Fuente: Revista Española de Defensa.
Según explica la Revista Española de Defensa, órgano de propaganda del Ministerio de Defensa en su artículo titulado “¿Qué opina la sociedad española de sus fuerzas armadas?” correspondiente a su revista de mayo de 2009, somos más de un 7% (un uno por ciento menos que en el año 1997) los que opinamos que los ejércitos deben ser abolidos. Somos pocos y esto nos tiene que llevar a una cierta reflexión sobre cómo, con qué propuestas y con qué visibilidad estamos llevando adelante el trabajo, porque tal vez parte del problema resida ahí.
Pero si tenemos en cuenta el índice de militancia que mantienen partidos políticos, sindicatos y otras instancias que nos sobrerepresentan, resultará que el 7% de población es más población que la militancia de todos estos aparatos juntos, lo que quiere decir que no va tan mal la cosa o, mirado desde otro punto de vista, que nuestra preferencia no es atendida por estos supuestos representantes.
Si a ello sumamos que según la revista seis de cada diez españoles están satisfechos con el papel de las fuerzas Armadas y 4 de cada 10 no, parece que el 7 por ciento de antimilitaristas al menos se ve acompañado con cerca de un 33 por ciento de otros desafectos no contabilizados como antimilitaristas (¿será que sólo son críticos?).
Dice el Ministerio de Defensa que quizas como reflejo del pasado los españoles se inclinan hacia le pacifismo pero que esto no quere decir que sean antimilitaristas. Curiosa reflexión que no venía a cuento y que desvela a las claras preocupaciones más que evidentes del militarismo carpetano.
Ahora bien, si los que queremos abolir el ejército somos pocos, los que quieren incrementar los gastos militares son sólo cerca del 25del total de población, frente a por encima del 30 % que quiere que disminuyan y un tercio que no sabe no contesta. Según la revista de la defensa esto ocurre porque la sociedad española no se ha dado cuenta aún de lo que supone tener el ejército que tenemos, pero nosotros pensamos que, justamente, lo que ocurre es lo contrario, que se ha dado cuenta y no quiere este tipo de indeseables gastos insensatos.