LA OBJECIÓN EN MOVIMIENTO
Historia de la objeción y Expresiones Antimilitaristas en la Actualidad
Contrario a lo que muchos podrían pensar, en la actualidad la objeción por conciencia se asume, se construye y se debate al interior de diversas iniciativas - todas ellas juveniles - que en regiones como Arauca, Villarrica, Cali, Sincelejo, Norte del Cauca, Barrancabermeja, Bogotá y Antioquia resisten a la guerra y al azote constante del militarismo, expresado principalmente en el reclutamiento a jóvenes tanto en áreas rurales como urbanas en cada una de estas regiones. Pero... no tendría sentido visibilizar lo que son las reivindicaciones actuales de estas expresiones antimilitaristas, sin antes poder compartir algunos elementos que hemos podido recuperar de lo que ha sido el trasegar de la lucha por el reconocimiento tanto político como legal de la objeción por conciencia en nuestro País.
Hay que anotar, que hasta hoy, no se cuenta con un ejercicio de sistematización seria que resuelva las imprecisiones que se evidencian al recopilar diversos textos que se han publicado en revistas y en Internet sobre la historia de la objeción por conciencia en nuestro país - la mayoría de ellos elaborados por instituciones, redes de derechos humanos, colectivos de objeción de conciencia de Bogotá y Medellín, y el proceso que existió hasta hace unos tres años de Red de objeción de conciencia Latinoamericana y del Caribe.
Como este texto no es el resultado de un ejercicio de investigación y sistematización disciplinado, correremos el riesgo de manejar al igual que en otros textos, datos imprecisos sobre tiempos, conceptos y acontecimientos, pero sin perder la hilaridad del trasegar político de la lucha antimilitarista expresada hoy en nuevas regiones, con nuevos procesos y desde luego con otras concepciones políticas.
En Colombia la objeción por conciencia como planteamiento político, ético y filosófico llega a comienzos de los 90; de algún modo llegaron a nuestro país las resonancias que causaron los movimientos antimilitaristas originados post conflictos y postguerra (segunda guerra mundial, caída del franquismo, guerra del Vietnam). Movimientos que surgieron como expresión de rechazo y repudio a los estragos causados por la guerra, y que sustentaron su quehacer bajo la consigna “ La guerra es un crimen contra la humanidad, nos comprometemos a no apoyar ningún tipo de guerra, y a luchar por la eliminación de todas sus causas”. La objeción por conciencia como planteamiento ético surgió en el país con los Cuáqueros y la iglesia menonita - expresiones del cristianismo protestante - que se oponían rotundamente según sus convicciones morales y religiosas a que los jóvenes empuñaran las armas, ingresaran a un ejército con el fin de hacerle daño al prójimo.
En el proceso de la reforma de la constitución, se formo una gran coalición en la que participaron los cuáqueros y la iglesia menonita, que para ese entonces ya había constituido su organización social (Justapaz), coalición adscrita a lo que fue el proceso de la asamblea nacional constituyente. En este proceso también participaron ongs, redes de derechos humanos, incluso miembros de partidos políticos tradicionales. Toda esta dinámica generada en el animo de incluir un artículo en el capitulo de derechos fundamentales que reconociera el derecho que todo ciudadano tendría a rechazar la participación en el ejército, por sus convicciones políticas, éticas, filosóficas y morales, tomando como marco de referencia el artículo establecido en la carta de derechos humanos de las Naciones Unidas en la resolución E/CN/4/1987/173 del 10 de Marzo surgida de la convención de Ginebra - Suiza, y donde Colombia voto a favor de respetar el derecho a la objeción por conciencia, pero este voto fue letra muerta, pues hasta ahora ningún gobierno a desarrollado un proyecto de ley que ratifique dicho compromiso y le de piso jurídico al derecho a objetar en nuestro país.
Al final, este proceso arrojo como resultado la aceptación -únicamente- del argumento religioso, reduciendo el planteamiento inicial (Respetar el derecho de todo ciudadano a rechazar el servicio militar por convicciones políticas, éticas, filosóficas) a la libertad de conciencia, es decir: “libertad de culto, creencia, pensamiento y religión como único argumento válido - fuera del marco de la ley 48- para justificar la oposición a las armas y al ejercito, haciendo de las convicciones religiosas, la única herramienta reconocida por la corte constitucional para exceptuar a alguien de la prestación del servicio militar.
En 1994 el joven Luís Gabriel Caldas León fue encarcelado cuando expresó ante la dirección de reclutamiento de Bogotá su negativa a prestar el servicio militar por razones que el mismo denomino pacifistas y noviolentas, declarándose públicamente objetor de conciencia. Por este acto terminaría en la cárcel acusado y juzgado por el delito de deserción, - según el Tribunal Superior Militar- imponiéndole una pena de siete meses en una prisión militar. Durante su encarcelamiento, se activaron interesantes procesos de solidaridad y acompañamiento en Colombia y en otros Países de Europa, siendo los procesos más visibles Amnistía Internacional y algunas organizaciones de derechos humanos de Alemania, España, Bélgica. Por varios meses se realizo una campaña de presión ante organismos gubernamentales, y de cara a la sensibilización social, este proceso aporto reflexiones para entender lo que significa asumir la postura de objetor de conciencia en un contexto de militarización y confrontación armada, pero como no hubo una propuesta clara de seguimiento y acompañamiento a la problemática que partiera de este caso emblemático, finalmente los logros obtenidos se estancan, y los nexos generados de abandonan.
En este mismo año en Medellín, Hamilton Chica Bohórquez con 15 años y de octavo grado del Liceo Marco Fidel Suárez, fue asesinado cuando junto con sus compañeros gritaban en una movilización estudiantil en el centro de la Ciudad: “No al servicio militar obligatorio...No queremos ser asesinos del Pueblo”. Esto ocasionó una sucesión de disturbios que afectaron la vida de los estudiantes, sus familias y la institución escolar, llevándolos a adoptar una posición de objeción colectiva.
Más allá de estos hechos, podríamos decir que se instauró como reflexión política en Colombia la Objeción por Conciencia al servicio militar obligatorio, pero fue solo hasta finales del 96, tras el fortalecimiento de experiencias como el colectivo por la objeción de conciencia en Bogotá, y la definición de una perspectiva antimilitarista desde la Red Juvenil en Medellín, que fueron surgiendo preguntas que posibilitaron una distinción de términos y reflexiones que nos llevaron a diferenciar la objeción parcial, y la objeción por conciencia sustentada en el antimilitarismo, y en la convicción en la filosofía de la noviolencia.
Tanto en Bogotá como en Medellín, las jornadas y desfiles de independencia (20 de Julio), se convirtieron desde el 96 en escenarios propicios para comenzar a visibilizar entre tanta militarización, un planteamiento que se atreviera a cuestionar el militarismo, la utilización de los y las jóvenes en los ejércitos, y que pusiera de manifiesto una postura política que aunque siempre a caminado con sus argumentos y razones en construcción, se ha asumido como alternativa política para empoderar sujetos, incrementar los niveles de conciencia para rechazar la guerra y el reclutamiento: La objeción por Conciencia.
Sería conveniente, -pensando en lo que han sido las preguntas que históricamente han elaborado los movimientos de paz a aquellas personas y organizaciones que promovemos la objeción por conciencia - poder hacer una clara distinción de dos términos que encierran distintas concepciones políticas de lo que es la OxC: (Objeción de Conciencia Parcial y Objeción por Conciencia Antimilitarista): La objeción parcial es la postura que cuestiona el papel de los jóvenes en las fuerzas militares, pero no define ninguna postura de rechazo a la utilización de los jóvenes y al reclutamiento que se ejerce desde los ejércitos insurgentes y los ejércitos para estatales. La objeción por conciencia antimilitarista, cuestiona el papel de los ejércitos en una sociedad, rechaza el reclutamiento a jóvenes venga de donde venga, y rechaza el militarismo, la utilización de la violencia, la confrontación armada como recurso para imponer proyectos de sociedad, para defender ideales o intereses elitistas, y fue este planteamiento el que dio luces para incentivar la generación de procesos de objeción y antimilitarismo en las regiones del país anteriormente mencionadas.
Desde el año 2000 se articularon esfuerzos en las diversas regiones donde surgían expresiones del antimilitarismo, que dieron origen a nuestra primera campaña de difusión y posicionamiento de la objeción por conciencia, la noviolencia y el antimilitarismo en el país: “JUVENTUDES DESDE LA NOVIOLENCIA ACTIVA RESISTIENDO A LA GUERRA” Esta campaña generó bases en lo formativo, en lo comunicativo, en la cualificación para la acción directa noviolenta como método de intervención de los espacios públicos, y trazo un camino a seguir en la consolidación de un movimiento de objeción y antimilitarismo en Colombia. Fruto de este proceso, en los últimos tres años ha sido posible coordinar entre las iniciativas antimilitaristas de las distintas regiones la conmemoración del día mundial de la Objeción por Conciencia (15 de Mayo), con conciertos antimilitaristas y acciones noviolentas, hacer acciones de boicot a jornadas de reclutamiento en cada región, intervenir pacifica y simbólicamente los actos militares del 20 de Julio.
Aunque aún tenemos muchas preguntas, y muchos puntos de desencuentro, las iniciativas que promovemos la objeción y el antimilitarismo en Colombia creemos apasionadamente en que es posible una sociedad que no sea regida por ejércitos, creemos en la construcción de una sociedad que no genere sus cimientos en las practicas del militarismo, tan presentes hoy en nuestras vidas, nuestras escuelas, nuestros hogares, nuestras mentes. Es esta convicción la que nos anima a ir consolidando cada vez más nuestro movimiento.
En el año 2005 dimos un paso importantísimo, creamos la propuesta de Asamblea Nacional de Objetoras y Objetores de Conciencia, una propuesta que pretende fortalecer la perspectiva asamblearia sin necesidad de replicar las tradicionales y obsoletas practicas organizativas de muchos movimientos sociales, partiendo de la idea de que cuando estamos luchando contra el militarismo, hay que promover propuestas organizativas que no repliquen las estructuras jerárquicas y representativas que favorecen la concentración de información, decisiones y poder. No tenemos estatutos, ni mandatos, no nos regimos por ninguna ley, basamos nuestro trabajo en la puesta en práctica - desde luego sin negar que la practica también presenta contradicciones pues este es un proceso de desaprendisaje- de principios como la horizontalidad, la corresponsabilidad, la solidaridad, creemos y ponemos en practica la autogestión, son constructores, participes y deciden en este proceso todas las personas que se asuman como antimilitaristas y que crean en que es posible una sociedad sin guerras, ni ejércitos, asumimos la desobediencia civil como una herramienta de la noviolencia que genera reales transformaciones sociales, que apunta a generar reales alternativas de cambio sin llevarnos a discusiones históricas que encasillan y se convierten en un circulo vicioso alimentado por muchos discursos que promueven el cambio sin generar practicas reales de transformación de los individuos. Creemos desde esta apuesta, que en la medida en que nos atrevamos a generar cambios en nuestra vida cotidiana, a hacer contracultura, es posible abolir los cimientos del militarismo y encontrar nuevas formas de relacionarnos y resolver nuestros conflictos..
Sería atrevido decir que la objeción por conciencia cuenta con un movimiento consolidado en el país, insistimos en que aún son muchas las preguntas y las diferencias que tenemos, pero insistimos en la importancia de que todos los sectores organizados de la sociedad civil que están en contra de la guerra, y en pro de acuerdos humanitarios, puedan reconocer la objeción por conciencia como una alternativa que se plantea desde la juventud para restarle personas y recursos a la guerra, y desde esta perspectiva también es fundamental apoyar, generar redes de difusión y de solidaridad con los procesos antimilitaristas y con los y las jóvenes que se declaran objetores/as por razones de conciencia a los ejércitos, al militarismo y a las guerras.
DEFINIENDO EL CARÁCTER Y LOS ALCANCES DE ESTA LUCHA
Retos y preguntas de las iniciativas antimilitaristas en Colombia
Movimiento
Es habitual que en los espacios que hemos propiciado actualmente para encontrarnos y poder debatir a partir de las reflexiones que genera el quehacer de cada iniciativa antimilitarista, surjan preguntas como ¿somos un movimiento social?, ¿nos interesa visibilizarnos como movimiento?, ¿Cómo se organiza un movimiento social?, ¿Cuál sería la razón de ser de un movimiento antimilitarista? .
De seguro, nos tomará un buen tiempo resolver estos cuestionamientos, lo que si es claro es que todas las iniciativas que nos asumimos como antimilitaristas y estamos desarrollando campañas y procesos en distintas regiones del país, tenemos claro que es importante que no estemos desarticuladas, que generemos estrategias de actuación conjunta, que debatamos en colectivo las visiones, intenciones y planteamientos que se tiene con relación a la objeción por conciencia, que sepamos quienes somos, donde estamos, como nos afecta el contexto en cada localidad, que generemos redes de apoyo, y aunque no se manifieste como un consenso, en perspectiva, todo apunta a que en un mediano plazo, apuestas como la asamblea nacional de objetoras y objetores por conciencia apunten a la consolidación del movimiento antimilitarista.
Sobre el concepto de movimientos sociales se tejen diversas concepciones, se habla de movimientos de masas, de movimientos que se organizan por temas o reivindicaciones comunes, se habla de redes sociales y movimientos para hacer tejido social, existen como granos de arroz las convergencias de paz, las redes de paz, pero no sabríamos decir a partir de nuestra apuesta cual sería el modelo a seguir para consolidar un movimiento antimilitarista, aunque tenemos algunas claridades si de hacer movimiento se trata: Para hacer movimiento se necesita identidad política e ideológica; en otras palabras “compartir un ideal de sociedad”, tener objetivos claros, tejer afinidades y promover practicas solidarias, reconocer la diversidad de pensamiento que puede reunirse dentro de un movimiento, no generar ni replicar estructuras y aparatos - ¿Para que ser movimiento si no nos podemos desprender de las estructuras?. De alguna manera trabajar de manera articulada nos lleva a poner en practica todos estos elementos, y es precisamente esa practica la que va marcando el camino para saber cuándo estamos listos para nombrarnos y asumirnos como movimiento, pues no vasta con querer ser libres, hay que prepararnos para serlo.
Lo Asambleario
Entendemos lo asambleario como una metodología organizativa inspirada en principios solidarios, de corresponsabilidad y de autogestión, que se ponen en práctica haciendo posible el prescindir de las formas organizativas en las que crecimos, caracterizadas por decidirlo todo según el consenso de las mayorías, tendientes a generar aparatos de poder sustentados en el embrujo” de la democracia representativa. Asumimos el reto que significa el hacer rupturas, transgredir los esquemas y las formas que nos enseñaron para tomar decisiones y participar de iniciativas grupales, nadie ha dicho que es fácil, pero todo se origina a partir de un planteamiento simple cargado de voluntad política: No replicaremos las lógicas y formas del poder vertical a las que nos oponemos. A partir de esta reflexión, todo esta por construir, hasta ahora estamos aprendiendo - reunión tras reunión, asamblea tras asamblea- a dar cortos pasos. Procuramos buscar los consensos a la hora de tomar las decisiones, proceso en el cual cada persona nos hace participes de sus ideas, para cada uno/a es un cultivo de paciencia, decidir en colectivo no es posible si dejamos que se imponga la prisa que genera el pensar en el tiempo que transcurre.
Trabajar de manera asambleario permite que cada persona se sienta constructora de una apuesta, fortalece las ideas, las propuestas y sentires que generan identidad, genera ambientes favorables al dialogo constante - incluso desde las subjetividades - facilita la cohesión grupal y genera un nexo coherente entre los ideales de cambio y los métodos organizativos promovidos para conseguir los cambios, en nuestro caso la apuesta por el antimilitarismo, entendido como un trabajo constante que aporte a la abolición de los ejércitos, del militarismo y la militarización de la sociedad esta totalmente relacionado con la puesta en practica de los principios de organización y toma de decisiones de manera asamblearia. En lo que a sido la apuesta de la asamblea nacional de objetoras y objetores por conciencia, hay muchos retos que nos plantea la adopción de esta metodología, en principio asumiendo que aún carece de contenidos políticos, que es necesario analizar mucho más como se han tejido las propuestas organizativas asamblearias de movimientos antimilitaristas de otros países, con el animo no de replicar al pie de la letra, sino de contextualizar a partir de los elementos que consideremos nos pueden aportar para fortalecer en la practica la forma de trabajo asamblearia.
Elaboró:
Leonardo Jiménez
objetor por conciencia . Red Juvenil de Medellín
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