La medida coincide con la reclamación municipal de un 60% del suelo militar
Levante-EMV, 26 de marzo de 2005
J. S., Valencia
El Ministerio de Defensa ha ampliado y definido con precisión la «zona de seguridad» del cuartel «Jaime I» de Bétera donde se ubica el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de la OTAN sin llegar a satisfacer las demandas de la corporación local de de este municipio valenciano, que pedía la desagregación de algunos terrenos por considerar que ya habían perdido interés militar.
Por el contrario, el ministerio no parece, tras la publicación de la orden, que esté dispuesto a ofrecer terrenos sino que ha reforzado sus competencias sobre su área de influencia definida en el Reglamento de Zonas e Instalaciones de Interés para la Defensa Nacional como «Zona lejana de seguridad» donde es necesario, para determinadas actuaciones, incluidas las urbanísticas, solicitar el permiso previo al ministerio.
La derogación de la orden de diciembre de 1982 que regulaba hasta ahora el perímetro de seguridad de la base y su sustitución por nueva delimitación se justifican, según Defensa, en «el tiempo transcurrido, el cambio de denominación de Campamento de Bétera que pasó a llamarse Base Jaime I, así como las necesidades técnicas surgidas del alojamiento de nuevas unidades en la instalación» que «han variado la índole de la misma, lo que hace aconsejable señalar una nueva zona de seguridad».
Bétera está clasificada dentro del grupo primero de instalaciones militares y tiene, por tanto, una zona próxima de seguridad «para garantizar en odas las direcciones el aislamiento y defensa inmediata de las instalaciones... y asegurar el empleo eficaz de sus medios». Normalmente se define a unos 300 metros desde el límite exterior de la instalación.
En esta zona, según la normativa vigente, no podrán realizarse sin autorización del Ministerio de Defensa. «obras, trabajos, instalaciones o actividades de clase alguna».
La zona lejana de seguridad tiene por objeto, según la norma, «asegurar el empleo óptimo de las armas». Aquí la autorización del ministerio solo es preceptiva para realizar plantaciones arbóreas y edificaciones.
Además, el ministerio confirma también la creación de una Zona de Seguridad Radioeléctrica para proteger el centro de comunicaciones de la base.
Reivindicación de terrenos
La decisión adoptada por Defensa contrasta con los deseos del ayuntamiento de Bétera que el pasado 7 de febrero acordaba en un pleno pedir al ministerio de José Bono la devolución de alrededor de cuatro de los seis millones de metros cuadrados- alrededor de un 60% del terreno militar- que ocupa todavía el cuartel «Jaime I» de Alta Disponibilidad de la OTAN y el resto de unidades del Ejército español.
Además, el pleno municipal pidió Defensa que contribuya económicamente con el municipio «tal como se hace en otros países de Europa donde hay un cuartel de la OTAN».
Los terrenos solicitados son en su mayoría pinares zonas de monte situados en el entorno de la Sierra Calderona a los que el ayuntamiento atribuye valor ecológico y paisajístico y sobre los que existe también una gran presión urbanística que está retenida como consecuencia de las servidumbres que exige la instalación militar de Bétera, el antiguo «Campamento».
Medidas de protección
El incremento de las medidas de seguridad en torno a la base militar de Bétera en las dos últimas semanas no ha pasado desapercibido en el entorno de las instalaciones. Sin embargo, fuentes oficiales del Cuartel de Alta Disponibilidad de la OTAN negaron la existencia de medidas adicionales de seguridad al mismo tiempo que descartaban la existencia de «una amenaza específica».
Según estas fuentes, las medidas de seguridad observadas -controles más exigentes en los accesos, con revisión de todos los vehículos y un refuerzo de la vigilancia perimetral que tiene encomendada la Guardia Civil- no se diferenciaban mucho de «las habituales» en la instalación militar.
«A veces- explicaron fuentes oficiales- somos nosotros mismos los que subimos un poco el listón para no caer en las rutinas que pueden comprometer la seguridad, aunque no hay ahora mismo una motivación ni una amenaza específica»