España, 28/12/06- El viceconsejero de Inmigración de Canarias, Froilán Rodríguez, afirmó que unos 6.000 inmigrantes africanos han muerto cuando trataban de alcanzar las costas canarias en 2006, año durante el cual el número de ilegales que alcanzó el archipiélago se multiplicó media docena de veces.
“En las costas canarias y africanas se han recuperado unos 600 cadáveres este año y el número total de fallecidos es unas diez veces esa cifra. Estamos hablando de una cifra dramática”, dijo Rodríguez en declaraciones recogidas por la Cadena Ser.
Por su parte, el diario El País informó que fueron más de 30 mil los inmigrantes que llegaron en 2006 en cayucos, casi igual cantidad que los registrados desde 2002 hasta 2005.
Según el diario, el auge se debe a varios factores, entre ellos el cambio desde las pateras, con una media de unas 40 personas a bordo, hasta los cayucos, con capacidad de hasta 100 de promedio, el abaratamiento de los viajes irregulares y la mayor experiencia de los pilotos.
La llegada del primer cayuco a Canarias desde la costa Este de África, en noviembre de 2005, abrió una nueva ruta para los miles de subsaharianos a los que la pobreza empuja hacia el norte, explica la publicación.
Hacinados, los africanos arriesgan su vida en un desplazamiento que puede llegar a 2.000 kilómetros, desde las costas de Mauritania y Senegal a España, para encontrar trabajo en Europa.
“Salto espectacular”
El delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, admitió que el salto es espectacular, y que ha puesto en jaque a todos los servicios asistenciales de las islas, ha obligado al Gobierno a desplegar una fuerte ofensiva diplomática por África para intentar frenar el fenómeno y ha situado la inmigración en el núcleo de la agenda política de la Unión Europea.
“Es espectacular también -añade Segura-, porque ha obligado a trasladar a la Península a casi 20 mil extranjeros, para aliviar los centros de internamiento de Canarias. El cambio en el tipo de embarcaciones y en las rutas de viaje ha sido definitivo”, explica.
Hasta el año pasado el grueso de la inmigración por mar embarcaba en pateras en las costas de la antigua provincia española del Sahara, señala el funcionario, lo que obligaba a los subsaharianos a viajar durante meses por el continente hasta alcanzar las costas de Marruecos.
Ahora no. La salida se efectúa desde países del corazón de África, como Mauritania, Senegal o Guinea, donde hay miles de cayucos (pirogues les llaman en la zona) de pesca, lo que abarata los costos y la dureza del viaje por tierra. Las pateras, que llegaban con una media de 40 o 50 personas, han dejado paso a los cayucos, donde llegan de 100 en 100, o más. La nueva embarcación es más segura, más marinera, y los patrones, mucho más experimentados.