En el mundo todos los países disponen de un ejército propio o de un organismo superior con fuerzas armadas que lo protege. Los estados legitiman el uso de la violencia con el argumento de la defensa “de la seguridad del territorio nacional”. Así, pues, a lo largo de la historia y de manera constante se ha difundido la idea que existe un enemigo exterior que en cualquier momento puede atacar y poner fin a la paz establecida.
Miquel González, Materiales de Trabajo, núm. 34 (junio 2008)
Hoy en día nuestros enemigos exteriores son grupos radicales islámicos y determinados estados no capitalistas. Los medios de comunicación se encargan enérgicamente de que captemos que el terrorismo, el enemigo, está amenazándonos en todo momento. Al ciudadano se le atemoriza con la idea que estos grupos y países representan una gran amenaza para la estabilidad de su vida. Bajo esta presión, este ciudadano cede parte de su libertad individual a cambio de «seguridad». De esta manera el gasto militar aumenta. Eso sí, sin que la sociedad tenga la palabra a la hora de opinar sobre las tareas, la organización o las competencias de los ejércitos, que están fuera del debate público. Estos temas son delegados a un reducido número de personas consideradas expertas en la materia.
Los ejércitos, sin embargo, son cada vez más mal vistos por diferentes segmentos de la población. Por eso es por lo que cuando la justificación del “enemigo exterior” no funciona se opta por herramientas más sutiles. La profesionalización y la artificiosa humanización de los ejércitos son otras vías por intentar legitimar la existencia de las fuerzas armadas. La justificación de intervenir militarmente para proteger y ayudar a los demás, además, es una forma muy eficaz para reforzar e incrementar presupuestos y gastos militares.
Un buen ejemplo en España de humanización del ejército es el caso de la Unidad Militar de Emergencias (UME). La UME se creó a raíz de los incendios que se sufrieron en España durante el verano del 2005. Se trata de un cuerpo especializado dentro las Fuerzas Armadas que tiene el objetivo de paliar los efectos de las catástrofes.
La UME, operativa desde el verano de 2007, interviene en casos de emergencia relacionados, principalmente, con riesgos naturales (como incendios, inundaciones, nevadas y terremotos) y riesgos tecnológicos (químico, nuclear, radiológico o biológico). Depende del Ministerio del Interior en los supuestos de emergencias declaradas de interés nacional, y de los responsables de protección civil de las comunidades autónomas afectadas, en los otros casos.
Este nuevo instrumento del ejército español, de ayuda a la sociedad en caso de desastre, añade competencias civiles a un órgano puramente militar con la intención de actualizar y reformar las Fuerzas Armadas en un momento de plena decadencia. No es una coincidencia que el presupuesto de Defensa para el 2007 haya sido el más alto de los últimos veinte años.
Tabla 1: La Unidad
Militar de Emergencias 2008
Presupuesto |
4.500 millones de euros |
Efectivos |
4.310 (434 oficiales, 822 suboficiales y 3054 |
Bases en |
- Torrejón de Ardoz (Madrid) - Morón de la Frontera (Sevilla) - Bétera (València) - Zaragoza - San Andrés del Rabanedo (León) - Gando (Las Palmas) - Los Rodeos (Tenerife) |
Aeronaves y vehículos |
24 aviones, 19 helicópteros y 400 vehículos |
Fuente: elaboración
propia
El carácter civil-militar que ahora ha tomado el ejército español crea un mensaje contradictorio: los militares no son actores humanitarios puesto que su razón de ser es exclusivamente de defensa. De hecho, Javier Solana, representante de exteriores de la UE, ha afirmado que la división civil-militar del ejército es inadecuada, así como el hecho que los militares acudan como ayuda humanitaria en los primeros momentos de un desastre natural.
El Estado español, en lugar de dar más autoridad al ejército, debería haber reforzado los cuerpos de protección civil, porque se trata de cuerpos no militares que tienen la misión de apoyar a la sociedad. Además, bomberos, guardia civil, policía autonómica, guardas forestales, entre otros cuerpos civiles, son tradicionalmente los primeros en reaccionar y afrontar los desastres, mientras que la UME está dispersa por el territorio y en consecuencia su tiempo de reacción es más lento. Es por este principio de subsidiariedad, y porque son órganos no militarizados que son más eficientes y, por lo tanto, tiene más sentido dotar con mayores recursos los cuerpos ya existentes de protección civil que no crear otros nuevos.
En definitiva, no tiene sentido que los ejércitos se dediquen a tareas civiles o humanitarias, porque su objetivo es, y continuará siendo, someter a los pueblos a la obediencia a través del uso de la violencia.
Entonces, ¿para qué sirven los ejércitos actuales? ¿Están los países occidentales, con los mayores ejércitos del mundo, amenazados por algún enemigo? ¿No sería más bien al contrario, que el resto de países debería tener miedo de Occidente y de su abismal ingeniería militar? ¿Dónde han quedado la diplomacia y el diálogo, instrumentos tan valorados en nuestras democracias? ¿Podemos resolver los conflictos a través de la guerra y la destrucción?
Los ejércitos tienen la principal misión de defender los intereses económicos y políticos de gobiernos y de diferentes grupos de presión a través del uso de la violencia. Los ejércitos son los instrumentos de las élites imperialistas que se alimentan del uso de la fuerza con fines muy particulares. Los gobiernos, sus medios, se ven a menudo plegados ante su enorme presión y ceden mientras agrandan la figura de un enemigo exterior y la urgencia de la defensa nacional. Sabemos de sobra, y así nos lo ha demostrado la experiencia, que la única vía para la resolución de los conflictos es a través de la palabra y la razón, porque la violencia sólo genera más violencia. Los ejércitos, en definitiva, benefician a una minoría y destruyen y engañan el resto de la sociedad.
Artículo en catalán:
http://www.justiciaipau.org/centred...
Unidad Militar de Emergencias (UME): ¿hacia un militarismo de corte fascista?