. No
estoy muy seguro de cómo consiguió este encargo, ya que sus
anteriores trabajos fueron escribir comedia y la crítica de
películas porno para Erotic
Review. Bueno, quizás sí que era
la preparación idónea.
Bilderberg es el Santo Grial de las mentes
conspiracionistas. Supuestamente se trata del lugar donde la clase
gobernante se reúne una vez al año para trazar sus planes de cómo
dominar el mundo. Para un Ian Fleming izquierdista, es una colección
de supervillanos a la espera de que aparezca un James Bond de
izquierdas. Quizás alguien como Charlie Skelton.
Llegué anoche, bajo
la protección de la oscuridad. Le dije al taxista que parara a 50
metros del hotel. Me preguntó por qué. No podía decirle que lo
hacía para inspeccionar la entrada en busca de cámaras del FBI.
Simplemente murmuré que no podía decírselo. Sus ojos se abrieron.
“¡Ah, ya entiendo!” ¿Qué era lo que sabía? ¿Y qué era eso
que nos seguía? Un hombre conduciendo un BMW. Estremecedor.
En todo el artículo de 5000 palabras de Skelton no
había ni una referencia a
los sirios normales que han arriesgado sus vidas por oponerse a
Bashar al-Assad, o bien mediante protestas pacíficas o mediante la
lucha armada. Hasta ahora 20.000 personas han perdido sus vidas en
este conflicto, la inmensa mayoría de las cuales es razonable decir
que se oponen a la dictadura. Si Siria tuviera la misma población
que EEUU, esta cifra equivaldría a 300.000 muertos, una cifra
desoladora.
¿Qué puede
hacer que tanta gente arriesgue su vida en una batalla tan desigual?
Para encontrar una respuesta a ello, hay que mirar en un sitio
distinto a los relatos de comediantes conspiracionistas como Charlie
Skelton. Por toda la preocupación con la elite corporativa
occidental y la CIA, la respuesta real se encuentra en el interior
de la propia Siria, y los intensos cambios sociales que el
investigador marxista Bassam Haddad
ha identificado en el artículo The
Syrian Regime’s Business Backbone:
A finales de los años 90, la comunidad
de negocios que habían creado los Assad a su propia imagen, había
transformado Siria de un estado semisocialista a un estado de
capitalismo de amigotes por excelencia. La liberalización económica
que empezó en 1991 había redundado fuertemente en beneficio de los
magnates que tenían vínculos con el estado o lo que eran socios de
altos funcionarios del estado. El sector privado creció por encima
del sector público, pero los miembros más pudientes del sector
privado eran altos funcionarios estatales, políticos y sus
familiares. El crecimiento económico registrado a mediados de los
años 90 fue poco más que un boom del consumo de corto recorrido,
como pone de manifiesto la depresión de final del siglo. Las tasas
de crecimiento han caído del 5-7% al 1-2% entre 1997 y 2000 y en
adelante.
Después de que Bashar al-Assad sucediera
a su padre en 2000, los arquitectos de la política económica siria
buscaron revertir el decrecimiento liberalizando aún más la
economía, por ejemplo reduciendo las ayudas públicas. Se
permitieron los bancos privados por primera vez en casi 40 años, y
se empezó a diseñar un mercado de valores. Después de 2005, se
reforzaron los lazos entre el Estado y el mundo de los negocios
mediante el anuncio de la Economía Social de Mercado, una mezcla de
enfoques estatales y de mercado que en definitiva privilegió al
mercado, pero un mercado sin instituciones robustas ni
responsabilidad. De nuevo, el régimen había consolidado su alianza
con los grandes negocios a expensas de los pequeños negocios y de la
mayoría de los sirios que dependían del Estado para servicios,
ayudas y bienestar. Se había perpetuado el amiguismo, pero con un
nuevo disfraz. Las familias asociadas con el régimen de una manera u
otra llegaron a dominar el sector privado, además de ejercer un
control considerable sobre los recursos económicos públicos. Estos
clanes incluyen las familias Assad y Makhlouf, pero también las
Shalish, al-Hassan, Najib, Hamsho, Hambouba, Shawkat y al-As‘ad,
por citar solamente unas pocas. La comunidad de negocios
reconstituida, que ahora incluía a altos funcionarios estatales,
simpatizantes cercanos y ancha franja de la burguesía tradicional,
causó una profunda (y, para el régimen, peligrosa) polarización de
la sociedad siria a lo largo de los ejes de ingresos y región.
Los años siguientes de escasas lluvias y
sequía tras 2003 produjeron una masiva inmigración hacia las
ciudades -emigraron más de un millón de personas, ensanchando aún
más las desigualdades sociales y regionales. Las grandes ciudades,
como Damasco y Aleppo, absorbieron la inmigración más fácilmente
que las más pequeñas, que cada vez carecían más de inversión en
infraestructuras. Las capitales de provincia como Dir‘a, Idlib,
Homs y Hama, junto con las áreas dónde se hallan, son ahora el
principal campo de batalla para la rebelión. Los que vivían en las
áreas rurales han visto como sus subsistencia consumida por la
reducción de los subsidios, la falta de inversión y los efectos de
la urbanización, así como por los efectos de décadas de gobierno
autoritario corrupto. Los levantamientos tunecino y egipcio los
motivaron para expresar su descontento abierta y colectivamente.
Otra cosa que nunca
encontraremos en la literatura conspiracionista es un repaso a una de
las reveladoras conexiones entre la CIA y el mundo árabe,
concretamente el servicio que Ghadafi y al-Assad prestaron al
programa especial de vuelos de detención del presidente Bush.
Comparado con ellos, la asistencia de Bassma Kodmani a las reuniones
de Bilderberg son el chocolate del loro.
Una de las
víctimas fue Maher Arar, un ciudadano sirio-canadiense e ingeniero
de telecomunicaciones que pasó un año en las cárceles de Bashar
al-Assad siendo golpeado con cables de metal. Acusado de ser miembro
de al-Qaeda, las opiniones de Arar son cualquier cosa menos
islamistas. Hace poco fundó una publicación online llamada Prism
que es radical y secular. Aquí se puede encontrar un artículo de
Arar, titulado Syria:
Foreign Interference Between Myth and Reality,
un
oportuno correctivo a las divagaciones de Skelton:
La
exageración de la “influencia exterior”
Afirmar que
no existe ninguna interferencia exterior, extranjera en los asuntos
internos de Siria es negar lo obvio. Pero en mi opinión, esta
“interferencia” ha sido exagerada (los análisis que he leído
con respecto a este tema se basan en especulaciones que no están
apoyadas por los hechos sobre el terreno). Sí, hay países que han
tenido siempre un fuerte deseo de ver cómo se deshace el matrimonio
sirio-iraní. Pero hasta qué punto estos países están influyendo
en los acontecimientos sobre el terreno está lejos de saberse
con certeza. Por ejemplo, los esfuerzos supuestamente liderados por
Qatar y Arabia Saudí para equipar a los rebeldes con armas pesadas
todavía no han dando frutos, y parece que el Ejército Libre Sirio
está usando principalmente armas ligeras y medias.
La mayoría
de estas armas han sido o bien compradas a oficiales corruptos del
ejército, o bien adquiridas asaltando arsenales. Según
informaciones Qatar y Arabia Saudí habrían querido asegurarse de
que el armamento sólo se distribuyera entre aquellos grupos que les
prometieran lealtad a ellos. Aunque algunos grupos puede que
aceptaran el trato, difícilmente todos los grupos aceptarían
ninguna precondición, como informa la revista Time.
Aunque la CIA
puede estar presente cerca de la frontera sirio-turca, toda la
evidencia apunta a que EEUU no tiene muchas ganas de armar a los
rebeldes, por miedo a que la armas pudieran acabar cayendo finalmente
en manos de al-Qaeda o grupos de ideología similar. De hecho,
Washington, a pesar de la retórica anti-Assad que leemos en los
titulares de los medios, no tiene muchas ganas de reemplazar el
régimen de Assad por otro cuya lealtad a los EEUU es incierta.
Las dos
razones que acabo de mencionar explicar por qué EEUU se han negado
hasta ahora a suministrar armas a la oposición armada siria. Las
recientes conversaciones que tuvieron lugar en Ginebra demuestran que
EEUU prefiere todavía “una solución política” (sea lo que sea
lo que esto signifique).
Al hilo de la
referencia de Arar a los temores de la CIA de que las armas puedan
caer en manos de islamistas, debería señalarse que la prensa
burguesa ha incrementado sus advertencias sobre la amenaza del
yihadismo en Siria de una manera que parece sugerir obediencia a la
agenda política de exterior de Obama. A pesar de todo lo que se dice
sobre que EEUU maneja los hilos en Siria, hay muchos motivos para
creer que Washington tiene más o menos el mismo control sobre el
Ejército Sirio Libre que el que tiene sobre Hamas o Hezbollah.
Para algunos conspiracionistas, el ángulo
yihadista es el no va más. Al-Qaeda está debajo de todas las camas
en Oriente Medio, un miedo que se originó con el ataque terrorista
del 11 de septiembre de 2011. Para la gente como Michel Chossudovsky
de Global Research
y Thierry Meyssan de Voltairenet,
las revueltas en Libia y en Siria son sólo la última evidencia de
los complots de la CIA que echan mano de recursos humanos islamistas.
Meyssan es el autor de dos libros
conspiracionistas: 9/11: The Big Lie
y Pentagate,
un libro que argumenta que fue un misil en vez de un avión lo que
impactó contra el Pentágono. Ordinariamente, me tomaría a Meyssan
como un típico caso de chiflado, pero aparentemente tiene algo de
tirón entre autodenominados marxistas como Diana Barahona, que
recomendaba a
los lectores del North Star:
Para una buena explicación de quién es realmente la oposición siria armada, lean “Quién está luchando en Siria”, de Thierry Meyssan, informando desde Damasco. http://www.voltairenet.org/Who-is-f...
Brian Slocums, el autor del artículo Sobre
el terreno con la oposición siria,
del que estaba hablando Barahona, echó un vistazo al texto de
Meyssan y le pareció lleno de carencias:
A pesar de ello, echemos una mirada al
resto de las afirmaciones en este artículo. Los acompañantes de
Conroy en la foto son descritos como líderes de “al Qaeda”.
Abdulhakim Belhadj (correctamente identificado) ciertamente no tenía
nada que ver con al Qaeda en el momento en que se tomó la foto, pero
es verdad que tenía un pasado yihadista 10 años atrás, así que es
una verdad a medias (un buen tanto para Meyssan). El tipo que yo creo
que está incorrectamente identificado como al-Harati, probablemente
tiene un pasado similar. Pero el verdadero al-Harati no tiene ni
vínculos con al Qaeda ni pasado yihadista: vivía tranquilamente en
Dublín desde sus años de adolescencia hasta el estallido de la
revolución Libia en 2011. El artículo afirma: “Según el ex
Primer Ministro José María Aznar, Mahdi al-Harati todavía está en
busca y captura por su implicación en los atentados de Madrid”.
Esta pieza de aritmética de Meyssan es un bulo dentro de un bulo: la
acusación que hizo Aznar iba dirigida contra Belhadj, no al-Harati,
y además no tiene ningún fundamento real. No existe ninguna persona
“en busca y captura” en España por los atentados de Madrid.
Siempre me ha
impresionado desagradablemente que sectores de la izquierda, ya sean
marxistas com Barahona o conspiracionistas como Meyssan, puedan ser
tan crédulos en lo que respecta a asuntos como éste. Cuando sus
enemigos escriben algo que va contra su núcleo ideológico,
utilizarán hasta el último gramo de su energía intelectual para
desmontar a una Judith Miller o un Christopher Hitchens. Pero cuando
promueven la misma agenda que ellos, sus facultades críticas se van
por el sumidero.
Por su parte,
Michel Chossudovsky culpa
de los atentados del 11-S a un complot conjunto CIA/ISI:
Los terroristas del 11-S no actuaron por
propia voluntad. Los secuestradores suicidas fueron instrumentos en
una operación de inteligencia cuidadosamente planeada. Las
evidencias confirman que Al Qaeda está apoyada por la inteligencia
militar paquistaní, la Inteligencia Inter-Servicios (ISI). Está
ampliamente documentado que ISI le debe su existencia a la CIA.
Así no es de extrañar que considere
la revuelta siria como más de lo mismo:
Desde mediados de marzo de 2011, grupos
armados islamistas, apoyados encubiertamente por la inteligencia
occidental e israelí, han llevado a cabo ataques terroristas
dirigidos contra edificios del gobierno, incluyendo incendios
provocados. Está ampliamente documentado que pistoleros entrenados y
francotiradores, incluyendo a mercenarios, han disparado contra la
policía, las fuerzas armadas, y también civiles inocentes. Existe
una amplia evidencia, como se señala en el informe de la Misión de
Observación de la Liga Árabe, de que esos grupos armados de
mercenarios son responsables del asesinato de civiles.
En honor a la
verdad hay que decir que Chossudovsky por lo menos es coherente al
aplicar su esquema conspiracionista a la política de Oriente Medio.
Libia y Siria no son las únicas víctimas de una conspiración de la
CIA. Ésta puede encontrarse virtualmente en todas partes, incluido
Egipto y Túnez:
La cooptación de líderes de los grandes
partidos de la oposición y las organizaciones de la sociedad civil
previamente al colapso de un gobierno títere autoritario es parte de
un plan trazado por Washington, aplicado en diferentes regiones del
mundo.
El proceso de cooptación se implementa y
se financia mediante fundaciones con base en EEUU, incluyendo el
National Endowment for Democracy (NED) y la Freedom House (FH). Tanto
FH como NED tienen vínculos con el Congreso de EEUU, el Consejo de
Relaciones Exteriores (CFR), y el mundo de los negocios de EEUU.
Tanto el NED como la FH tienen lazos conocidos con la CIA.
El NED participa
activamente en Túnez, Egipto y Argelia. Freedom House apoya varias
organizaciones de la sociedad civil en Egipto.
Pero el
complot se hace más denso. La víctima de esta masiva conspiración
no es sólo Oriente Medio. ¿Sabéis qué? ¿Os acordáis de aquellas
protestas en Wall Street que mostraron su solidaridad con las
revueltas en Oriente Medio? Pues
también estában manipuladas por los Másters
del Universo cuyos cuarteles generales están en lugares como Langley
y Foggy Bottom:
En el
transcurso de la última década, las “revoluciones de colores”
han emergido en varios países. Las “revoluciones de colores” son
operaciones de inteligencia de EEUU que consisten en apoyar
encubiertamente movimientos de protesta con el objetivo de disparar
un “cambio de régimen” bajo la bandera de un movimiento a favor
de la democracia.
Las ”revoluciones de colores” son
apoyadas por el National Endowment for Democracy, el International
Republican Institute y la Freedom House, entre otros. El objetivo de
una “revolución de colores” es fomentar la inestabilidad social
y usar el movimiento de protesta para derribar el gobierno existente.
El objetivo final de política exterior es instalar un obediente
gobierno aliado de EEUU (o “gobierno títere”).
La “Primavera Árabe”
En la “primavera árabe” egipcia, la
mayoría de las organizaciones de la sociedad civil incluida Kifaya
(Basta) y el movimiento juvenil “6 de abril” no solamente estaban
apoyados por fundaciones radicadas en EEUU, sino que además tenían
el respaldo de Departamento de Estado de EEUU. (Para más detalles
ver Michel Chossudovsky, El movimiento de protesta en Egipto:
“Dictadores” no dictan, obedecen órdenes, Global Research, 29 de
enero de 2011)
Varias organizaciones clave actualmente
implicadas en el movimiento Occupy Wall Street (#OWS) tuvieron un
papel significativo en la “primavera árabe”. Por su importancia,
“Anonymous”, el grupo hacktivista en las redes sociales, estuvo
implicado en la comisión de ciberataques contra los sitios web del
gobierno egipcio paralelamente a la “primavera árabe”.
(http://anonops.blogspot.com, y también http://anonnews.org/)
En mayo de 2011, “Anonymous” realizó
un ciberataque contra Irán y el pasado agosto, realizó ciberataques
similares dirigidos contra el Ministerio de Defensa Sirio. Estos
ciberataques se realizaron en apoyo a la “oposición” siria en
el exilio, que está ampliamente integrada por islamistas. (Ver
“Syrian Ministry Of Defense Website Hacked By ‘Anonymous’ “,
Huffington Post, 8 de agosto de 2011).
Las acciones de “Anonymous” en Siria
e Irán son coherentes con el esquema de las “revoluciones de
colores”. Buscan demonizar el régimen político y general
inestabilidad política. (Para un análisis de la oposición siria,
ver Michel Chossudovsky, SIRIA: Quién está detrás del movimiento
de protesta. Fabricando un pretexto para una “intervención
humanitaria” de EEUU-OTAN, Global Research, 3 de mayo de 2011)
¡Pero qué conspiración más alucinante! Tan
profunda que es capaz de convertir al movimiento anticapitalista más
poderoso de la historia reciente en un pelele al servicio de los
intereses de las multinacionales.
La mayoría de la gente que escribe en Global
Research no son más que pelmazos,
como Chossudovsky, o marxistas con desviaciones conspiracionistas
como Richard Becker, uno de los líderes del Partido para el
Socialismo y la Liberación. Desgraciadamente, también pueden verse
textos de gente como John Pilger y Eva Golinger, que deberían saber
lo que hacen.
Es difícil saber con antelación cómo le irá a la
corriente conspiracionista en un periodo de profundización de la
confrontación de clases. Con su obvia hostilidad a los movimientos
de base en Oriente Medio y su inclinación a redefinir incluso el
movimiento Occupy Wall Street como un complot imperialista, está
claro que tratamos con gente que no sabe diferenciar entre el bien y
el mal. Hubo un tiempo en que esta incapacidad podía ser usada como
defensa por enfermedad mental en un juicio por asesinato. Esperemos
que las cosas no lleguen a un punto tal que dentro de un tiempo en la
izquierda tengamos que enfrentarnos a locos criminales entre
nosotros.
Louis Proyect