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Borja Ventura, Periodista Digital

Testimonio del soldado al que PP y PSOE abandonaron a su suerte

Testimonio del soldado al que PP y PSOE abandonaron a su suerte

Las conclusiones del hombre no van muy allá, ya sabemos que no les pagan precisamente por pensar, pero sus declaraciones contienen informaciones muy reveladoras

Sergio Santisteban, Sargento de Infantería que intervino en Irak

Testimonio del soldado al que PP y PSOE abandonaron a su suerte
Sergio Santisteban

Militar canario de 31 años de edad residente en Córdoba.
Casado y con dos hijos.
Sargento de Infantería.
Participó en la guerra de Bosnia en el año 1994.
Formó parte del contingente español en Irak entre los años 2003 y 2004.

Le dije a un amigo: "si a ellos les dan la Cruz Roja por la operación
en el Perejil, a nosotros ¿qué nos van a dar?"
Por Borja Ventura

Periodista Digital

Miércoles, 23 de noviembre 2005

Su nombre es Sergio Santisteban, y es Sargento de Infantería. Ha
participado en dos guerras, la de Bosnia y la de Irak. En ella fue
herido, pero ese fue sólo el principio de sus penurias. Una serie de
negligencias en la repatriación y en la atención médica le arrastraron a
una situación psiquiátrica crítica, con episodios de alcoholismo e
intentos de suicidio.
Ahora, como delegado de la Asociación Unificada de
Militares Españoles (AUME), cuenta su historia para que la gente sepa
qué pasó. "Miedo no le voy a tener a un general o un ministro porque no
le vaya a gustar lo que digo«, afirma.»No culpo a las instituciones militares, sino a los dirigentes",
sentencia: ni el anterior ni el actual Gobierno se han hecho cargo de su
situación, y por eso ha decidido hablar. De baja médica en su casa de
Córdoba, cuenta a Periodista Digital su traumática experiencia tras la
guerra, no únicamente en Irak, sino también en España. Desde AUME han
apoyado desde el principio la causa de este joven militar, que
únicamente reclama el reconocimiento como herido en combate,
reconocimiento que el Gobierno le niega.

Pregunta: Usted estuvo en Irak, pero fue herido...

El 11 de febrero de 2004 recibimos el ataque: una granada explotó a dos
metros de nosotros e hirió a mi alférez y a mí. Como mi alférez quedó
más incapacitado que yo en ese momento, asumí el mando. Y tenía dos
opciones, o replegarme, o hacer lo que los norteamericanos: coger un par
de camiones BMR rigurosamente armados y fundir la calle, con lo que se
hubieran producido daños colaterales
. Pero no, preferimos hacer lo
primero, y nadie causó baja, ni civil, ni militar. Allí en Irak fui
operado, pero como podrás imaginar, las condiciones sanitarias no son
las mejores posibles. Imagínate que cuando nos despedimos el día 25 para
volver a España el capitán que me auscultó el brazo nos dijo que nos
veríamos en Zaragoza; le pregunté por qué, y me dijo "cuando nos
denunciéis«, y añadió, »pero que sepas que dispongo de un seguro de 250
millones de pesetas para estos casos". Imagínate que tu médico te opera
y te dice eso.
No puedo hacer valoraciones médicas de lo que me
hicieron, pero estoy totalmente conforme con la actuación que tuvieron
dadas las circunstancias.

P: ¿Pero?

Detalles como que reconocimos la voz de Almudena Ariza, de TV1, mientras
estábamos en el hospital de campaña; intentó entrar, pero no le dejaron
alegando que estábamos en estado de reposo. ¿Qué reposo, si habían
venido más de cincuenta compañeros? ¿Por qué este ocultismo?

P: También tuvo problemas con la repatriación...

La evacuación fue quince días después de haber recibido el ataque. Se
dijo que lo nuestro era una baja rutinaria, tanto la mía como la del
alférez: quien dijo esto no tiene otra palabra que la de sinvergüenza.
Éramos heridos graves, pero este hombre nos calificó como baja
rutinaria. Fue el mismo que me auscultó el oído y me dijo que no tenía
nada, hasta que un capitán médico nicaragüense me vio y dijo que lo que
tenía perforado. Me parece que los conocimientos a este respecto del
ejército español son casi nulos, porque yo me pregunto cuándo fue la
última vez que el entamos en combate: hace mucho como para decir que era
una baja rutinaria, ¿no?.

P: ¿Por qué cree que se retrasó tanto su repatriación?

No pongo en duda que se iniciaran los trámites necesarios para la
repatriación, pero algo pasó. No quiero hacer valoraciones políticas,
pero recuerdo que el 20 de febrero hubieron movilizaciones en España por
la guerra en Irak: ¿interesaba tener dos heridos graves en el hospital
Gomez de Ulla? Yo creo que no
. Es algo que hay que denunciar, no sólo
por lo que ya pasó, sino para evitar que se repita.

P: ¿Qué pasó al ir a volver a España?

Al ir a embarcar en un Hércules para regresar a España hablé con una
capitán médico. Al identificarme me dijo "¿ustedes son los del 11 de
febrero, llevamos desde el día 13 de febrero para repatriarles". Más
tarde hablé con una soldado y le pregunté cómo estaba y me dijo que no
muy bien porque llevaba "catorce días encerrada en una base
norteamericana en Kuwait y los mandos van por ahí paseando y yo aquí
metida". Es decir, esperaron esos días antes de traernos de vuelta
mientras permanecíamos heridos fuera de nuestro país. Se pidió al Asesor
Técnico del Ministerio de Defensa que lo investigara, pero aún no ha
habido respuesta, porque no interesa.

P: ¿Qué les dijeron al respecto del retraso?

El informe dice taxativamente que no había un avión disponible: sé que
en esos días un Hércules del ejército viajó a Guantánamo para traer a
España a un presunto terrorista, pero a juzgar por lo que dice el
informe se podría decir que el ejército del aire sólo tiene un avión
disponible, pero no, me parece que el ejército del aire tiene muchos más
aviones. La madre del alférez llamó al ministro Trillo para expresarle
su descontento porque se fuera a llevar a España a un presunto
terrorista mientras su hijo y un compañero esperaban: aquí militares
somos todos, no sólo los que vestimos uniforme, sino también nuestros
familiares. Por fin llegamos la madrugada del 26 de febrero de 2004,
unos catorce días después de haber sufrido el ataque.

Vuelta a España

P: ¿Qué pasó al llegar a España?

Llegamos a las cuatro de la madrugada al aeropuerto de Torrejón de
Ardoz. Iba bajando yo del avión con los seis petates en una mano, ya que
tenía la otra herida, tres míos y tres del alférez, en presencia de todo
el personal, que permaneció impasible. Mi esposa pidió permiso al
comandante que asistía en representación de mi unidad para venir a
abrazarme, y al acercarse un guardia de seguridad motivado por un
funcionario le empujó. Eso nada más llegar. Me pregunto por qué esto.
Según nos dijo el ministerio de Defensa, en el hospital había cierto
malestar por un cambio en la dirección.

P: Pero en el hospital las cosas no mejoraron

Nos atendieron tras doce horas de espera, cuando mi mujer protestó. No
nos hicieron diagnóstico alguno: el diagnóstico de entrada fue el que
traíamos de Irak. En el informe que hicieron se decía "según la
documentación que aportaban", que era la nuestra, porque no hicieron
ningún diagnóstico, se decían muchas cosas... Yo calificaría el informe
de mentira, a parte de vacilante. En él consta que fuimos heridos en
servicio; obviamente no estabamos allí de vacaciones. Y para el
Gobierno, no existe ningua diferencia entre ser herido en combate o ser
herido en un atentado terrorista.

P: ¿Atendieron sus heridas en el hospital?

No recibimos atención alguna a las heridas. Dicen que nuestro
descontento estaba en las condiciones en la que nos trasladaban dentro
del hospital, por las que el capitán a cargo del hospital nos pidió
disculpas: iba yo con el brazo enyesado y empujando la silla de ruedas
de mi alférez. Pero no, no era por eso. Sólo daré un ejemplo: para un
análisis de orina, en nuestro estado, mientras el alférez se sostenía,
yo aguantaba en vaso de plástico con el que se llenaban las probetas,
con el consecuente manchurrón, dadas nuestras condiciones, de orina del
alférez en mi camisa. Todo esto en presencia de una enfermera que se
limitaba a leer una revista del corazón. Encima en el informe expresa su
constante preocupación porque, según dicen, se hicieron cargo de
nosotros desde el primer momento.

P: Ante los hechos ¿qué hizo?

Pedí el alta voluntaria en el hospital para irme a Córdoba a que me
atendieran; allí llegué la noche del 27 de febrero de 2004, es decir,
dieciséis días después del atentado. Imagina la cara de nuestros
familiares al vernos salir del hospital al alférez en silla de ruedes y
yo tirando de ella. Fuimos a Córdoba, donde sí recibimos una atención
médica conveniente: dado el retraso, no pudieron operarme en
condiciones hasta el día 15 de marzo a causa de la hinchazón que tenía.
Es decir, que ya había pasado un mes y cuatro días desde el atentado. Y
luego, además, me enviaron desde Madrid un volante de citación para el 5
de marzo, para que volviera; algo inconcebible.

P: ¿Qué es lo que reclama?

Un reconocimiento o recompensa a los trece hombres bajo mi mando:
soldados contratados que, ante una situación en que cualquier hombre
hubiera tenido miedo y su primer impulso hubiera sido irse corriendo, se
quedaron allí para proteger a sus mandos y llevar a cabo acciones
militares coherentes. Me gustaría preguntarle al pueblo qué prefieren:
condecorar a soldados como estos o a generales. Cada noche doy gracias a
Dios porque a ninguno de mis soldados les pasó nada más grave que a
nosotros. Y a mí que me reconozcan como herido en combate, pero como no
nos lo concedieron, mi mujer solicitó que me declararan como vícitima
del terrorismo. Pero la resupuesta vino de la señora Vicepresidenta del
Gobierno, señora por llamarla de alguna manera, que nos envía una carta
firmada en la que me explica que no reúno las condiciones para el
reconocimiento como víctima del terrorismo. Por ello, resuelven denegar
el reconocimiento civil como víctima del terrorismo, y dice que puedo
recurrir la decisión mediante un recurso contencioso administrativo.

P: ¿Tuvo usted o su unidad algún tipo de reconocimiento?

Irak es una guerra que no vende, que parece haberle sentado mal a
España. Pero eso no es mi culpa ni la de mis hombres, ni de ninguno de
los que hemos estado pegando tiros allí. Ha sido una auténtica
desvergüenza para las Fuerzas Armadas. Perdón por el comentario, pero
creo que todo perro necesita su galletita, todos necesitan su
felicitación. Pero a nosotros nada, y como eres militar, te callas la
boquita. Los jefes militares operaron con la técnica del avestruz, "yo
escondo la cabeza y a mí que no me manchen". Cuando el señor Aznar
entregó 65 condecoraciones por lo de Perejil... todavía como militar no
salgo de mi asombro. Al llegar a España le dije a un amigo mío, si a
ellos les dan la Cruz Roja por la operación en el Perejil, a nosotros
¿qué nos van a dar? Pero no, en la guerra se llevaron a cabo más de
quinientas acciones de combate, con trescientos hombres de infantería de
la legión y más de mil de apoyo al mando y de apoyo logístico. Sin
embargo, sólo se dieron 28 medallas. El Gobierno se llevó un abucheo de
los asistentes por el tacañismo a la hora de condecorar.¿Así se paga a
los que vienen a la guerra?

P: ¿Mejoró algo con el cambio de Gobierno?

No. Un cambio de Gobierno implica un traspaso de responsabilidades:
cuando uno asume el Gobierno, asume todas las responsabilidades que
tiene. Creo que deberíamos recibir todo el apoyo de nuestro país, que
para eso estamos.

P: ¿Qué conclusiones saca de todo lo sucedido?

La finalidad del militar es la guerra, no las ONG, aunque suene mal
decirlo.
A mí un capitán inglés me dijo en castellano: "los españoles
sois unos tontopollas porque sois el único ejército que está desplegado
en Irak como ayuda humanitaria". Esto en un contexto bélico no se lo
cree ni el Tato. Misión humanitaria fue en Bosnia, que ibas con un casco
azul y te decía que como pegaras un tiro, acababas en la cárcel. Pero
Irak no fue lo que nos vendieron: no fuimos voluntarios. En Bosnia
actuamos como un ejército ejemplar, reconocido por todos, y ahora hemos
vuelto con el rabo entre las piernas. Nosotros estábamos pegando tiros
allí, no estábamos repartiendo garrafas de agua como quieren hacer
creer. Creo que en Mozambique hay mejores condiciones que las que
teníamos nosotros en Diwaniya: aún me duelen los dientes cuando me los
lavo por culpa del gasoil que había en los contenedores del agua;
aquello rozaba lo inhumano. Pero eres militar y te las callas, hasta
cierto punto.

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